Dicen que la política hace extraños compañeros de cama y algo parecido es lo que está sucediendo estos días con el tema catalán de fondo. Da igual que el presidente del Gobierno en funciones se haya mantenido firme hasta que el gobierno de la comunidad autónoma haga algo y se exprese contra la violencia desatada en Cataluña. Las derechas, española y catalana, han establecido una alianza de destrucción de Pedro Sánchez. Ante lo que entienden es un flaqueo del dirigente socialdemócrata se han lanzado al cuello sin respetar, al menos desde la parte española, el mínimo de decencia política en cuestiones de Estado. Y todo desde el primer minuto en que hubo algaradas y protestas violentas.

Pablo Casado y Quim Torra tienen los mismos intereses, al fin y al cabo. Tanto los particulares como los generales. Ambos son parte de la clase dominante (versión política); ambos apoyan el capitalismo más salvaje y depredador (sólo hay que ver las políticas austericidas que han implementado ambas organizaciones); ambos piensan su “patria” en torno a un falseamiento de la historia vil y mezquino; ambos están entregados al imperialismo de la misma manera y con la misma alegría; ambos son el Partido de la burguesía a un lado y otro del Ebro. Las diferencias entre ambos dirigentes políticos es mínima, tan sólo se diferencian en su posicionamiento nacionalista, pero no dejan de ser parte de organizaciones que desprecian a la clase trabajadora y al que ose llevarles la contraria de manera racional.

Casado necesita el conflicto catalán para intentar nutrirse de votos y alcanzar el gobierno azuzando el miedo a la ruptura de España. Por ello critica al presidente del Gobierno pidiéndole más mano dura y acabar con la política en Cataluña. Torra necesita que el PP gobierne (¿Recuerdan que Rajoy y Mas son los causantes de todo esto?) o que muestre su cara más autoritaria para seguir azuzando a “sus masas” contra el Estado español por medio de la violencia. Intenta fingir con las marchas de medio millón de personas, aunque oculta el fracaso del paro convocado donde hasta la tienda del FC Barcelona abrió sus puertas, pero la violencia, el “apreteu, apreteu” es la otra cara de la moneda de su movimiento. Quiere que a sus muchachos les apaleen para seguir con el cuento de la represión y la opresión y sabe que la influencia del PP mediático para ese ambiente de violencia es fundamental. El odio de cada dirigente sirve de retroalimentación del otro. ¿Qué hacía, rodeada de más escoltas que personas, Cayetana Álvarez de Toledo en Barcelona? Alimentar el odio y la violencia. No busquen más.

Da igual que Alberto Garzón pida volver a la senda del diálogo; da igual que José Luis Ábalos afirme que se seguirán la pautas constitucionales según se vayan desarrollando los acontecimientos; da igual que ERC haya pedido la convocatoria de nuevas elecciones intentando salir de esta locura de violencia, tal vez buscando un gobierno con los comunes y el PSC; da igual todo porque a quienes poseen los medios de comunicación de ambos lados, la clase dominante, les interesa el conflicto y que gobiernen los suyos. Violencia en los medios para calentar a ambas facciones. Mentiras y manipulaciones informativas (especialmente en el lado catalán) para llevar a las masas hacia un estado de opinión que es de no-opinión y sí lleno de emotividades, mitos y patrañas. ¿Qué beneficio material obtendrán? Dos gobiernos de derechas que apliquen recortes y opriman aún más a la clase trabajadora.

En ambos lados las declaraciones son incendiarias. Y sólo en el último momento, cuando el desprestigio internacional se les ha hecho patentes a los cerebros del procés, tanto a los de Barcelona como a los de Waterloo, quieren que el presidente del Gobierno les coja el teléfono sin condenar la violencia. ¡Cómo va a condenar la violencia Torra si es parte de esa misma violencia! Pero esta llamada no deja de ser otra estrategia de la derecha catalana. Tras haber tenido los cachorros del fascismo independentista sus noches de gloria, ahora quieren culpar al presidente del Gobierno de no dialogar. Esos mismos que han llevado a las masas a incinerar Cataluña, ahora se hacen los desentendidos y quieren aparecer como los ofendidos. Para más inri, el presidente de la Generalitat envía una misiva en catalán cuando lo cortés hubiese sido en español si es que se quiere algún tipo de diálogo. ¿Y sobre qué quiere dialogar? Sobre una “sentencia injusta contra personas de paz y democracia [la cual] ha desencadenado la indignación de los catalanes”. ¿No les parece que en ese párrafo está justificando la violencia de su parte?

El problema no es la estrategia de Torra, el problema es que les siguen el juego desde la derecha y la izquierda. El PP tiene su argumentario para acusar al presidente de blando por dialogar, si lo hiciese. El independentismo de Torra si no lo hace, contando además con la izquierda que piensa que está ante una revolución de la que sacar provecho (cuando son incapaces de sacar provecho de acontecimiento de verdad que diría Alain Badiou). El caso es afirmar que España es un Estado represivo cuando es Torra el que dirige, desde una institución del Estado español, la supuesta represión. Y por si faltase algo los Comunes diciendo que la “brutalidad policial es la principal gasolina del conflicto”. Vamos que no sólo debe haber infiltrados sino que los destrozos de tiendas, la quema de contenedores y el lanzamiento de piedras es culpa del aparato represivo del Estado. Típico de la bohemia burguesa que no sabe lo que es la violencia de los aparatos de Estado (ideológicos o no) porque son parte del entramado. Curioso que no diga nada la izquierda pura y verdadera de la utilización por parte de los cachorros de Torra de la bandera negra de los fascistas (no como insulto sino de verdad) de Estat Catalá, facción Bandera Negra.

Y en mitad de esta alianza de las derechas está Sánchez. En el PSOE más de uno y más de dos se están haciendo cruces por la convocatoria de elecciones y no haber llegado a un acuerdo menor (algunos con Cs y otros con la izquierda que de todo hay). Lo que está claro es que la estatua a Iván Redondo no se la van a hacer, incluso entre las gentes más sanchistas están preparando una tirada al pilón. Un error, que no sólo es achacable a Sánchez ya que Podemos no aceptó los ansiados cargos, el convocar elecciones, pero mayor error el de gestión de la crisis.

La moderación de Sánchez es perfectamente normal en alguien que gobierna, pero la comunicación de Moncloa y Ferraz deja sin apoyo a la brega que tienen los militantes y simpatizantes del PSOE en las redes sociales. Las derechas española y catalana están dirigiendo la comunicación y los incentivos electorales hacia donde desean. No es nuevo y por ello la estrategia debería haberse planeado en estos últimos ¡seis días! Ante una «alianza» tan evidente entre Casado y Torra deberían salir “con el mazo” y señalando que tan incendiarios son unos y otros. Porque, al final, esa alianza le está costando votos y escaños hasta quedar en 117 según el barómetro de Electomanía. Mientras las derechas, salvo Ciudadanos, suben. PP y PDeCAT más los neofascistas de Vox. La clase dominante siempre gana porque da igual en catalán o en español son quienes ejercer esa dominación. Y ahora les interesa deshacerse de Sánchez o de tenerle sometido, quién sabe.

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