No están claras las cosas. O bien las encuestas de los distintos medios de comunicación andaluces están mal y el resultado en favor del PSOE no es tan abultado, o bien las palabras de Juan Cornejo son por molestar. De todos es conocido, aunque lo nieguen en San Telmo y en Ciudadanos, que no dándose mal la cosa volverán a quererse después de la pelea de mentirijillas. Cualquier persona que siga un poco la actividad política andaluza es consciente de que si los números por la derecha no suman para que gobiernen naranjas y azules, PSOE y Ciudadanos, o lo que es lo mismo, Susana Díaz y Albert Rivera (Juan Marín es una marioneta) volverán a gobernar la región.

Así que el lunes Cornejo, desde la sede del PSOE de Andalucía, ofreciese a las buenas gentes del Partido Comunista de Andalucía incorporarse al PSOE sólo se entiende por miedo. Mucho miedo. Mieditis es lo que hay en San Vicente… y en San Telmo. No las tienen todas consigo. Están que no caben en sus camisas y blusas porque cualquier resultado que no sea gobernar con Ciudadanos les viene mal. Saben que si PP y Ciudadanos no suman el pacto Díaz-Rivera se activa. Pero ¡ay!, si no suman PSOE y Cs saben que tendrán que mirar a su izquierda. Y a su izquierda está Adelante Andalucía, o lo que más molesta a los socialdemócratas andaluces, Teresa Rodríguez. Cierto que Antonio Maíllo hace un buen tándem con ella, y ambos son queridos, pero en San Telmo y San Vicente no pueden ver ni en pintura a la dirigente de Podemos.

Tiene tres cualidades que molestan y mucho. Es de izquierdas, no se calla y es mujer. En una política tan machista y falocéntrica como la andaluza, la exclusiva de género le gustaría tenerla a Díaz. Ser la única “dama” de la política. Y la competencia en ese sentido con Rodríguez impide utilizar todo el arsenal de género contra sus adversarios. Contra Marín y Juan Manuel Moreno Bonilla puede, pero no contra la dirigente morada. ¿Recuerdan cómo lo utilizó en las primarias del PSOE contra Sánchez y López? Soterradamente lanzaba que ella muy mucho socialista y mujer.

A ello se suma que Rodríguez tiene un discurso profundamente de izquierdas, bien construido y de alternativa al sistema que lleva instalado en Andalucía por décadas. Con un profundo toque de andalucismo del rebuscarse la vida, de pasarlas canutas para llenar el pote, de untar la manteca colorá para desayunar (al que no le afecte el colesterol, claro), de sudar cada centímetro de tierra para sacar cuatro olivas y cobrar la peonada. Díaz es hija de electricista y casada con un “tieso” pero transmite otra figura más señoritinga. Esto también molesta y mucho en el PSOE. Especialmente porque le disputa el voto de los “descamisaos” que decía Guerra.

De resultas de toda esta elucubración psicológica en el PSOE andaluz, surge la duda no metódica sino vital, existencial de si sube Adelante Andalucía y le quita votos por la izquierda, que es el flanco más débil del PSOE, igual los números no dan para sumar en la renovación del pacto PSOE-extrema derecha naranja. Si suben Rodríguez y Maíllo, si no se hunden como rezan a la Esperanza todos los días, saben que igual no hay cuadratura del círculo. Que igual tendrían que negociar con un partido de izquierdas, de bases amplias, de ciudadanía y andalucista. Y esto da pavor a Cornejo, Mario Jiménez y compañía. Que igual les toca ponerse a trabajar de verdad. A Marín y a Moreno Bonilla los tienen controlados, saben que sus discursos son menores y desideologizados. Así que a demagogia gana Díaz que es experta en esas lides. Pero confrontar ideológicamente les cuesta y no se ven preparados para ello. Miedo en San Vicente, mucho miedo.

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