La no llegada del delantero uruguayo Edison Cavani puede acabar siendo la tumba del dúo de la apropiación ilegal del Atlético de Madrid. La afición colchonera más activa ha tenido siempre claro quiénes son los culpables y quién la persona que ha traído algo de grandeza al club, pero ahora son la mayoría de aficionados los que abren los ojos frente a la mala gestión y demás añagazas de Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo. Un equipo, el rojiblanco, que pena por la liga de fútbol por no tener una plantilla compensada y con algo de calidad y/o cuchillo entre los dientes; que cayó ante un Segunda B por esas carencias; y que es complicado, por no decir heroico, que pueda pasar a la siguiente fase de la Champions League.

Diego Pablo Simeone bastante ha hecho con lo que le han ido entregando. Jugadores asentados y conectados con la filosofía futbolística que había encumbrado al club vendidos, en esos trapicheos de comisiones y favores debidos, o no renovados por una política de renovaciones que, en el caso de Cavani, se hubiese demostrado papel mojado. Fichajes desconocidos y de calidad jamás probada o por probar que las huestes gilistas de los medios han vendido como maravillas que ni Pelé. Incluso el Pelé actual, a sus 79 años, tiene más calidad que alguno que otro. Jugadores inadecuados pero que servían para no se sabe bien qué encajes de bolillos, porque con el dúo siempre hay que sospechar,  y con los que ha tenido que tragar el entrenador por razones económicas o de club.

El derbi contra el Real Madrid no es que se vea negro para los aficionados colchoneros sino que la mayoría tiene sudores fríos de pensar que sólo hay trece jugadores disponibles y los que hay igual ni aguantan o tienen poco carácter para el envite. Y sin una sola alegría, como podía ser Cavani, la afición ha dicho basta. El “Que se vayan” vuelve a copar las redes y atronará como nunca en el próximo partido a disputar en el Metropolitano. Tienen la caja vacía por fichajes incomprensibles como pagar 70 millones por Thomas Lemar o pagar algunos sueldos que se antojan incompatibles con lo que demuestran algunos jugadores en el terreno de juego. Y a la par los rivales se refuerzan, con sus ventas, y acercan más nubes negras a la afición. La cual ya piensa que ni el clavo ardiendo que siempre ha sido el Cholo esta vez será insuficiente para quedar cuartos.

Han hecho una plantilla al gusto de los representantes o con futuribles, siempre es complicado adaptarse a la exigencia del Cholo, pero dejando en cuadro la plantilla. Venden que al entrenador le gustan las plantillas cortas, pero de cortas a incompletas hay una distancia. No le gustan al Cholo las plantillas tipo Sudamérica donde se tienen hasta treinta jugadores, pero al menos con la capacidad de formar dos onces en los entrenamientos sí. Claro que con tres laterales derechos igual hasta quieren convencer los plumillas amigos que es algún tipo de novedad estratégica. Cuando la realidad es que en todo esto sólo hay dos culpables Gil y Cerezo, a los que añadir Andrea Berta que es su esbirro para cuestiones deportivas.

Lo normal, al final, es que el Cholo se canse y acabe tomando la determinación de irse al final de temporada y dejarles pastando en el Metropolitano. En el vídeo que mostraron de la reunión del martes, ni Simeone, ni Vivas, ni el profe Ortega salían con buenas caras. Es más la del entrenador era todo un poema y parecida a la que tuvo cuando estuvo a punto de irse tras perder la final de Champions. Han estado tentando a la suerte demasiado tiempo por el buen hacer del Cholo pero sin mimbres no puede construir una canasta. Ya pueden conseguir una cesión de cualquier centrocampista con rodillas raras que eso no hará que se vuelvan hacia el palco partido tras partido. Por mucho que han alentado desde sus corresponsalías en los medios para que se señalase al entrenador, la gran mentira ha quedado al descubierto. Cavani era su tabla de salvación y la han dejado pasar sin plan B satisfactorio. “¡Diles que se vayan!”.

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