En una entrevista concedida al diario El Comercio, Cristina del Valle, cantante, activista y Directora de Igualdad, Género y Diversidad de Diario16, ha hecho un repaso a su vida, a su personalidad, a sus pasiones y ha mostrado la fuerza que irradia de alguien que tiene muy claros los conceptos por los que luchar y los objetivos a conseguir.

Su activismo en defensa de las mujeres no es una casualidad. Ella ha vivido la violencia machista desde pequeña y es algo que la marcó de tal manera que tuvo que huir a cientos de kilómetros con su familia para poder vivir una vida que ya quedó marcada por los maltratos porque «Eso marca el resto de tu vida en todos los aspectos, porque no pudiste tener una infancia amorosa, llena de ternura y respeto. Las secuelas son muy duras y cuesta mucho superarlas. Se sale si tienes la suerte de tener una madre como la mía, valiente y formada, y la ayuda de mucha gente». Cristina siempre ha ponderado el valor de su madre. Esa huida la enmarca dentro de la situación que siguen viviendo las mujeres que son víctimas de la violencia machista que «tienen que vivir como refugiados y refugiadas porque el Estado y las instituciones no son capaces de proteger a las víctimas de la violencia. Tuvimos que escondernos, irnos a Valencia, como también pasa hoy, mientras que el agresor es el que se queda, el que no tiene que modificar su vida».

En referencia a su defensa de los derechos de las mujeres y su lucha contra la violencia machista Cristina achaca que hay una clara falta de voluntad por parte de las instituciones y de muchos profesionales al no aplicar las leyes vigentes y pone ejemplos que son muy duro precisamente por ser demasiado habituales: «De poco nos sirve una ley si luego un juez dicta una sentencia absolutoria a un agresor con un resultado luego de asesinato, como fue el caso de Ana Orantes. La condenó a muerte». A esta pasividad de las instituciones ante la violencia machista, Cristina achaca también a la falta de concienciación de la sociedad respecto a una de las mayores lacras de nuestros tiempos. Aún se sigue creyendo que se trata de un problema de puertas para adentro, del ámbito privado y que, por tanto, no hay que implicarse en ello, actitud que, por cierto, está sentenciando a muerte a muchas mujeres que no pueden salir por ellas mismas de la situación de maltrato en que se encuentran y que, indirectamente, están pidiendo ayuda empezando por su entorno más cercano y, después, a las instituciones. Hay un dato que es sangrante, un dato que facilita el propio CGPJ: un elevado porcentaje de los familiares directos culpan a la propia víctima de la situación en que vive. Eso no se puede permitir. En la entrevista Cristina del Valle lanza una pregunta al aire, una pregunta que despierta la reflexión: «¿Dónde andan los hombres buenos? ¿Por qué no están dando un paso al frente, en la calle, y siguen en silencio? Vivimos en una sociedad ciega, sorda y muda».

Su activismo no se puede separar de su carrera profesional porque para ella la música es un instrumento de compromiso y de lucha y por esta razón ha pagado un precio: «Ya no era la cantante de pop divertida, graciosa, sino una persona cuyo discurso podía resultar molesto para directores de medios, presentadores… Muchas puertas se te cierran, pero fue algo de lo que era muy consciente y sigo en esa lucha, sobreviviendo de la música. Lo que más me importa es poder llevar mis canciones a Ciudad Juárez y ponerle voz a las mujeres asesinadas o a Palestina, para denunciar la ocupación».

La nueva etapa de Amistades Peligrosas tiene una característica que la hace fuerte: la compenetración tanto musical como ideológica de Cristina con su nuevo compañero, Manu Garzón, porque en muchos aspectos han compartido experiencias, han compartido sufrimientos y eso, finalmente, se nota. Como ella lo ha definido alguna vez, «es el antihéroe, el “antiartista” canalla». Además, la presencia de Garzón, a nivel musical, le deja mucha más libertad a la hora de fusionar el pop con otros ritmos de los que Cristina del Valle es apasionada: étnicos, rap, ritmos africanos o árabes… Esa disparidad, esa diversidad es la que fortalece el proyecto.

Ahora inicia gira de conciertos y el 16 de junio actuarán en Castrillón, en su Asturias natal.

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