Foto: Goio Villanueva
Foto: Goio Villanueva

Estela de María, es una de las voces más importantes de Extremadura, galardona con el primer premio de canción española en Madrid. (1997)

Hablar de Estela significa hablar de la identidad de la Mujer en la autoría de la copla, significa hablar del papel de la mujer cantautora en un género, que a lo largo de los tiempos ha dado grandes autores y grandes intérpretes, pero pocos cantautores, consta como único en el género el desaparecido Carlos Cano.

Un dato que caracteriza la copla es el hecho de que la composición ha estado siempre desvinculada a la interpretación de la canción.  Grandes maestros, compositores, componían hermosos temas de copla para que fueran interpretados y cantados por grandes artistas, pero en ningún momento coincidía que quien interpretaba esas coplas fuese también el autor o la autora de ellas, tan solo en el caso, ya citado anteriormente de Carlos Cano, que marcó un antes y un después en el género de la copla.

Este es el dato más importante que además engrandece a esta artista. Realmente lo que hace que sea diferente y único su trabajo, donde se apuesta y da cabida a una nueva copla, las coplas que crea y canta una mujer para un género, en el que a lo largo de los tiempos la mujer no ha tenido ningún protagonismo.

Tras el fallecimiento de Marifé de Triana, a quien admiraba profundamente, motivada e impulsada por el dolor y el luto que sentía su corazón, nacieron los primeros versos de “La Reina de Triana” homenaje y tributo a una de las grandes de la copla.

“Cantando va la reina de Triana, soñando con la copla en sus entrañas”.

 

La copla, un género clásico, un género popular, del pueblo, y aun así tú eres una pionera, ¿lo sientes así?

Me ha dado siempre miedo, respeto, pudor el verme sola en ese campo, en la autoría de copla. He intentado investigar y ver, rescatar información para ver si había alguien que anteriormente hubiese hecho algo. No aparece nada. A mí eso me asusta. Hay otras artistas de la nueva generación como Clara Montes o María Toledo que está más enfocada al flamenco y que es una mujer novedosa. Nos movemos en un mundo en el que la autoría siempre ha sido cosa de hombres y las mujeres, por el motivo que sea, han estado siempre relegadas a intérpretes. Tú escuchas “La reina de Triana”, que es el homenaje que le hago a Marifé de Triana y es una copla en toda regla. No he escuchado a ninguna mujer que hubiese escrito y cantado una copla. Me encantaría que fuera así. Me encantaría que se promoviera una acción que pudiera despertar el sentir de la copla en las mujeres y de igual modo en que se puede cantar copla también puedan componer.

Como digo, la copla es un género muy clásico que parece que no se renueva. Se siguen cantando los temas de Marifé de Triana, de Imperio Argentina, de Concha Piquer, de Miguel de Molina, de Lola Flores. ¿Hay renovación real de algo tan nuestro o se continuará con los temas que nos han acompañado toda la vida?

En ese sentido, la copla está muy rancia. Todo lo que se sigue escuchando, con letras maravillosas, verdaderas obras de arte, no se actualiza. No hay una revolución de jóvenes que compongan para el género como ocurre en el resto de las músicas. Todos se centran en cantar lo que ya está escrito. Aunque es un género muy valorado, al no renovarse, se queda estancado en el tiempo. Se ve como una música poca actual. Yo cuando digo que hago copla la gente se echa para atrás porque te asocian con la coplera que canta lo de siempre. Siempre he intentado cambiar las cosas cantando mis coplas porque es la única forma de renovar el género. De nada me sirve cantar “Ojos verdes”, que la han cantado un millón de cantantes maravillosos, que cantan mejor que yo, porque es un campo que está ahí y que no tengo nada que hacer en él. Lo importante es cantar y crear para un género donde actualmente no se crea.

La copla es un género donde, por su música, su tono melancólico, es perfecto para incluir en sus letras la reivindicación social, ¿estás de acuerdo?

La música que uno crea es el sentir de tu interior. Hay de todo. En mis coplas está el fallecimiento de Marifé, una mujer del siglo XXI, en el que le hago un homenaje. Hay un tema que se titula “Lola”, que muestra una realidad como la de Juana Rivas, a través de la figura de la hija de una amiga mía artista que fue cuestionada y le quitaron la custodia y se la dieron al marido. Ese sentir lo plasmé en esa canción. También plasmo lo que me sucede en mi vida. He musicado el poema de Manuel Machado sobre la copla “Hasta que el pueblo las canta las coplas, coplas no son y cuando las canta el pueblo ya nadie saber quién es el autor”. Esa canción muestra mi trabajo porque hasta que esas coplas no se canten no se considerarán coplas. Otro de los temas es Coplas de Mujer, que refleja mi situación de la mujer componiendo coplas.

Uno de los más grandes de la historia, Carlos Cano, comenzó ese camino de fusionar la copla con otros géneros y, además, componiendo sus propios temas. ¿Es para ti un referente? Alguien me ha dicho que eres la heredera de él.

Quien dio un fuerte giro a la copla fue Carlos Cano. El único compositor, autor y cantante. Él sí renovó la copla y trajo aire fresco y renovado. Intento influenciarme de gente como Carlos Cano y tener ese sentimiento de renovación, de actualización en la copla.

En tus temas se nota influencia de otros géneros también muy clásicos y arraigados como el fado portugués, un género también muy de mujer intérprete, ¿la copla debe entrar definitivamente en la fusión como ya han hecho otros géneros como, por ejemplo, el flamenco?

Carlos Cano sí que lo hizo. El trabajo de este hombre trajo aire fresco y renovado para la copla. Seguir sus pasos pienso que es lo más interesante ahora mismo. Yo fusiono la copla con el fado porque me identifico con el fado. Como artista soy muy de alma, de cantar con el sentimiento y con las entrañas. El fado que es muy parecido a lo que es la copla. En uno de los temas lo he fusionado y queda muy bonito. La música está para que se pueda compartir porque unir los ritmos tradicionales de otros países lo que hace en enriquecer.

Estela de María, además, es activista contra la desigualdad y la violencia machista. ¿Es la música un arma de reivindicación?

Es un arma muy poderosa. Como bien dice Cristina del Valle la gente está deshumanizada, tenemos como un escudo en el corazón que no nos deja empatizar con el resto. Nos hemos convertido en meros escuchadores de lo que sale en las noticias. Escuchamos y como no nos incumbe no tomamos conciencia real de lo que ocurre en el mundo. La música es capaz de traspasar esa coraza y llegar al corazón de la gente. A través de la música llega el mensaje y llega directo y, de este modo, la gente lo capta directamente. No es lo mismo hablar de que cantar y convencer con un pensamiento, una reflexión, sobre lo que le está pasando a la raza humana porque no sé dónde vamos a llegar.

¿Por qué hay tan poca implicación desde la música para luchar contra la violencia machista?

El problema no es que no se haga referencia a la violencia machista. El problema es que se da pie a potenciar la violencia machista. Los jóvenes están interiorizando unas canciones con unas letras que como madre estoy espantada. Esas letras están normalizando esas situaciones que proponen esas letras. Esto es muy peligroso. Los mensajes son brutales, son de un machismo brutal. Es una sensación de que en vez de haber avanzado hemos retrocedido. La música para mí es otra cosa, es transmitir mensajes positivos, pero no la degradación de la mujer.

¿Cristina del Valle es un referente de esa revolución a través de la música?

Por supuesto. Cristina es el mayor ejemplo de compromiso, solidaridad, esfuerzo, trabajo, lucha, tesón. Es una mujer en mayúsculas. Hay unos versos de Cortázar que la definen muy bien: “Las palabras no alcanzan cuando lo que hay que decir desborda al alma”. Cristina es ese tipo de mujer que hace falta tener en la sociedad, en los medios, como referente o como modelo de mujer, no lo que nos venden en la tele. Es el modelo para que nuestros hijos visualicen el tipo de mujer que rompen los estereotipos marcados por la cultura machista que vivimos.

Foto: Goio Villanueva

 

 

 

 

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