Lo mismo que advertimos desde estas páginas sobre los salarios del personal sanitario en Andalucía, que el día a día viene confirmando, así como el borrador del presupuesto de la Junta, van a hacer con la Educación Pública. Juan Manuel Moreno Bonilla y su socio en el gobierno Juan Marín, con la inestimable ayuda de los neofascistas, van a acabar de forma implacable y sutil con el contexto educativo andaluz. Se dijo en estas páginas que Ciudadanos quería, durante las negociaciones, las consejerías de Educación y Sanidad para comenzar a privatizarlas por la presión de los empresarios privados de ambos sectores, y a ello también se apuntaba el PP. Y más cuando en el propio programa electoral que presentó Pablo Casado se indicaba que había que recortar en esos sectores.

No esperen que sea de forma totalmente abierta, sino poco a poco, con medidas legislativas que potencien la educación concertada de ciertas empresas o de algunos grupos de la iglesia católica. Saben cómo hacerlo pues son 24 años destruyendo en la Comunidad de Madrid y unos tantos en la Comunitat Valenciana. Hay que tener en cuenta que tanto el Opus Dei como otras sectas internas del catolicismo tienen muchísimos intereses en el mundo educativo y no sólo apoyan al PP sino que son parte fundamental de Vox. El ultracatolicismo de los neofascistas (dios, patria y caudillaje) no sólo les viene de propia creencia sino que Opus Dei, Camino Neocatecumenal y, según cuentan, el Yunque se han entregado a la causa para acabar con la bioideología y hacer dinero a costa del bolsillo de esos “incrédulos y rojos que hay en España”. Esto tampoco le desagrada a Ciudadanos, laicos como partido, pero presionados por los empresarios de la educación, especialmente la universitaria. No es extraño que hayan dividido la educación entre la “básica” y la universitaria.

De momento en el plan de climatización de las escuelas e institutos de Andalucía, la Junta ha metido en la lista de “beneficiarios” a centros privados y concertados, algo que no tiene mucha lógica. 600 centros, no dos o tres, de empresas privadas de educación tendrán climatización mientras colegios públicos tendrán que sufrir la canícula. Es más, como habrán podido ver en la prensa, la Junta de Andalucía ha prohibido que se pongan ventiladores en esos centros públicos pagados por los padres. Igual los quieren formar en el calor para que sean los aparceros de sus fincas, para que aguanten vendiendo en los mercadillos o vaya usted a saber por qué. Algo que tampoco quiso Susana Díaz, por cierto. Quieren que las aulas sean Aulas de Calor y si les dan lipotimias a niños y niñas que no sean pobres. O más bien que abandonen esos centros para ir a unos muy cómodos concertados que van a construir y que no costarán casi nada. Un esfuercito para estar fresquitos en clase. Y cierre de colegio público a la vista.

Esto es un simple ejemplo, pero la realidad es que el trifachito comenzará a ceder suelo público para centros concertados, especialmente si son religiosos, y no gastar en la construcción de uno público. Se dirá y legislará que ello es producto de la libertad de elección, lo que es una falsedad porque no hay elección posible pues no se crean colegios públicos. Esto ha pasado en Madrid y pasará en Andalucía. Los colegios públicos, que no es que estuvieran bien con Díaz, quedarán para los pobres y los inmigrantes generando una distinción de clase entre aprovechables para el sistema o los desheredados desde la cuna. Y si un colegio concertado tiene mucha demanda de pobres, de feos, o de personas de otra raza y/o religión, entonces sólo entonces construirán el colegio público con las comodidades justas. Se cerrarán los colegios e institutos públicos que se dejan sin inversiones, no se cubrirán las jubilaciones y así hasta que se cierren esos centros molestos.

Porque lo que quiere el trifachito es una educación clasista, elitista y con una clara orientación ideológica. Quieren niños y niñas educados para ser explotados al finalizar los estudios. No quieren que sean humanos sino meras extensiones de los deseos del capitalismo patrio o global. Quieren niñas y niños entrenados de su más tierna infancia en la competitividad, en el individualismo y en el miedo a dios. Eso de humanidades y ciencias sociales que no sean la economía nada más que sirve para dar pensamiento libre a y que se levanten contra el sistema. Nada mejor que embrutecerlos desde pequeños y con muchos videojuegos. Quieren niños y niñas que sean youtubers, influencers, emprendedores y que pisen al de al lado por conseguir cualesquiera que sean sus deseos. No quieren una sociedad de personas libres e iguales, sino de analfabetos funcionales en lo humano y explotados en potencia. Eso sí, católicos, apostólicos y romanos. Quieren neoliberales por la gloria de dios.

La Universidad tampoco se libra de este esquema. En breve verán como la Junta de Andalucía comienza a autorizar la puesta en marcha de universidades privadas que hagan la competencia a las públicas. Y no sólo la competencia sino que se las regará de dinero público mediante convenios y dotaciones de investigación detrayéndolas de las públicas. Si en Andalucía investigar es casi un acto de fe de cada profesor o profesora, ahora será mucho peor. Como sucede con la educación básica las jubilaciones no serán cubiertas así como así. Todo lo que generen las Universidades estará marcado por los deseos de las empresas privadas. De ahí que no sea extraño que la consejería sea de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad. Tecnocracia para dinamitar las humanidades y enfocar todas las carreras no a la libertad de las personas sino a generar riqueza que acabará en manos de unos pocos. La destrucción de lo público y de los estudios que no son económicos. No quieren que las personas piensen en democracia, en el ser humanos, en el arte, en lo político si no es para seguir lo que dictaminen los grandes empresarios. Como mucho que generen patentes que se regalarán a las empresas privadas.

El trifachito sabe que derribando la educación pública se quiebra el supuesto ascensor social que tanto ha defendido la izquierda con la educación. Dirán que se garantiza la educación a todo el mundo de forma más o menos gratuita, pero la realidad es que cuando ya no queden casi colegios públicos será el momento de agitar el avispero. Una educación de clase que se aprovecha de lo que en su momento fue un mecanismo de ayuda de lo público mientras se construían colegios, institutos y universidades. Ahora parece que la educación concertada es un derecho que está por encima de la pública. Cuando no deja de ser un negocio privado costeado con el dinero de todas las personas que ya no ayuda a lo público sino que lo parasita. Dentro de poco sufrirán en Andalucía que en sus barrios sólo queda un colegio público y siete concertados. Los otros seis públicos cerraron por falta de inversiones y comodidad de la clase política.

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