Foto: El Correo de Andalucía

Son ya demasiados los ejemplos de localidades importantes donde Ciudadanos gobierna en los que han dado muestra de su plena incapacidad para gestionar una administración pública, la que sea y de cualquier ámbito. En los 3 años que han pasado desde las últimas elecciones municipales, en la gran mayoría de los municipios importantes gobernados por el partido de Albert Rivera sólo ha reinado el caos más absoluto y se ha demostrado que no son una formación política que dé garantías a la ciudadanía de saber gestionar. El partido naranja gobierna en pocos lugares de España y allí donde lo hace está demostrando una incapacidad absoluta porque una cosa es predicar y otra dar trigo.

El populismo de Rivera y sus acólitos es muy fácil de aplicar desde la barrera. Cuatro ideas muy rimbombantes que calan en el pueblo y a recoger votos. Desde que Ciudadanos llegó a la escena política nacional todos los grandes logros de cualquiera de los ámbitos gubernativos son causados por el partido naranja. Puede que, incluso, la propia creación del Universo estuvo dirigida por Albert Rivera.

Con el poco poder que consiguieron en 2.015 ya acumulan quiebras de municipios, casos de corrupción, acoso a trabajadores discapacitados, el pago de la sede de Huelva con dinero de la Diputación y, sobre todo, ineficacia. Si a todo esto unimos que han apoyado a gobiernos del PP salpicados por escándalos judiciales en todos los niveles territoriales, estatal, autonómico y local, como, por ejemplo, el apoyo a Pedro Antonio Sánchez, pluri imputado por varios casos de corrupción, o a Gabriel Amat en Roquetas de Mar. Además, ya han tenido detenidos como el alcalde de Arroyomolinos en el marco de la Operación Enredadera.

El último caso que demuestra esa incapacidad del partido de Albert Rivera para gobernar lo encontramos en Espartinas, una de las localidades más importantes de la provincia de Sevilla. Allí gobernaron con el apoyo del PSOE. A los pocos meses su alcalde tuvo que dimitir del cargo —aunque no abandonó su acta de concejal— por una imputación por las anomalías detectadas en los contratos del programa autonómico de ayudas a personas en exclusión social. Fernández continuó como concejal dentro del Gobierno local y, el pasado febrero, la mencionada investigación fue archivada, quedando libre de cargos.

En esta legislatura Espartinas ha tenido 3 primeros ediles y su gestión ha sido calificada por el resto de partidos de la oposición, incluso el PSOE que rompió el pacto de legislatura por estar hartos de los cachorros de Rivera, como de incapaz, inestable, opaca, que ha provocado «la paralización de la vida municipal y la pérdida de innumerables subvenciones y proyectos», tal y como reza en el escrito de reprobación de Olga Hervás Nieto, la actual alcaldesa, quien ha sido demandada ante los órganos municipales y los tribunales por acoso laboral contra el anterior alcalde, Iván Gómez Fernández, quien ha sido expulsado de Ciudadanos, al igual que la propia Hervás.

El propio Gómez, tras ser conocedor de su expediente de expulsión, afirmó en un comunicado que «el partido Ciudadanos carece de toda seriedad para aspirar a gobernar y gestionar cualquier institución pública. A la falta de apoyo que demuestran en la gestión diaria de sus concejales, se le une la falta de respeto hacia ellos. Para muestra las veces que mi persona ha visitado el Parlamento de Andalucía, para después ni siquiera ser atendido».

El caos en Espartinas provocado por Ciudadanos es el último ejemplo de su incapacidad para gobernar. Es muy fácil solucionar todo desde la platea, pero cuando hay que enfrentarse a la realidad de la gestión demuestran que son absolutamente ineficaces. Sus recetas no funcionan en la política municipal porque, en realidad, no tienen más receta que decir y prometer lo que la gente quiere escuchar. Por tanto, ¿se le puede dejar la puerta del gobierno de España abierta para que lleven a la ruina al país? Los españoles tienen que saber de lo que son capaces Albert Rivera y su partido. El ultranacionalismo y el populismo suelen llevar a la ineficacia de la gestión, además de a la ruina de los pueblos.

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