Nuestros lectores, sobre todo los que son afectados por el Caso Banco Popular, ya conocen sobradamente quién es Emilio Saracho, lo que hizo, cómo lo hizo y a quién benefició toda su actividad como presidente de la sexta entidad financiera de España.

Sin embargo, tal y como hemos publicado en diferentes ocasiones en Diario16, ese trabajo no fue gratuito y estuvo muy bien remunerado. Por un lado, el propio Saracho confirmó a sus íntimos en una cena celebrada en el mes de septiembre de 2.016 que iba a dejar su puesto en JP Morgan para presidir al Banco Popular, algo que sorprendió a los allí presentes porque no es muy normal que alguien que ocupa una de las vicepresidencias mundiales del mayor banco de inversión del mundo. En este diario y en el libro de Manuel Domínguez Moreno, Banco Popular: Una Operación Diabólica, se ha hecho público cómo Antonio del Valle y Reyes Calderón prepararon una rebelión dentro del Consejo del Popular para derribar a Ángel Ron y poner en la presidencia a alguien que se encargara de aplicar los movimientos necesarios para cumplir con los objetivos que el banquero mexicano tenía marcados. Se eligió a Emilio Saracho porque era la persona que, con su conocimiento del mercado, podría llevar a efecto la operación bajista que bajara el precio de la acción a un punto en que fuera atractivo para otra entidad y, de este modo, implementar una operación corporativa de venta o fusión.

La detención de Hervé Falciani ha vuelto a llevar a la actualidad la lista que el ex informático del HSBC suizo filtró y en la que se encontraban personas de todo el mundo que, presuntamente, evadían impuestos a través de esta entidad. En esa lista se encontraba Emilio Saracho.

La salida de JP Morgan traía consigo el pago por parte del banco de inversión norteamericano de la indemnización que tenía firmada Saracho por su jubilación, exactamente 86 millones de euros, cuyo pago estaba condicionado a la operación de venta de la entidad y si JP Morgan era quien intermediaba en la misma.

Esta condición fue la razón por la que en una reunión del Consejo de Administración celebrada en el mes de abril pidió a Miguel Ángel del Moral para que fuera él quien defendiera que fuera JP Morgan la empresa que se encargara de realizar la venta. Saracho se lo vendió al directivo como que no hubiera sido «ético» que él presentara el acuerdo por su pasado. Lo que no quería Saracho era que se supiera que su indemnización dependía de la firma de esa propuesta.

Una vez que en el mes de mayo se hizo público que JP Morgan se iba a encargar de la venta del Banco Popular, KPMG, a través de una señorita llamada África, se puso en contacto con Saracho para que les dijera si el pago de los 86 millones se hacía en un solo ingreso o en varios en alguna de sus cuentas en Suiza.

Tener una cuenta en Suiza no es delito, pero sí lo es ocultarla a la Agencia Tributaria. La relación de Emilio Saracho con Suiza es obvia tanto por el hecho de estar en la Lista Falciani como por el lugar donde se le hizo el pago del bonus de 86 millones de euros. ¿Estará al tanto la Agencia Tributaria de este pago?

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