«Mi nombre es Alejandro Sánchez Pizarro, nací en Madrid y Cádiz, y crecí en medio mundo. No tenía otro plan para esta noche del 24 de junio, y no se me ocurre mejor plan para los próximos 20 años que seguir cantándoles a todos ustedes» Así se presentaba Alejandro Sanz ante un público entregado y que esperaba ansioso la llegada de la esta celebración de la carrera de un artista que ha puesto banda sonora a muchas de nuestras vidas.

Por fin llegó la esperada fecha para todos sus fans. Alejandro Sanz celebraba rodeado de amigos los 20 años de su disco Más con un concierto único en el Vicente Calderón y prometía no dejar indiferente a nadie.

Días de dormir en la calle, colas de horas para esperarle, cansancio, nervios  y algo de retraso en el inicio del concierto no pudieron con la emoción y la salida espectacular de Alejandro al escenario del que emergía sobre una plataforma elevadora.

Todo empezaba como empezó hace 20 años y los primeros acordes de «Hoy que no estás» hicieron que el Calderón comenzara a vibrar y no lo dejara hasta casi tres horas después. Tres horas de risas, de emoción y de amigos que miraban a Alejandro con admiración y con cariño. Grandes voces nacionales e internacionales, pero para él sobre todo grandes amigos. Que como no podía ser de otro modo le llegaron a emocionar. Y aunque en la grada hubo algún descontento porque las pantallas solo enfocaban a Alejandro y no veían con quien cantaba, todo se le perdona cuando en ese escenario se dejó la piel y el alma.

Desde las primeras filas se le sintió muy cerca. Muy entregado. Muy Alejandro. Se sintió que todo el increíble escenario que le acompañaba, las dos bandas, los 20 artistas, los focos, las pantallas, el fuego…nada le hacía sombra y hasta el cielo de Madrid lloraba cuando a lomos de su piano recorrió la pasarela para cantarnos «¿Lo ves?» o cuando entre lágrimas y con la cara entre las manos desde lo más alto de su carrera y de ese escenario nos cantaba «Tu letra podré acariciar» anunciando que la fiesta ya casi terminaba.

Fue una noche para el recuerdo. Para decir, yo también viví más es más. Y lo viví con él. Porque Alejandro se dejó un cachito de si mismo en ese escenario, y se llevó otro poquito nuestro. Porque ese estadio nunca más vibrará con la música, pero Alejandro y su público por poco lo tiran abajo antes de tiempo. Porque acabó con confeti, con fuegos artificiales, por todo lo alto como debe acabar un espectáculo de tal tamaño. Pero luego él salió, sólo, entre lágrimas, emocionado a ese escenario…a decirnos hasta pronto.

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