Lo bueno que sería poder escribir sobre cuestiones políticas sustanciales, sobre debates profundos que atañesen ideas, cuestiones éticas y soluciones prácticas para los verdaderos problemas de España y, en menor medida, el mundo. Pero no, los políticos de la derecha española (azul y naranja) no lo permiten porque se han abonado a la noticia falsa, a la mentira y a la incitación al odio. Son políticos fake. Porque una cosa es hacer demagogia (ese Alfonso Guerra hablando de los descamisados, por ejemplo) y otra es directamente mentir y confundir a las personas. Y lo peor es que, en este mundo en red, es muy sencillo que les pillen. Al no tener vergüenza les da un poco igual, ya irán a desayunar con una famosa periodista y les dirán lo maravillosos que son. Nunca les dirán que son mentirosos, no vaya a ser que el establishment que los paga a todos y todas se enfade.

Sí, Albert Rivera y Pablo Casado han mentido y les han (hemos) pillado. Porque sus mentiras son tan evidentes y tan obvias que es sencillo. Igual lo hacen para que les digan que han mentido en algún tipo de perversión psicológica que se desconoce, aunque no parece probable. O dicen mentiras una tras otra para ganar el concurso al más cuñado y más mentiroso de la derecha, que podría ser más probable. O directamente es que no dan más de sí y sus capacidades, que ponen en duda la obtención de los diversos másteres realizados, son las que son. Hablan bien, sonríen con gracia, pero caen una y otra vez en la demagogia y la mentira.

Comencemos con Albert Rivera, por aquello de la antigüedad en el cuñadismo, que ha querido advertir a los españoles y españolas (porque no ve otra cosa) del peligro que tiene el gobierno de Pedro Sánchez y lo malo que es al modificar los impuestos. Así ha expresado (como pueden ver en el tuit de arriba) que: “Sánchez e Iglesias pretenden subir el impuesto de la renta al 52%. Que más de la mitad del sueldo de un profesional se lo pueda quedar hacienda es confiscatorio y se suma al IVA, IBI o sucesiones que ya pagan la mayoría de familias. Viejas recetas agotadas para un mundo global”. La frase da para mucho análisis y falsedades, pero sólo con la primera frase se ve claramente la falsedad que expresa. El peligro del PSOE y Podemos es que suban el IRPF al 52% ¿a quién? Eso no lo dice y si se le suma que habla de lo que ya pagan las familias parece dar a entender que es a las familias. Falso. Sólo se subirían a las rentas más altas, por tanto no es a todas las personas como da a entender Rivera. Ni es algo raro dentro del marco de los países más importantes de la UE. En Suecia es del 57%, en Portugal el 56,5%, en Dinamarca el 55,8%, en Bélgica el 53,7% o en Francia el 50,2%. ¿Todos esos países son confiscadores? ¿No ponía de ejemplo Rivera, no hace mucho tiempo, la economía danesa? Sí lo hacía pero sólo en lo que le interesa o intentaba hacer un juego de máscaras para que nadie le replicase por desconocer la mayoría la economía de aquel país.

Hay más en esa frase. Acusa al gobierno, indirectamente, del IVA, del IBI y del impuesto de sucesiones. El IVA es un impuesto europeo y que está regulado parcialmente por la Unión Europea. No es algo que se haya inventado Pedro Sánchez, ni los anteriores, ni Podemos. El IBI es un impuesto municipal y por tanto, salvo las correcciones temporales del catastro que hace el ministerio de Economía, y sirven de base para el impuesto, el gobierno poco o nada puede hacer. Claro que para este tipo de impuesto cabría preguntarle a Rivera ¿quién recogería la basura si no hubiese IBI? ¿Quién trataría el agua corriente para que llegase a los hogares? ¿Quién pagaría a la policía local para proteger los hogares? ¿Quién pagaría a los bomberos para evitar que las casas se incendien o inunden, por ejemplo? Señalar al impuesto pero no recordar que con él se pagan una gran cantidad de servicios es mentir o hacer demagogia barata. En este caso parece lo segundo. Por cierto, durante el Imperio Romano, que era lo global hace años, había impuestos. Y bajo las monarquías absolutistas. Y bajo cualquier gobierno a lo largo de la historia reciente. Por tanto atacar a los impuestos es mentir. Claro que tampoco se queda atrás en mentiras su colega de bando.

Casado, el coste de la subida de impuestos y la xenofobia con la inmigración.

Hace un par de días, Pablo Casado salió a los medios denunciando que el coste de la subida de impuestos de 9.000 millones de euros que prevé el gobierno costaría a cada español 1.000 euros. Cuando le demostraron que sólo sería de 192 euros, rápidamente dijeron desde el PP que era a cada contribuyente. A lo que volvieron a responder que entonces sería de 450 euros más o menos. Y todo por generar alarma, cuidado que les gusta la exageración y generar alarma, para poder atacar al gobierno y Unidos Podemos. Le pintaron la cara por dos ocasiones.

Ayer en Extremadura, ya no utilizó los números pero sí dijo la típica retahíla que usan en el PP sobre los gobiernos del PSOE y la subida de impuestos. Curioso que afirmase que el PSOE sólo sabe subir impuestos, no como el PP que los baja, cuando lo primero que hizo al llegar al gobierno el PP de Rajoy, en 2012, fue subir el tipo máximo del IRPF al 52%. El cual mantuvo hasta 2016. También subió el IVA de numerosos productos, incluida la gasolina y el diésel. Especialmente el rural en algunos momentos, que hay que recordárselo a Casado cada vez que diga que él viene de una provincia rural, cuando es mentira porque es cunero en Ávila. Mentira sobre mentira como es norma habitual en el PP.

Preocupado como está por la llegada de inmigrantes a España, ahora porque hace un año con la cantidad de muertos que hubo en las costas del sur no decían nada, le parece mal que el gobierno del PSOE busque la ayuda de la ONG Open Arms para ayudarles en la recogida de náufragos. Como pueden ver en el tuit, Casado afirma que: “La política de bandazos de Sánchez no para. Hoy, al aceptar la colaboración del Open Arms, está reconociendo que sus propios servicios de la Armada, la Guardia Civil y la Policía no son suficientes porque con este gobierno se ha triplicado la llegada de inmigrantes”. Cuidado que se pueden decir mentiras en una frase, pero como Casado nadie. Lo primero de todo decir que ni la Armada, ni la Policía tienen encomendadas las funciones de rescate en alta mar, sólo Guardia Civil y Salvamento Marítimo. Primera mentira de Casado al hacer que parezca que el gobierno tiene un montón de medios a su disposición, cuando no es así. Y todo para enfatizar la gran mentira de Casado, que se han triplicado las llegadas desde que llegó Sánchez al gobierno. Y eso que le han enseñado desde diversos medios de comunicación estadísticas. Pero él erre que erre con la creación de xenófobos.

Curiosamente no cita Casado a Salvamento Marítimo. Al no ser cuerpos de seguridad del Estado, igual no le interesa citarlos. O como son trabajadores y comenzaron protestando al gobierno del PP, con Juan Ignacio Zoido a la cabeza (que le apoyó en las primarias), no quiere que se sepa la verdad. Que les tenían bajo mínimos en materia laboral y de medios. No cita a Salvamento Marítimo porque sabe que son los que más han protestado y gracias a los cuales el gobierno ha aceptado la colaboración con Open Arms. Porque, aunque el señor Casado lo quiera ocultar, posiblemente las peticiones de los sindicatos de Salvamento (especialmente CGT y que pueden consultar aquí) hayan llegado al ministro Marlaska, o al delegado del gobierno Rodríguez Gómez de Celis, y han posibilitado esa colaboración. No porque haya más inmigrantes, sino porque las jornadas son de más de 12 horas de rescate para tripulaciones pequeñas en el mar de Alborán (que parece que siempre se olvida). Donde por cierto llegan las pateras más grandes y más llenas.

PP y Ciudadanos cada día se parecen más. Ambos están virando hacia la ultraderecha en una carrera sin cuartel por ver quién dice la mentira más grande. Casado y Rivera mienten cada tres palabras en las últimas fechas, pero no hay que dejarse engañar. Cumplen muy bien su papel de marionetas manejadas por una élite económica, que además sirven para despistar de lo importante en los medios de comunicación de esas mismas élites. Mienten y les pillan. Mentirán y les pillaremos… otra vez.

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