Desde hace un largo tiempo en las redes sociales los miércoles han pasado a ser los miércoles republicanos. Un movimiento que, con diferentes eslóganes y temas acude miércoles a miércoles a su cita con la petición de la III República en España. Personas de muy distinto signo político (hay socialdemócratas, socialistas, comunistas, populistas e indefinidos) hacen suya la reclamación de lo que poco a poco se va extendiendo entre las personas más politizadas, la necesidad de dar paso a un ´régimen republicano como solución a unos cuántos males que lleva sufriendo España como Estado, como nación y como sociedad.

La clase dominante en España es la que mantiene el régimen monárquico porque les ha venido muy bien para enriquecerse utilizando la monarquía como “abrepuertas” en distintos países. También les ha servido como conseguidor en el propio Estado español. Los “compiyoguis” y demás caterva de sanguijuelas que están secando las arcas públicas en beneficios de unos pocos. Una acumulación por desposesión con el delicado manto de la protección regia. De ahí que la fortuna del emérito haya sido considerada en cerca de 2.000 millones de euros y la del actual inquilino de la Zarzuela ya alcance la decena de millones con sólo dos años de mandato. La Borbonada sigue haciendo negocio a costa de los sufridos españoles sin importarles realmente en país gracias al cual ostentan la corona. Ni sus antecesores, ni los más cercanos han pensado en España salvo como negocio.

Pero no sólo los miércoles republicanos sirven para criticar al Borbón, quien sólo está en la cúpula de todo el sistema institucional, sino para denunciar que por culpa de la existencia de una monarquía felizmente enlazada los sectores más conservadores y parafascistas del sistema, la solución a un tema como el catalán es prácticamente imposible. La unidad de España como reclamo y salvaguarda de una corona plagada de millones impide que la República Federal de los Estados Españoles pueda ser solución y una realidad para la fraternidad y entendimiento entre los pueblos de España. Incluso para una confederación ibérica como postulan algunos. En sí esto no molestaría a los poderes económicos pero sí a otros de los aparatos ideológicos del Estado que perderían su influencia y buen vivir. Como la Iglesia. Una República que en sí misma, en su esencia, es laica quitaría privilegios y dineros. Se acabarían las mamandurrias de eclesiásticas.

También tendría un gran efecto en la Educación porque los valores republicanos, con una escuela laica, humanista, abierta y meritocrática, pondría muchas trabas a la extensión del discurso de la clase dominante. Un discurso que quiere situar al ser humano como mera extensión de la máquina, en estos tiempos el algoritmo o lo electrónico, mientras que el republicanismo lucha por la creación de un ser humano pleno de facultades, donde la igualdad de oportunidades sea clara y con un alto componente meritocrático. Eso de que el dinero pueda comprar el título o el trabajo no es un valor republicano, sino que son las capacidades demostradas por la persona lo que se acaba valorando. De ahí que muchas personas que se creen con derechos naturales a ser y estar en la cúspide de la sociedad se asusten ante una oportunidad tal.

Tampoco la clase política es que quiera compartir esos valores republicanos que, al ser sumamente democrático, no por representación, sino por la participación directa del ciudadano en la política, les pone en un brete a la mayoría de los electos. Verse limitados en los mandatos, verse expuestos por tener menos méritos (ojo méritos que no estudios), tener que dar explicaciones y responder realmente por sus acciones políticas, no es plato de buen gusto cuando hay tanta mediocridad, tanta vanguardia, tanta oligarquía del empujón y la puñalada. Y luego, cómo no, el poder acudir a adorar al monarca y que le hagan la pelota y las fotos es algo que en ese pensamiento cortesano de gran parte de la clase política es complicado eliminar. Decir que uno es republicano de sentimiento pero que con la monarquía se vive bien y nos va bien es no ser lo primero. Y más con la borbonada que nos ha tocado en suerte en este país.

Si es miércoles toca reclamar la III República.

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