Las sectas es lo que tienen, todos y todas piensan igual y actúan igual. Por eso en Ciudadanos se turnan constantemente para hacer lo que mejor saben: cuñadismo. En esta ocasión ha sido una “cuñada”, Melissa Rodríguez, quien ha salido a los medios de comunicación para expresar el populismo fascistoide que es la base del cuñadismo naranja. Durante un paseo por la Feria del Libro de Madrid (recomendable no sólo comprar los libros sino leerlos habría que recomendar a las gentes de Ciudadanos), la diputada de Ciudadanos ha advertido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que estarán vigilantes con quién se junta y pacta. No siendo con ellos parece que lo demás es malo malísimo. Populistas, secesionistas, nacionalistas, etarras u otras especies políticas peligrosas para unidad de destino común que es España.

Un argumentario lleno de errores y de inexactitudes, algo habitual en el caso de Ciudadanos, al que ahora suman la ilegitimidad del gobierno: “Vamos a estar vigilantes mientras seguimos exigiendo la convocatoria de elecciones desde una oposición fuerte”. Pueden estar todos los vigilantes que quieran, pero la oposición fuerte parece que se la han quitado. Mariano Rajoy, por un lado, al no dimitir y quedarse como jefe de la oposición (gran favor ha hecho a su partido, todo hay que decirlo), y Pablo Iglesias, por otro lado, como “socio” mayoritario del gobierno del PSOE. Ellos y ellas sí que son una oposición fuerte y los que se deberían comer la tarta mediática de Ciudadanos. Contar con el apoyo del establishment mediático hasta ahora, como le pasa a la formación naranja, no quiere decir que las circunstancias cambiantes favorezcan que siga siendo así. Y hay una lógica que perjudica y mucho a Ciudadanos.

Siguen con la lógica de convocar elecciones cuanto antes, algo que rechazan todos los partidos, incluido el PP, a pesar del daño que eso causaría al país. Sólo por el propio interés y ante el temor de ver que los réditos obtenidos en las encuestas se diluyan y pasen a ser la cuarta fuerza política. Sólo miran por su ombligo, importándole la ciudadanía española (esa que no se les cae de la boca) muy poco. En Cataluña ya están empezando a caer en los sondeos, porque el discurso del odio no se puede mantener durante mucho tiempo y más en una sociedad que no se ha creado a base de antagonismos, sino con una esfera pública deliberativa y consocionalista.

Ahora hablan de la ruptura de España: “El gobierno del PP era digno de ser censurado, pero no todo vale para llegar a La Moncloa, y mucho menos pactar con formaciones que pretenden romper nuestro país”. Ellos no censuraron al PP curiosamente y han quedado retratados por ello, pero ¿quién ha dicho que haya un pacto con formaciones que van a romper España? Se ha dicho por activa y por pasiva que no hubo acuerdo, pero, además, desde el propio Gobierno de la Generalitat están dando pasos para restablecer el orden constitucional. Es normal que el fascistilla que llevan dentro cada uno de los miembros de Ciudadanos le impulse al odio, pero no es menos cierto que el fundamento democrático es el diálogo. Y dialogando se solucionan los problemas, no metiendo en la cárcel a todo el que opina diferente, eso se llama totalitarismo y parece que está en el marco ideológico de Ciudadanos por lo tanto que lo usan.

Y por si no fuese bastante, Rodríguez lanza otra duda de la que no tiene ninguna certeza, lanza una mentira: “Apostó desde el principio por otros socios, de dudosa calidad constitucional, con los que además ha cerrado acuerdos que todavía desconocemos”. Pues si se desconocen, tal y como es el mundo periodístico actualmente, es o bien porque no han existido, o bien porque sólo es una elucubración mental del partido naranja. Les ha sentado mal quedar fuera de cuadro y están rabiosos y rabiosas. Una mentira que adereza de otra forma por si se nota demasiado que el falso lo que dicen: “Todos sabemos que en política los apoyos no son gratuitos y nos parece una irresponsabilidad que no nos comuniquen cuáles han sido esos acuerdos”. Si no han llegado a acuerdos público, utilizo la lógica política de que los apoyos no son gratuitos. Hay otra lógica, que en teoría de juegos se utiliza mucho (sí, hay que leer gentes de Ciudadanos), y es la desbancar a tus adversarios apoyándote en una opción que no es la que más te interesa, pero sí la que te sirve a futuro. Esta lógica es la que han seguido en Podemos, en el PP, en ERC o en PDeCAT. En Ciudadanos no, porque se pensaban que con el apoyo mediático ya lo tenían hecho, pero no, hace falta algo más. Y en Ciudadanos no hay suficiente materia gris política.

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