En un artículo que ha tenido máxima difusión en las redes de Podemos, el diario El Mundo señalaba que los Anticapitalistas andaluces estaban buscando una alianza con el errejonismo. Todo en base a un texto, del cual no aportan prueba alguna, de mayo pasado sobre estrategia a implementar por Podemos Andalucía. También se afirma que la ruta hacia la escisión se viene produciendo a cara descubierta y que la decisión de situar a Esperanza Gómez como senadora es claro indicio de esa unión futura con Íñigo Errejón. ¿Se podría dar esa confluencia? En política todo es posible sin duda, pero analizando ambas posiciones y viendo todo en los distintos escenarios las dudas surgen.

Unas dudas que en el propio documento quedan reflejadas, tal y como recoge el artículo: “Nuestra hipótesis es la de crear un sujeto político propio y amplio en Andalucía que hegemonizaríamos nosotras pero que compartiríamos con otras corrientes con las que tenemos diferencias estratégicas. Trataríamos de buscar una alianza para el proceso con el sector post Errejonista con cierto peso en Málaga, con el sector de La Nave de Málaga y con muchas personas independientes, más sectores andalucistas de izquierda”. Hemos puesto en negrita “sector post-errejonista” porque ahí está el posible engaño o confusión. El sector post-errejonista es aquel que en su momento apoyó en Vistalegre II a Errejón y que luego fueron pasados a cuchillo. Nadie dice que hoy estén en el errejonismo, de hecho siguen dentro de Podemos. Lo que sí afirman, algo que llevan diciendo desde hace dos años como poco cuando Pablo Echenique entró como Lavrenti Beria en las federaciones, es que quieren que Podemos, o lo que resulte como nombre, sea completamente autónomo en Andalucía. La buena recepción que tuvo Adelante Andalucía, que no piensan dejar de momento, les ha animado a llevar adelante esa separación debido al centralismo y la burocratización de Podemos-Ejecutiva. Pero esto es algo muy conocido.

En el texto se admite, por tanto, recuperar a personas que tienen una posición muy sólida en ciertas comarcas y ciudades y que no son pablistas. Sólo eso. En ningún momento afirman unirse a Errejón. Entre otras cosas porque, como conocen por los camaradas de Madrid, Más Madrid tampoco es la panacea de lo democrático y lo libertario. Quieren hacer como hizo Errejón y desgajarse de Podemos, con la diferencia de que se haría desde la propia dirección de Podemos Andalucía, pero no que se vayan a unir a los populistas. Ni que los populistas les vayan a aceptar como compañeros de viaje. De hecho el acuerdo Iglesias-Errejón tuvo como primera medida llevarse por delante en la Asamblea de Madrid a una magnífica portavoz, vinculada a los “anticapis”, como Lorena Ruíz Huerta. Una decisión que no gustó al secretario general de la época Ramón Espinar, pero que se envainó por crear buen ambiente.

Teresa Rodríguez no es la primera vez que quiere desgajarse. Ahora, viendo que ni hay un Vistalegre III para pensar Podemos y analizar otros caminos, ni que la dirección sale de su cerrazón, pues se lanza a algo que tendrá que ser decidido por la propia organización en una Conferencia Política y una votación posterior. Un doble mecanismo para evitar interferencias y trampas digitales. De ahí a juntarse a Errejón dista un camino muy largo. Los anticapitalistas comparten poco con el errejonismo. De hecho ese olor a clase trabajadora que tienen aquéllos no es que sea muy del gusto de Errejón. Cuando se refería a Podemos como post-comunistas excluía directamente las posiciones de IU y de Anticapitalistas. Que puedan llegar a acuerdos estratégicos sí. Como han hecho en el Senado. Que se unan es bastante más complicado porque sus programas difieren en puntos esenciales.

Más País, o como quiera que pudiese llegar a llamarse, está en lo postmoderno, en el populismo más académico o laclauiano de arriba-abajo, en lo subjetivo, en el análisis nacionalista, en lo diverso. Por su parte, Anticapitalistas no llegan a esos extremos. La lucha siempre en favor de los oprimidos, un neomarxismo aderezado de altermundismo y otras influencias es su base, la lucha permanente contra la clase dominante es parte de su estrategia, entre otras cuestiones. Todo esto no encaja estratégica, ni ideológicamente en el errejonismo. Son posiciones muy contradictorias, precisamente, porque los “anticapis” denuncian todas las contradicciones del sistema capitalista para acabar con él (no hoy, ni mañana, sino luchando cada día para que cuando llegue el acontecimiento, que dirían Alain Badiou y Daniel Bensaid, estar preparados). El errejonismo ni quiere acabar con el capitalismo, ni cree en la lucha salvo en la parte agonística de la lucha de los de arriba y los de abajo, una lucha que sólo pretende quitar algo a los de arriba para que los de abajo no sufran injusticias. Lo que no deja de ser una posición socialdemócrata light trufada de un populismo que no es de izquierda, ni de derechas.

Nadie puede poner la mano en el fuego por estrategias posibles a futuro, pero una unión entre Errejón y Rodríguez es cuanto menos complicada. Es más fácil que Errejón vacíe Podemos llevándose a antiguos cuadros de la formación morada y alguno actual, que se nutra de gente del PSOE o de Equo antes que unirse a Anticapitalistas. Sus estrategias a corto, medio y largo plazo chocan frontalmente. Porque una cosa es unirse en el Senado para minar la moral de Pablo Iglesias y otra entrar a formar parte del movimiento errejonista. Mientras que Errejón quiere la mayoría absoluta para instaurar el Estado populista, burocrático, nacionalista y con culto a la personalidad, los Anticapitalistas van paso a paso desde su “minoría absoluta” pero implicada en la lucha (teoría y praxis), huyendo de lo que el errejonismo propugna. Unidad frente a la derecha, pero poco más. Errejón, además, no aceptaría una fuerza como Podemos Andalucía-Adelante Andalucía autónoma, lo que lleva al mismo callejón sin salida. Más bien huele a estrategia mediática para dotar a Errejón de legitimidad frente a Iglesias.

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