El Palau de les Arts Reina Sofía recibirá en noviembre a La Fura dels Baus con su tributo a Manuel de Falla. Un espectáculo que el grupo teatral concibió con motivo del centenario del estreno de El amor brujo, y que reivindica, a su vez, la figura de la auténtica libretista de la obra, la feminista María de la O Lejárraga. Carlus Padrissa firma la puesta en escena de este ballet en torno a la obra de Falla, con coreografía de Pol Jiménez, que contará en Valencia con la dirección musical de Andrés Salado al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana.

Padrissa sugiere una ampliación de la Gitanería en un acto y dos cuadros, a la que añade un prólogo en el que se incluyen fragmentos célebres del propio Falla: En el Generalife de Noches en los jardines de España; la Introducción de El sombrero de tres picos; la danza española de La vida breve; y el cante popular Vidalita.

El amor brujo fue la primera obra que compuso el genio de Cádiz tras regresar de Francia. Fue escrita expresamente para Pastora Imperio, cantaora y bailaora, a partir de la dramaturgia y los textos -oficialmente- firmados por Gregorio Martínez Sierra, animados por la gitana Candelas, la Gitana vieja, la Gitanilla y un par de gitanillos más. Se estrenó en el teatro Lara de Madrid, el 15 de abril de 1915.

El tiempo, sin embargo, ha demostrado que el libreto original no fue obra de Gregorio Martínez Sierra, sino de su esposa, María de la O Lejárraga García, que optó en aquel momento por firmar muchos de sus textos bajo el nombre de su cónyuge. Escritora y política en activo, María Lejárraga fue, además, de una de las voces más clamorosas en la reivindicación de los derechos de la mujer en la España del primer cuarto del s. XX.

La Fura dels Baus recupera la figura de la histórica activista para convertirla en el hilo dramatúrgico de las diferentes obras de Falla que componen el espectáculo. Palabra, danza y música se entrelazan, a su vez, con la luz cinematográfica de José Val del Omar, cineasta granadino que fue colaborador del escritor Federico García Lorca y de la filósofa María Zambrano.

En esta versión de El amor brujo no faltarán los referentes imprescindibles en el lenguaje furero: la presencia de los elementos clásicos -agua y fuego-, que en su forma física interactúan con las grandes estructuras escénicas -grúas y artificios mecánicos-, el cuerpo humano, además de efectos especiales y aromas para “despertar los cinco sentidos del público”, según señala Padrissa.

El amor brujo cuenta la historia de Candelas, una joven locamente enamorada de un seductor y fascinante gitano, a la par que malvado y celoso. Él ha fallecido y aunque en vida sólo le procuró desdicha, su recuerdo hipnótico y embrujador turba a la muchacha, que vive aterrada ante la posibilidad de que su espectro no se haya marchado definitivamente. Con la primavera llega Carmelo, un apuesto galán que pretende sin éxito a Candelas. El fantasma del antiguo amante tiene poseída a la muchacha, incapaz de redimir sus sentimientos. Carmelo se compromete a romper el maleficio. Conocedor del capricho del gitano por las mujeres bellas, encomienda a Lucía, una bella gitana, que acepte las lisonjas del espectro, para que él pueda convencer a Candelas de su verdadero amor. Finalmente, la vida triunfa sobre la muerte y el beso de Carmelo y Candelas termina con el pasado y con la presencia del fantasma del gitano.

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