Un hombre ha sido detenido por la Policía Nacional después de que aquél dejara cartas de despedida a sus hijos y esperara a su esposa en su casa armado con dos escopetas. Está acusado de un delito de violencia de género.

Fue la mujer la que pidió ayuda tras encontrar los manuscritos de su marido en los que la amenazaba y denunció a su esposo por malos tratos y amenazas en el ámbito familiar. Las cartas la hicieron sospechar que él se estaba planteando matarla. A esto se unió el hecho de que el hombre la hubiera estado llamando por teléfono en repetidas ocasiones durante el día, llamadas en las que el detenido la instaba a ir urgentemente a su casa, cosa que aumentó las sospechas.

Agentes de la Unidad de Atención Familiar (UFAM) acompañaron a la víctima a su domicilio donde se encontraron con el hombre en un estado de alteración nerviosa y armado con dos escopetas de caza municionadas. El detenido escondió una de las armas detrás de una puerta. Además, encontraron más cartas bajo un cojín en el que se despedía de su hija y donde dejaba clara su intención de asesinar a su mujer y después suicidarse. Los agentes, además, hallaron dinero en efectivo que el hombre dejaba a sus hijos para que continuaran con sus vidas.

Nuevamente nos hallamos ante un caso de terrorismo machista. El detenido lo tenía todo planeado y con una frialdad tremenda esperaba a su esposa para descerrajarle varios disparos y terminar con su vida. La acción de la mujer de denunciar los hechos lo han impedido, pero se demuestra, una vez más, que las mujeres en este país están totalmente desprotegidas porque los protocolos de protección siguen estando pensados para un tipo de violencia en el ámbito del hogar y no como un modo de prevención de un tipo de terrorismo. Si la mujer no hubiese denunciado los hechos estas líneas estarían contando un nuevo asesinato.

 

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