La campaña electoral está muy polarizada en líneas de clase aunque algunos quieran ignorarlo. Tenemos por una parte el Bloque Burgués de PP, C’s y Vox,(Derechas)  que intentarían hacer girar hacia atrás la rueda de la historia, confirmando que el llamado régimen del 78 ha sido un tremendo fracaso, incumpliendo su objetivo de democracia homologable a Europa y creando una inestabilidad que podría poner en peligro la paz social.  Por la otra parte tenemos el Bloque Social y Progresista (Izquierdas) representado por PSOE+Unidas Podemos y sus confluencias.

Esta nueva época refleja una fuerte polarización que recorre a todos los sectores de la sociedad, con movilizaciones multitudinarias que hacen hervir las calles y plazas, reclamando que nos restituyan lo robado por las políticas reaccionarias que aplicó Rajoy y que esos nuevos dirigentes conservadores podrían profundizar más.

Existe una tendencia de fondo en la batalla feminista del 8-M con millones en las calles. Los pensionistas,  que llevan meses en lucha. La juventud hizo una huelga continental ecologista por la defensa del Planeta Tierra y contra del Cambio Climático. El conflicto de Cataluña que necesita diálogo para explorar una salida, porque la represión que plantea el “Trifálico”  sería una auténtica locura.

Hemos sufrido durante los últimos diez años una crisis profunda que ha provocado un enorme hartazgo con paro masivo y bajos salarios, provocados por la contra-reforma laboral del PP. Corrupción, represión y la situación dramática de la violencia machista, todo ello expresa la descomposición de este modelo capitalista agotado y senil.

Con la crisis de 2008, el capitalismo mundial colapsó y en el Estado español se produjo el salvamento del sistema financiero que costó al pueblo más de 60.000 millones de euros.  Representó dinero robado a las arcas del Estado para beneficio de los más ricos. Nos lo han cargado a las espaldas de los más pobres y pienso que debemos exigir su devolución.

Aparte de los desfalcos descarados y corrupciones,  que  se niegan a devolver, hemos sufrido una tremenda avalancha de recortes en Educación, Sanidad, Servicios Sociales, pensiones, con una tasa de paro en torno a 3.300.000 personas, afectando a miles y miles de familias de la clase trabajadora que han perdido sus viviendas; cientos de miles de jóvenes han tenido que emigrar en busca de un trabajo.

El proceso molecular de toma de conciencia de las masas está fermentando. Las condiciones objetivas que ello representa, explican el desarrollo de procesos de polarización, radicalización y politización. Existe una indignación profunda y la pérdida de credibilidad en las instituciones,  partidos y sindicatos. Eso crea desprecio a este modelo de “democracia burguesa  corrupta y decadente”, que ha demostrado una enfermedad grave con las cloacas del Estado.

La nueva época refleja que millones de jóvenes, clase trabajadora y capas medias castigadas por la recesión, se enfrentan a la ofensiva de los capitalistas con sus partidos principales divididos en tres tendencias, con la descomposición del PP de manera dramática y el giro de ultraderecha de Vox, que arrastra a todos, incluido a C’s que están desorientados y muy nerviosos.

Ha quedado claro que cuando las masas se ponen en marcha, la situación cambia y la clase trabajadora, espoleada por la juventud, ha demostrado que están muy por delante de todos los dirigentes, tanto sindicales como políticos y sociales.

Los escépticos empedernidos y los que no ven dos metros delante de sus ojos, podrían negar que las luchas masivas  han sacudido los cimientos del modelo del 78 que han surgido espontáneamente desde abajo, dejando a los aparatos de los sindicatos mayoritarios sin capacidad de reacción, al quedar completamente desbordados, sin entender bien lo que estaba pasando.

La lucha de clases está en ascenso y eso que todavía los batallones pesados del movimiento obrero no han entrado en combate. Aunque aparentemente en las elecciones del 28 de abril parece que nos podríamos enfrentar a un avance de la reacción representada por las 3 derechas reaccionarias (PP, C’s y Vox), la cuestión es que los analistas de la burguesía están muy preocupados, dado que si ganase el bloque involucionista, las calles se inundarían de conflictos sociales en pocos meses y se les podría ir de las manos.

El giro a la izquierda de amplios sectores de la clase trabajadora,  capas medias y juventud,  queda reflejado en el Macrobarómetro del C.I.S (Marzo 2019). Respondiendo a la pregunta 19): “Cuando se habla de política se utilizan normalmente las expresiones izquierda y derecha. En esta tarjeta hay una serie de casillas que van de izquierda a derecha. ¿En qué casilla se colocaría Ud.?”  Los resultados son: Se definen de IZQUIERDAS= 61,50 %. De DERECHAS= 23,50 %. N/S ó N/C = 15 %.

Hay una cierta frustración con los partidos del sistema que sacude a las conciencias de sectores atrasados de la sociedad, alimentando la demagogia ultraderechista de Vox.  Al responder a la pregunta: ¿Cuáles son los principales problemas que usted piensa que existen?   Los primeros son:

  1. Paro…………..….. 39,5 %.
  2. Política………….. 12,8 %.
  3. Corrupción/fraude 11%.

Siendo esa la voluntad del pueblo, esos deben ser los problemas a resolver urgentemente, de lo contrario los viejos demonios aparecerán en el horizonte, sobre todo con la pre-campaña tan grosera que hemos visto con un lenguaje soez y chabacano.

Con palabras y gestos de Casado, Rivera y Abascal, nutriéndose de la radicalización de la base social de la derecha, aparecen con un programa desafiante, machista, racista, antiobrero, incluyendo en sus listas algunos elementos del estamento militar, de marcados tintes franquistas que hacen apología del Golpismo, para afrenta de millones de personas que recuerdan todavía las amargas experiencias sufridas por las familias republicanas, marginadas y represaliadas bajo la bota del Dictador, algunos de cuyos deudos siguen en cunetas y fosas comunes.

Existen agentes de medios de comunicación sumisos manejados por la clase dominante que ocultan adrede la grave crisis que corroe a las derechas y defienden en tertulias y artículos lo indefendible. La derecha se enfrenta a una compleja situación, dado que la tramposa Ley D’hont, que permitió durante la Transición, favorecer a una derecha compacta aglutinadas en torno a Fraga, Aznar, Rajoy… en esta ocasión podría pasarle factura a esa derecha dividida en tres tendencias aunque formarían un Bloque Reaccionario como en Andalucía.

Para contrarrestar esa situación, las izquierdas, junto a partidos, sindicatos y organizaciones defensoras de construir una alternativa a la reacción, debieran plantear un claro objetivo para derrotar a las derechas, explicando claramente que tras el 28-A,  harían todo lo posible para formar un gobierno favorable a la clase trabajadora y los sectores menos favorecidos.

En caso que los resultados pudieran hacer viable una coalición gubernamental PSOE/UnidasPodemos, con apoyo de los nacionalistas catalanes,  vascos y las luchas sociales con  exigencia de medidas concretas para poner fin a los recortes y la austeridad, sería mi opción preferida.

Cabe la posibilidad, que ya se intentó en la primavera de 2016 y que fracasó, de un pacto entre PSOE+Cs, que tendría todo mi rechazo. Además de necesitar apoyos para asegurarse una mayoría parlamentaria, un gobierno así supondría un gran desgaste político para Pedro Sánchez y ninguna garantía de estabilidad teniendo en cuenta las políticas híbridas que aplicarían.

Existen factores firmes que empujan a las bases sociales hacia la izquierda,  y a su vez,  un ambiente de indignación y decepción que debemos combatir, alentando la lucha y la movilización para conquistar el futuro, entre ese gran sector  de voto del 61 % que se declaran asimismo de izquierdas.

Según las diversas encuestas, el llamado voto útil está reflejando un ascenso de Pedro Sánchez y el PSOE,  que jugaría el papel de fuerza principal de izquierda, porque factores influyentes refuerzan esta situación, como el problema de desgaste y división sufrido por Unidas Podemos y sus confluencias.

El Presidente Pedro Sánchez,  actual candidato a renovar el cargo tras el 28-A,  adquirió prestigio de combativo con aquel “NO es NO a Rajoy”  y luego recuperando el cargo de Secretario  General del PSOE, fue aupado por la militancia,  en una disputa clara contra el aparato dominado por las baronías territoriales.

Pese a las calumnias, los ataques y las acusaciones de Rivera, Casado y Abascal, llamándole traidor a la patria, de  tener las manos manchadas de sangre, de pactar con los independentistas  etc,  el crédito ante la clase trabajadora ha ido en aumento y por eso, la burguesía y sus estrategas están muy nerviosos porque saben que han errado en la táctica y se han pasado siete pueblos.

No podemos negar que la aritmética parlamentaria será difícil en este ambiente de polarización, porque es casi imposible que se den mayorías absolutas tal cual está la dispersión de voto.  Existen grupos oportunistas que luego podrían venderse al mejor postor que casi siempre es la burguesía.

En caso de que las urnas pudiesen amalgamar una victoria para un Gobierno de “Derecha Troglodita” y llegaran a gobernar, después de un cierto tiempo, la clase trabajadora y las fuerzas políticas y sindicales de las izquierdas, podría dar como resultado un choque frontal entre el mundo del Capital y el mundo del Trabajo, con efectos similares, (salvando las distancias históricas), con el bienio negro que encabezó la CEDA.  Podrían “abrirse las Alamedas” para la Tercera República, haciendo las reservas pertinentes que se planteen, pero que encaja, según mi punto de vista,  en esta comparación histórica, dado el agotamiento del modelo del 78.

La experiencia personal de los distintos mítines a los que he asistido en la precampaña me hacen opinar que la masiva asistencia y el ambiente de lucha de millones de trabajadores y sobre todo mucha gente joven, podrían traernos un 28 de abril que signifique la derrota a las Derechas.

La clase trabajadora empieza a desperezarse y su  actitud es cada vez más crítica, reflejando un aumento de la conciencia de clase y exigiendo resultados, por lo que no concederán un cheque en blanco a ningún Gobierno, como vienen expresando los pensionistas con su lema “Gobierne quien Gobierne, las pensiones se defienden” y así podrían actuar los diversos sectores en lucha.

El Gobierno próximo, que prefiero y lucho porque sea de Izquierdas,  en la línea antes dicha, si no entiende que las masas esperan el giro social para cumplir el Cambio prometido, si no comprenden que no podemos seguir con el mismo horizonte de conquistar pequeñas migajas de la mesa del  capitalismo corrupto.  Si no se les hace frente para acabar con la corrupción y que paguen los impuestos que les correspondan, devolviendo lo robado, si se aplazan demasiado las respuestas que el pueblo espera, tanto en cuestiones sociales, medioambientales, feminismo, pensionistas y demás reivindicaciones, buscando el dinero donde está, que es en las manos de esos corruptos,  entonces la situación se podría agravar.

He venido insistiendo durante años y en los últimos meses a través de la prensa, (gracias a la deferencia de Diario 16 que permite ejercer la libertad de expresión plena), que la experiencia histórica me deja constancia  que,  no basta solo con votar cada cierto tiempo, sino que necesitamos luchar cada vez que nuestros derechos como clase sean atacados.  Las conquistas sociales siempre se han alcanzado mediante la confrontación entre las clases, dependiendo de la correlación de fuerzas que se alcance, contra los grandes poderes económicos, que siempre los tenemos enfrente.

Para derrotar a las derechas en la urnas y defender los intereses de los trabajadores, la juventud y los que sufren las consecuencias de la crisis capitalista, necesitamos continuar con la movilización masiva en las calles y fortalecer una izquierda combativa, con fuertes raíces en  sindicatos de clase, centros de estudio, movimientos sociales del pueblo,  exigiendo y luchando por: “Un Gobierno de Izquierdas,  un programa socialista  y democracia participativa”.

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