Caras de tristeza en la izquierda caviar que apoya a Manuela Carmena. Creían que Roma sí pagaba traidores y resulta que no, que no se paga a los que traicionan a la clase trabajadora. No sólo por haber dinamitado el proyecto de Podemos y la pretensión de cierta unidad a la izquierda del PSOE, sino porque tampoco es que haya hecho nada en sí por las personas a las que “objetivamente” debería haber beneficiado en sus cuatro años de magistratura. No dejen que les engañen, las magdalenas, la chupipandi progre o la apreciable anciana gobernante no han hecho nada de nada en sus cuatros años de gobierno. Nada que se pueda llamar de izquierdas porque, salvando Madrid Central, el resto de las políticas públicas han sido más de derechas de lo esperado.

Las redes culpan a Pablo Iglesias de la derrota que se ha producido en el Ayuntamiento de Madrid no se sabe bien porqué. En el caso de socialdemócratas porque es más barato descalificar al dirigente de Podemos, con la finalidad de minar sus aspiraciones a entrar en un posible gobierno estatal, en el caso del errejonismo porque animó votar a Carlos Sánchez Mato de igual forma que a Carmena. En el primer caso es comprensible intentar dañar a quien hasta hace bien poco era un enemigo temido, en el segundo parece que desean que además de apaleado, humillado. No se explica que quienes traicionaron a Iglesias y compañía con premeditación y alevosía, quienes han movido a los medios contra Madrid en Pie, ahora se quejen de posibles traiciones de Iglesias. Si han perdido no es porque Sánchez Mato no haya llegado al 5%, no hay trasvase de votos hacia ninguna posición de forma mecánica, sino porque la gestión como personas de izquierdas ha dejado mucho que desear.

Se pensaron en Más Madrid que ellas y ellos habían inventado la izquierda, el progresismo, el feminismo, la transversalidad e incluso la patria. Y no, no dejan de ser la perfecta encarnación de la izquierda caviar. Esa izquierda que huye del contacto con la sudorosa clase trabajadora y se encuentra como en casa en cócteles y reuniones con el establishment. El pijerío progre es lo que tiene, engaña un poco pero no lo suficiente para vivir toda la vida a lomos de las personas que son realmente de izquierdas. Tanta vanguardia sabemos que siempre lleva a la oligarquía y al despotismo. Y Carmena no ha dejado de ser una déspota que se ha aprovechado del miedo a que gobernase la derecha de los purgados de IU y Podemos y del PSOE.

Más culpa podría tener el PSOE que Podemos en la pérdida pues ha empeorado sus resultados gracias al efecto Pepu. Pero eso sería mirar hacia donde no está realmente el problema, cual es que Carmena reventó la izquierda y su gestión ha sido pésima. La traición ha provocado que las personas con algo de estómago, de conciencia de clase, hayan decidido no votar u optar por otras opciones periféricas. Es Carmena quien ha llevado a la izquierda a la ruina y la derrota. Sólo ella es la culpable, aunque la izquierda debería mirarse un poco al espejo y ver qué han hecho, porque al final sí es cierto que Roma no paga traidores.

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