Les puede resultar increíble que un pensador ya fallecido pueda dar o quitar la razón a un dirigente político que está en activo. Por suerte, la virtud que tienen los pensadores, cuando piensan y no copian a otros como sucede en la actualidad con pasmosa facilidad, es que sus análisis pueden servir en coyunturas similares pasado el tiempo. En una recopilación de artículo escritos en Le Monde sobre el fracaso de la Unión de la Izquierda en las elecciones francesas de 1978 (Lo que no puede durar en el Partido Comunista Francés, Siglo XII Editores), el pensador se queja amargamente sobre la falta de capacidad crítica, más bien de autocrítica, del secretario general del PCF, George Marchais, y del Buró Político. Incide Louis Althusser no sólo en esa carencia y en el cierre sistémico perpetrado en el partido (algo habitual en los partidos actuales), sino en las evasivas que todo lo mandan hacia lo futuro sin ver lo que ha salido mal hoy, más la carencia de análisis de las contradicciones que se producen con la actuación de unos y otros (habla también de la pérdida de utilización del marxismo para el análisis y cómo se oculta la lucha de clases en el mismo pero no viene al caso).

Ocurre en España que sucede algo similar. En Podemos, su dirigencia con Pablo Iglesias al frente, se dedican a decir, como hacía Marchais, que la culpa de todo es del PSOE que únicamente está al servicio del bloque en el poder, que prefiere pactar con las derechas y que sólo que una verdadera izquierda. Lean a quien lean, escuchen a quien escuchen del entorno podemita, ese mantra se repite constantemente. Ya nos preguntamos en su momento por las ansias de pactar de Podemos con el PSOE si consideraban al PSOE como neoliberal y no insistiremos. Una excusa simple para no ver las propias contradicciones, aunque en algún momento, especialmente viendo a José Luis Ábalos pedir la abstención, pueda parecer real, y no querer explicar los porqués de tantos errores. Son las propias contradicciones de Podemos y de Iglesias las que provocan que pierdan la razón día tras día y no se percaten de la ruina que se les puede venir en el futuro inmediato.

1.) Nunca han puesto por delante lo programático. El mayor error de Iglesias ha sido dejar de lado cualquier aspecto programático y no ponerlo por delante de la negociación. Pedro Sánchez, frente a los mismos puntos que presentaron con casi tres meses de retraso, habría tenido más complicado no sentarse a negociar después de las elecciones locales, si Iglesias hubiese insistido en sentarse a hablar de programa común de la izquierda. No lo hizo y generó una contradicción entre los principios que dice defender (el bien común de los de abajo) y las políticas públicas a desarrollar por un gobierno progresista. Hasta agosto no respondieron, paradójicamente, a una propuesta de programa que había presentado el PSOE a principios de julio. Un mes sin interesarse por lo tangible para la ciudadanía y queriendo ganar el relato de que Sánchez es de derechas. Si aceptaba entrar en el gobierno sin programa, entonces ¿aceptan en Podemos las políticas de derechas que supuestamente llevaría a cabo el PSOE en solitario? Dirían que gracias a ellos no, pero ¿qué pruebas reales tenemos de esa afirmación si no existe programa que sustente al acuerdo?

Louis Althusser

2.) Insistencia en los cargos para los fieles. No se ha dado cuenta Iglesias, en parte por el miedo a perder el control tras una derrota, en parte por la propia subjetividad inherente a su persona, de que insistir en la vicepresidencia es una contradicción ética. Irene Montero, hasta el momento, ha podido demostrar que es una buen oradora, pero no se sabe qué más puede ofrecer salvo (esto seguramente lo hayan tenido en cuenta en el PSOE) ser la espía del secretario general de Podemos en el Gobierno. Además, está el componente ético de la familia que si en la derecha es obviado constantemente (la hermana de Juan Manuel Moreno Bonilla, por ejemplo) en la izquierda no es aceptado así como así (véase lo ocurrido con la hermana enchufada de la alcaldesa Noelia Posse). Actúa Iglesias, al pedir que la vicepresidencia tuviese ya el nombre de Montero, de tal forma que es normal que las críticas sobre los Ceaucescu o los Perón cobren mucho sentido en el imaginario de las personas del común. Lo mismo puede decirse de la exclusión del coordinador de IU, Alberto Garzón, de las negociaciones (aunque estuvo a punto de conseguir el acuerdo él en julio) mostrando que no se fía de él. Bien porque le puede quitar proyección personal, bien porque no se fía de él. ¿Cómo explicar estas contradicciones?

3.) Subalternidad o complementariedad. En todo este espacio de tiempo no ha salido de las tripas de Podemos una mínima reflexión sobre la conveniencia de ser subalternos al PSOE o ser complementarios. Algo que supondría estar en el Gobierno trasformar el propio espíritu dejando las posiciones de alteridad en el limbo. Pasar a ser un partido/movimiento subalterno, como mucho un Pepito Grillo, del PSOE y caminar hacia la socialdemocratización que se viene vislumbrando en los últimos tiempos. Dejar de ser un movimiento que busca la alternativa, no sólo al PSOE sino al sistema, es algo que ni se ha planteado en la dirección de Podemos. Aceptar sin más la estructura ideológica del sistema, mostrar que se es de la bohemia burguesa, ser postmodernos pero no alternativos son cuestiones que vienen acompañadas de la insistencia en entrar en el gobierno. Podría haber optado por la complementariedad para mantener lo que le es inmanente, al menos sobre el papel (que lo aguanta todo), y estar afuera del gobierno en estado vigilante ofreciendo alternativas. Pero esta opción se ha negado siempre desde la dirección porque sólo se quieren canonjías sin necesidad de programa. No les importa ser subalternos con ministerios y coche oficial.

4.) Cargos para salvar Podemos. La mayor contradicción que se encierra en la formación morada es la necesidad de obtener cargos institucionales para la propia supervivencia. Es intrínseco al desarrollo de los movimientos sin estructura partidista asentada la necesidad del acceso a cuantos más cargos públicos mejor. En tanto en cuanto quedan fuera del poder institucional el movimiento se diluye. No extraña que en La Rioja matasen por cargos o a nivel estatal hayan dejado postrado lo programático para sólo hablar de cargos y coalición. Sin esos cargos todo el entramado del movimiento se diluye y se pierde la posibilidad de sostenimiento de las redes internas de poder (cuadros, funcionarios y altos cargos), algo que está ocurriendo en Podemos. Iglesias es hoy un dirigente político que se sostiene sobre la nada en buena medida, sobre una inexistente estructura política. Sólo le queda la estructura personal del poder central. No extraña, entonces, que se haya lanzado contra Teresa Rodríguez en Andalucía para hacerse con algo más de estructura (el día 13 de septiembre estuvo Rafael Mayoral haciendo el trabajo sucio en Sevilla).

5.) Inexistencia de democracia interna. No es privativo de Podemos esta carencia sino de la mayoría de los partidos políticos. En cuanto hay una oligarquía en el poder se olvidan de los buenos momentos y las promesas de democracia que les auparon al mismo. Pero no siendo privativo de Podemos, lo que acontece en la formación morada es más grave pues su mayor apuesta era articular los círculos para hacer llegar a la cúpula las propuestas de la base tras período de debate. No existe debate alguno ya, desde hace tiempo, en Podemos. Las consultas sin debate son una estafa en sí, una perversión propia de los demagogos y la forma más sencilla de controlar los mecanismos ideológicos del propio movimiento. Hoy los círculos son una cosa del pasado, no se ha planteado debate alguno sobre la conveniencia o no de acceder al gobierno (preguntar no es debatir, ni es democracia, sino buscar la aclamación de la decisión tomada unipersonalmente), a los críticos y resto de la izquierda se les persigue desde las propias redes controladas desde la cúpula. En términos sistémicos, un cierre total que busca la perpetuación de la cúpula actual que no quiere perder los privilegios. Y todo esto cuando llevan años hablando de ser la organización donde los apuntados deciden todo, algo que al negar el debate es falso. Los apuntados deciden sí o no sobre la decisión tomada de una persona sin contar con todos los datos necesarios, lo que genera que cada consulta realmente sea un plebiscito sobre Iglesias y no sobre el tema dado.

6.) Caer en el absurdo. A causa de la incapacidad de que la propia voluntad de Iglesias se vea reflejada en acuerdos con la otra fuerza política, el dirigente morado y su oligarquía se han lanzado al absurdo más absoluto. Pedir al jefe del Estado que interceda por su formación para lograr canonjías es la última de muchas propuestas incoherentes, como los «ministerios melón» (a cata y prueba) o como preguntar al Gobierno si les han presionado para no formar coalición con su mesianidad. Esto último no sólo es absurdo sino que supone tomarse los mecanismos institucionales por el pito del sereno. ¿A qué viene preguntar al Gobierno cuestiones ajenas a su trabajo institucional? Que Sánchez esté en el Gobierno no implica que se deba utilizar lo institucional para cuitas afectadas de partidos políticos. Pero son tan estrambóticos y populistas, en el sentido demagógico del término, que no les importa reírse de lo institucional en pos de sus deseos. Como buenos bohemios burgueses postmodernos se piensan que salvo lo que ellos hacen lo demás carece de sentido. Sólo sus deseos deben ser satisfechos y sus acciones catalogadas de las mejores. El resto es neoliberalismo o fascismo.

Si el viejo pensador Louis Althusser estuviese vivo seguramente tendría para escribir siete u ocho volúmenes con las contradicciones y memeces de quienes se dicen herederos de los partidos comunistas. Ya dijimos que, ni por asomo, se les puede catalogar de ese palo, pero las contradicciones son continuas y sin posibilidad de debate porque Iglesias está instalado en la purga y la persecución del que piensa distinto. Queda la última gran contradicción que han intentado explicar pero nadie les ha creído ¿por qué rechazaron la vicepresidencia de Montero y los tres ministerios? Nadie en la izquierda sabe el porqué, ni ha colado eso de tener pocas competencias ya que la última oferta de los ministerios melón seguía la senda de aceptar lo que en julio se rechazó. Y todo ello con la derecha mediática apoyándoles, lo que hace que todo huela mucho peor porque parece que no son conscientes de estar enterrando Podemos en favor de la derecha. Iglesias lo fundó y lo quiere enterrar, así son los movimientos personalistas que tanto daño están haciendo a la izquierda. Una izquierda que hay que reconstruir pero sin egos.

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