Todo el mundo conoce a centenares de hombres y mujeres con cargo público que se aferran al sillón cual ave rapaz a su presa. No lo sueltan ni echándoles ácido sulfúrico. Matan y acuchillan por la espalda a quien haga falta con tal de seguir en el machito y no tener que trabajar (¡con lo cansado que es eso!). Algunas de esas personas son aparateras que controlan a diversos grupos muy necesarios para las disputas internas y las correlaciones de fuerza, de ahí que persistan en el cargo. Sin embargo, hay seres que ni son fundamentales para el aparato partidista, ni han destacado por algo en el ámbito de sus partidos (a veces hasta poco en la vida) que, de forma extraña, aparecen en los cargos públicos como por designio divino. No cuentan los antiguos deseos borbónicos pues esas personas sí tenían un motivo de ser para permanecer en el cargo, proteger los intereses del Borbón de turno.

Entre esas personas que inexplicablemente pasan de cargo en cargo sin haber destacado tenemos a Irene Lozano y María del Mar Blanco. Comenzando por la segunda. La “hermana de” Miguel Ángel Blanco ha transitado por todos los cargos habidos y por haber de las administraciones controladas por el PP sin que nadie haya podido conocer iniciativa, discurso o acción pugilística destacada. En algunos casos hasta sería complejo que ustedes recordasen su voz y eso que lleva años en diversos cargos públicos. En el PP hay una extraña obsesión por situarla siempre donde se pueda. Da igual el cargo. Da igual que carezca de la experiencia o los conocimientos necesarios para desempeñarse. ¡Hay que colocarla cueste lo que cueste! El problema es que costar, cuesta a las cuentas públicas que se nutren del esfuerzo del resto de españoles. Ahora la han colocado en el Ayuntamiento de Madrid como asesora de Vivienda, pero antes fue diputada en el Congreso, en el Parlamento Vasco, asesora de la mesa del Senado…

Con ese perfil desde luego asesorar en vivienda en complicado que lo haga. Eso es lo de menos, en el PP entienden que hay que colocarla en cualquier lado. ¿Por qué? ¿Sabe algo de las corruptelas internas y así se consigue callarle de algún modo? O simplemente ¿es por ser hermana de? Si fuese por lo segundo sería una completa mezquindad por parte de Pablo Casado. Utilizar una desgracia para pasear a una persona e intentar simbolizar algo que no es, pues bien que el PP de José María Aznar pactaba con el Movimiento de Liberación Vasco cuando aún mataban y el cuerpo de Miguel Ángel estaba casi fresco, al menos en la memoria de los españoles. Y si la susodicha acepta, por no buscarse una forma de vivir que no sea en memoria de la víctima de ETA, carece de la misma ética que se le puede demandar a la dirigencia del PP. Muchos hay que temerse que a Blanco sólo le pondrán delante de los micrófonos cuando suceda algo que tenga que ver con terrorismo y no con vivienda.

Lozano, la que insultaba a socialistas.

El caso de Irene Lozano es casi más extraño y difícil de explicar que el de Blanco. Ni familiares suyos han sido víctimas de ETA, ni nunca ha sido afiliada del PSOE, ni jamás habló bien del partido antes de que Pedro Sánchez impusiese su nombre en las listas de su propio partido. Otro caso en el que los nombramientos no tienen ningún sentido con las capacidades demostradas en su vida al margen de la política (en este caso sí ha tenido vida profesional), ni con excelencias que haya demostrado cuando era diputada de UPYD, ese engendro derechista que la caverna potenciaba para acabar con el PSOE en su momento. Encargada en su momento de escribir los editoriales de El Mundo y haber sido reportera de guerra, ha escrito algún libro que otro sobre sus artículos y lo visto por esos lares (peros sus dos ensayos son malísimos). Lo curioso es que estuvo a punto de entrar en Ciudadanos, tras salir derrotada en las primarias de UPYD para sustituir a Rosa Díez, pero no cuajó el traspaso porque no le garantizaron un puesto, como ha reconocido el ex-secretario de Organización Francisco Hervías.

En eso aparece Sánchez I, el de antes de la semana negra del PSOE, y decide que le va a situar en los puestos de salida de Madrid. El cabreo y las voces que se oyeron en aquellos momentos igual no se recuerdan, pero fueron de todo menos amistosas. En primer lugar porque Sánchez decidió poner a todos los independientes del mundo en la lista quitando a los elegidos por el partido madrileño. Segundo porque lo más destacado en política de Lozano fue insultar constantemente a las gentes del PSOE (como pueden ver en el tuit de muestra) de forma barriobajera y acusándoles de colocar a “amigantes”. Luego desapareció de las listas pero Sánchez II decidió rescatarla para que hiciese de amanuense de su libro y colocarla en un cargo en el ministerio de Asuntos Exteriores: secretaría de Estado de la España Global. Defender la “marca” España por el mundo era su cometido. No se sabe si por agradecimiento por haber escrito su libro, pero hacer no ha hecho nada destacable en la secretaría. Ayer mismo era nombrada presidenta del Consejo Superior de Deportes. ¿Sabe algo sobre las infraestructuras, las federaciones o los deportes en general? Si lo sabe jamás lo ha demostrado y su vida no parece muy ligada al tema deportivo.

¿Qué ocurre entonces? Lo único plausible es que Sánchez conozca cosas que todo el mundo desconoce de esta señora. O simplemente es que sean muy amigos y la coloca donde haga falta. Porque si era por nombrar a una mujer, en el PSOE hay (en el interior o cerca de) muchísimas mujeres vinculadas con el deporte desde abajo y de élite. Si era como miedo a que Mariano Rajoy o Albert Rivera se hagan con las riendas de la Federación Española de Fútbol, no tiene porqué quitarle el sueño ya que la vida federativa es bastante más compleja para que el primer soplagaitas se haga con el poder. Por tanto sólo puede ser por obsesión o por amistad. Y si fuese por alguno de estos motivos estaría confrontando con lo aprobado en el 39° Congreso y la concepción ética que animó a las bases del PSOE a rebelarse contra los intentos de controlar el partido de los barones. Hastiadas de tanto nepotismo, tanto aparatero y tanto amiguismo, las bases sanchistas no estarán muy contentas con este nombramiento. Con el añadido de que Lozano ni controla gentes dentro del PSOE, ni atrae personas al voto, ni es de alguno de los lobbies que presionan al secretario general. ¿Será una amigante?

Desde luego es rara la obsesión de Casado y Sánchez por colocar donde sea y como sea a estas dos personas. Y si fuese por lo que se sospecha no les dejaría en muy buen lugar. Ni colocar a los amigos ha sido seña de identidad del socialismo, ni utilizar a familiares de víctimas del terrorismo es éticamente aceptable en una democracia consolidada. Cada cual que acabe sacando su propia opinión pero muy éticos no parecen estos nombramientos, ni técnicamente hay capacidad en las personas designadas.

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