En el juicio que se está celebrando en la Audiencia de Sevilla, el acusado de haber asesinado a su esposa estrangulándola con una cuerda en el parking del aeropuerto de la capital andaluza ha reconocido que mató a su mujer durante una discusión y «para no escucharla más». También ha afirmado que fue un momento de locura y que se arrepintió desde el primer momento en que fue consciente de lo que había hecho.

El acusado, que responde a las iniciales T.E., ha reconocido que su relación con la mujer asesinada no era buena a pesar de llevar más de 15 años casados. Ella se había desplazado a Italia por motivos laborales. Él trabajaba en un circo que en ese momento se encontraba en una localidad de la provincia de Huelva y que había dejado a los dos hijos que tenían en común al cuidado de una hermana del acusado en la provincia de Cuenca. En las fechas anteriores a la del asesinato ella había vuelto a España para ver a los hijos. Estuvieron 3 días en un hotel y hablaron de reconciliarse sin que mediara discusión alguna.

Según la versión del acusado, la mujer no pudo ver a los hijos porque éstos no querían verla por haberse marchado a Italia. Ella decidió volver al país transalpino. Perdieron el avión y la mujer le acusó de ser el culpable de ello. Entonces decidieron pasar la noche en el aeropuerto porque se les había acabado el dinero. Se acercaron a un coche abandonado para pasar la noche y ahí empezó la discusión. Durmieron un rato, ella en el asiento delantero y el acusado en el trasero. Durante la madrugada reiniciaron la discusión y ahí fue donde cogió una cuerda que se encontraba en el vehículo y la estranguló durante un minuto hasta matarla «para no escucharla más». Después de constatar que la había matado, la arrastró hasta el asiento trasero y taparla con el fieltro del techo del coche. Según el acusado, no quería ocultarla.

La Fiscalía pide para el hombre una pena de 18 años de cárcel y la privación del ejercicio de la patria potestad.

Nuevamente nos encontramos con la frialdad de un asesino confeso en un juicio. La razón dada por este hombre es de un machismo exasperante puesto que la razón para asesinarla se sale incluso de los cánones del machismo más recalcitrante, «para no escucharla más». Esperemos que en esta ocasión el jurado popular no le imponga una pena ridícula como la que explicamos en Diario16 Mediterráneo por un intento de asesinato.

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