Fernando de Páramo manifestó ayer, con suma indignación, que “no entendemos el veto de Sánchez e Iceta a Inés Arrimadas en un momento en que podemos acabar con el Procés”. Lo mismo se ha podido escuchar de otros dirigentes de Ciudadanos respecto al dirigente federal del PSOE. Incluso con acusaciones veladas en las que avisan, como los matones de barrio, que “no se entiende que en Andalucía sí se pueda pactar y en Cataluña no”. No sienta bien en la formación naranja que el PSOE, ahora, les ningunee y les sitúe más a la derecha de M. Rajoy. Pero es que en Ciudadanos aún no se han enterado de varias cuestiones políticas porque no dan más de sí. No les cabe en las molleras que alguien no quiera algo con ellos y ellas. Intentaremos explicárselas punto a punto, no vaya a ser que se despisten, que ellos son muy del uso del powerpoint.

  1. Arrimadas no ha ganado nada. Hay que ser muy prepotente y presuntuoso para, en base a encuestas, ir por la vida política exigiendo el apoyo a una presidencia que la ciudadanía aún no ha decidido. Por mucho que moleste a la gente naranja esta realidad es incuestionable. Aquí no hay posverdad. No se han celebrado las elecciones, por tanto no cabe apoyar a alguien hasta que el pueblo se pronuncie. Las encuestas, que me temo se van a equivocar en el caso catalán por una alta volatilidad, no son votos, ni, incluso, la voluntad general. Por tanto, el PSC tiene toda la legitimidad de negar apoyos y más cuando ese mismo partido podría vencer a los naranjas.
  2. Se gobierna en favor de la ciudadanía, no a favor de bandos. Más claro no ha podido ser Miquel Iceta en su explicación. No piensa votar en favor de Inés Arrimadas, entre muchas otras cosas, porque no tienen programa de Gobierno. En Ciudadanos sólo hay, como en la frase de De Páramo acabar con los independentistas. Para Iceta, como buen demócrata, lo importante es la gestión de los asuntos de la ciudadanía y si es por procedimientos deliberativos y reflexivos mucho mejor. Iceta se aparta del populismo de Ciudadanos (sí, para su sorpresa son populistas, como veremos) para intentar reconstruir una sociedad fragmentada por las fuerzas secesionistas. Y esa reconstrucción no puede ser excluyente. Se puede estar contra la independencia y las locuras de Puigdemont, pero desde la empatía y la comprensión del otro. E intentar que el otro entienda tus razones y las reconozca para debatir. No como hasta ahora que era todo antagónico.

E Iceta quiere evitar ese antagonismo populista y derechista que está instalado, tanto en algunos sectores del secesionismo, como en la derecha españolista. De la que el máximo representante es Ciudadanos precisamente. Para la formación de Albert Rivera, en estas elecciones no hay política más allá de la confrontación y aniquilación del contrario. Sea secesionista, podemita o, ahora, socialista. Piensan la política catalana en términos de amigo/enemigo, con un sentido trágico que quiere ver al “otro” desaparecido. Algo, por cierto, muy fascista. Aunque, en estas páginas, ya advertimos del viraje fascista de Ciudadanos.

  1. Ciudadanos es de derechas, de muy derechas. Pedro Sánchez viene diciéndolo durante las últimas semanas. ¡Por fin se le calló el velo del amor al secretario general del PSOE! La formación naranja es la derecha de la derecha. Por tanto, un partido de izquierdas puede hacer uso de la razón de Estado para aplicar la ley contra los secesionistas, pero hasta ahí. No está dispuesto a hacer bandos y menos con alguien tan de derechas como Arrimadas y su séquito catalán. Porque sí son de derechas. La defensa de una España centralista no les viene por jacobinismo, ni por hegelianismo, sino por el fascismo (el Estado nacional de todas las clases), el tradicionalismo (la nación se inspira en algo divino) y el organicismo que representan de los distintos cuerpos sociales (empresarios, élites de gestión económica, etc.).

Con el conflicto catalán, se ha visto el verdadero pelaje de Ciudadanos. Hasta el momento se ocultaban bajo una apariencia de profesionales y liberales que venían a la política por la corrupción y para sanear el sistema. Algo muy populista también, por cierto. Pero con el transcurso del tiempo, cuñadismo ideológico al lado, han ido superando, en el discurso al menos, al PP por la derecha. Han recordado más a Primo de Rivera que quienes son sus herederos naturales e institucionales. Al menos en el PP hay demócrata-cristianos, mal que le pese a Ángel Garrido, que tienen una visión más social y comprensible de la vida. En Ciudadanos se observa que, no sólo son el brazo armado de los lobbies empresariales, sino que en términos ideológicos rozan con presupuestos poco democráticos.

  1. Ciudadanos no es de fiar. A diferencia de lo que podía pasar hace un año que nadie conocía cómo funcionaba la organización naranja, ahora sí se sabe y se ha constatado mediante la experiencia su forma de acción. Sólo hay que ir a la Comunidad de Madrid para descubrir que Ciudadanos, en cuestiones sociales, siempre acaba plegándose al PP. Incluso cuando ellos mismos han redactado, junto a los demás grupos, un proyecto de ley. En el último momento se acercan a quienes decían venían a sustituir por corruptos.

¡Cómo quieren que Iceta vaya de la mano de alguien que no es de fiar! En cuanto hay una foto, pegan empujones, muerden y matan, si hace falta, por salir en ella. Si se pueden colgar la medalla son los primeros en intentar llevarse todo el mérito pisando a quienes realmente sí se lo han trabajado. ¿No recuerdan la primera manifestación contra el secesionismo que estaban todos sus dirigentes en primera fila? Eso es apropiarse de la lucha de la sociedad civil. Pero para ellos y ellas da igual. Todo por la foto y poder legitimar el discurso antagonista. Contra Maduro o Puigdemont, porque son muy versátiles en esto. Pero ellos los primeros y quitando a los demás.

  1. Programa, programa, programa. ¿Podría señalar el señor De Páramo cuál es el programa de Ciudadanos para gobernar Cataluña? Salvo las cuatro ideas-fuerza de siempre, el programa de la formación naranja para Cataluña es simple: acabar con los independentistas y todo lo que significan. ¿Algo que decir de los peajes? ¿Algo que decir de la masificación turística? ¿Algo que decir de las infraestructuras? Salvo que no se adoctrine educativamente, no hay nada más allá. Ni de gestión, ni de recuperación social.

Piensan en Ciudadanos que acabando con los secesionistas volverán las empresas. Y si no lo hacen, pues ya quitarán dinero a la ciudadanía para regalárselo a las empresas. Bonificaciones para todos y bajada de impuestos. Todo eso en una Comunidad arruinada también en lo económico. Por tanto, cabe intuir que para superar la deuda, lo que harán será privatizar la Sanidad y la Educación. Esto es, empeorar lo público. Y eso confronta directamente con un proyecto socialdemócrata como el del PSC.

Hasta el momento, gracias a que los medios de comunicación no les critican porque tienen bula del establishment, no se han enfrentado en Ciudadanos a la realidad. Sí que existen las ideologías y por eso, porque en Ciudadanos son muy de derechas, el PSC no apoyará a Arrimadas. Y más sin saber qué partido obtiene más votos. No les entra en la cabeza que no les apoyen a ellos, a los salvapatrias, a los mejores del mundo mundial. Y no les entra porque, dentro de su populismo de derechas y neoliberal, no cabe rechazarles a los puros. Y como son puros, están infectados del mal ideológico del dogmatismo. Por eso no les da para más. Sus cabezas se bloquean y sobrecargan cuando, salvo que sea el otro antagónico, les rechazan.

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