La señora Ana Patricia Botín parece estar on fire al realizar afirmaciones que nada tienen que ver con su personalidad o con lo que representa. ¿Acaso ahora quiere interpretar el papel de la Robin Hood del siglo XXI? La semana pasada afirmó en una entrevista que se declaraba feminista, algo que ya rebatimos en estas mismas páginas. Sin embargo, la señora Botín parece no tener límites a la hora de proferir sentencias que en boca de cualquier otra persona podrían ser bien interpretadas pero que salida de sus labios son increíbles.

En concreto, en el día de ayer se refirió a la situación política con el cambio de gobierno y dijo lo siguiente: «Es la madurez de la democracia española». A esta afirmación no puedo evitar responderle que usted representa a los empresarios que deseaban un «armisticio» para evitar un cambio de gobierno. Era y es uno de los soportes económicos de Albert Rivera, además de ser una de las representantes del golpe de Estado económico que las élites financieras están dando en España y en el mundo. Ya se acercó cuando, junto a Luis de Guindos, perpetraron el tercer golpe de Estado de la democracia, esa que ahora invoca, con la operación de rescate del Santander que terminó con la compra del Banco Popular por un euro y la ruina de más de 305.000 familias.

Si estas manifestaciones las está haciendo para intentar conseguir el apoyo de los que ayer accedieron legítimamente al poder lo va a tener muy difícil porque yo creo en ellos, en su ética y en su honradez. Si alguno se desviase no le quepa duda de que le diremos las cosas del mismo modo que hacemos con su banco porque entonces serían embaucadores disfrazados de libertarios y de éticos demócratas humanistas, y los descubriremos ante el pueblo. Tenga en cuenta que el verdadero derrotado de ayer no fue Mariano Rajoy, quien aguantó las fuertes presiones que las dictaduras privadas ejercieron sobre el hasta el último momento para inducirle a que presentara su dimisión, sino uno de los suyos, el que tenía usted tapado: Albert Rivera.

Ana Patricia Botín usted forma parte de las castas socioeconómicas y del patriarcado machista de este país y, por supuesto, no es feminista. Esas declaraciones en las que se quiere presentar ante el pueblo como una «demócrata» sólo se las podrán creer los ciudadanos y las ciudadanas que se creyeron su «declarado feminismo», sobre todo tras conocer que está soportado en un grupo de feminismo que jamás había oído hablar de su definición.

El feminismo es una ideología que lleva consigo el compromiso partiendo del propio comportamiento personal. ¿Qué ha hecho usted respecto al terrorismo machista? ¿Ha implantado algún tipo de protocolo de detección de la violencia contra la mujer en su banco? Las feministas llevan años reclamando que las empresas se impliquen en este tema. ¿Ha financiado su entidad, su familia o su fundación algún tipo de iniciativa como, por ejemplo, ceder los pisos que tienen cerrados para que las asociaciones de mujeres puedan utilizarlos como casas de acogida para las víctimas de la violencia machista? ¿Ha proyectado su banco, su familia o su fundación algún tipo de iniciativa de inserción laboral para las víctimas? Es una lástima que las respuestas a estas preguntas no sean las que se esperan de una feminista.

Le vuelvo a repetir que el feminismo no es una etiqueta, es una ideología, es un compromiso con la igualdad entre todos los seres humanos. Si quiere un ejemplo de esto, lea la entrevista a Miguel Lorente que publicamos en Diario16 y que es el mejor ejemplo de defensa de los valores de la igualdad desde la visión de un hombre comprometido.

Le recuerdo, además, uno de los capítulos de mi libro Banco Popular: Una Operación Diabólica:

Me llamo Banco Custodio […] Hace unos meses, juntamente con un pequeño y fiel equipo, orquestamos la compra del Banco Popular. Para ello conseguimos […] que se nombrara presidente del banco a nuestro amigo Emilio Saracho. Nuestro objetivo: hacer todo lo posible […] para que la imagen del banco cayera en picado […] hemos conseguido en seis meses un éxito clamoroso. Lo siguiente era «convencer», de la mano de nuestro amigo el “Ministro”, al Banco Central Europeo y al Banco de España que nuestra oferta era la mejor […] Nunca pensamos que nos saliera tan bien las cosas. Nos quedamos con su cuota de pymes del 18%, con sus 4,6 millones de clientes individuales, con todos sus activos buenos (porque los malos se los vamos a vender-liquidar a unos fondos buitres con los que ya hemos pactado) nos quedamos con el 40% de la cuota de mercado de la banca española y nos quitamos al sexto competidor. Y lo mejor de todo: ¡SOLO por un euro! ¡Ni en nuestros mejores sueños habíamos pensado que nos iba a salir tan bien! […] Lo siento por los 300.000 accionistas del Popular que han perdido más de 4.000.000.000€. ¡Qué coño, no lo sentimos nada!, los banqueros y sus servicios externos somos así. ¡A trabajar cabrones!

Por tanto, esta podría ser también la democracia de esos “ dictadores privados” ¿esta es también su definición de democracia del mismo modo que lo anterior era la de su feminismo?

Le diré más, señora Botín. El día en que se publicó mi artículo sobre «su feminismo» ocurrió algo en su despacho que me contó alguien muy bien informado o informada. Según el relato de esta persona, usted afirmó, bastante enfadada, lo siguiente: «¿es que no vais a poder matar o comprar a este tío?». Cuando me lo contaron lo consideré como una expresión coloquial fruto del acaloramiento porque, imagino y acepto, que cuando habló de matar se refería socialmente y cuando habló de comprar se referiría a lo que está acostumbrada con otros editores, algunos de ellos que se identifican con hierros como los que se usan para marcar las reses en el rancho de George W. Bush.

Si de verdad quiere matarnos (socialmente) o comprarnos se lo voy a poner muy fácil: la única manera de lograr ambas cosas, que se resume en callarme, es que uno de sus asesores con ética, que nos consta que los tiene (a pesar de que también dispone de esbirros), con un representante independiente y sin ningún tipo de conflicto de interés negocie una solución con las más de 305.000 familias arruinadas del Banco Popular con el fin de alcanzar un acuerdo justo con todos ellos. Si logra eso también conseguirá que me calle. Para alguien como usted, para alguien que tiene a sus espaldas un banco como el suyo, no debería suponer mucho esfuerzo.

Yo creo en las personas, tal y como decíamos ayer en nuestro editorial. Tengo esperanza en la condición humana y, por supuesto, también en la suya. Sé de su profunda religiosidad y por eso, a pesar de su cargo y de los valores que defiende, debería tener sentimientos positivos. Manifiéstelos y haga posible que, a través de un ejercicio de feminismo y democracia, se haga justicia sin ampararse en la misma para hacer lo contrario y devolver lo que, usted sabe de la manera en que se hizo, se hurtó de sus ahorros, de su dinero, de su patrimonio a más de 305.000 familias y, por tanto, de su bienestar social, ese bienestar al que la democracia y el feminismo llevan como bandera para hacerlo realidad.

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