Populismo, sí. A eso ha quedado reducido Ciudadanos. Como quería Josep Oliu, presidente del Banco de Sabadell, la formación naranja ha completado la formación de un “Podemos de derechas”. Con la diferencia de que en Podemos tienen conciencia de lo que son y lo que quieren para los españoles y españolas, y en Ciudadanos no lo saben. Y no porque recurran a peticiones políticas fascistas y poco democráticas, sino porque los últimos movimientos de PP y PSOE les han descuadrado. Tantos millones gastados por el establishment que se están yendo por el retrete de la Historia (una vez más después de la Operación Roca). Da igual el dirigente de Ciudadanos que hable, parecen pelearse por ser cada vez más cuñados, más ignorantes y más extrema-derecha.

Ayer, por si no bastaba con una, tuvimos dos raciones de estulticia naranja. Albert Rivera acudió, como cada vez que necesita árnica, al programa de Susanna Griso para hablar sobre cosas que no interesa realmente a la ciudadanía, pero que paga el establishment y hay de hacer populismo. Porque, por mucho que el grupo Atresmedia se empeñe, Rivera ya no es fashion, ya “no mola”, es un personaje político que incluso molesta a la vista, por no decir a los oídos. El caso es que acudió a tomar café con Griso y ejercer del mejor personaje que sabe Don erre que erre. Sigue empeñado en negar cualquier legalidad a la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa: “Los españoles quieren ir a votar para elegir a su presidente para que no llegue a La Moncloa por la puerta de atrás y sin pasar por las urnas”. Habrá que recordarle que sí, que pasó por las urnas y le votaron más personas que a Ciudadanos. Que las mociones de censura son perfectamente legales, las ganen los partidos de izquierdas o de derechas. Está histérico Rivera porque ve cómo pierde su oportunidad de ser alguien en política. En Bilderberg ya le han dicho que tiene una bala y si la desgasta vuelve a Cataluña a la tienda de sus padres y el chalet de 1,5 millones de euros veremos si le alcanza para pagarlo.

Podría pensarse que es una frase suelta, pero no. El chico insiste en seguir la linde como el tonto del dicho: “Me gustaría saber si los españoles están de acuerdo con la manera con la que Pedro Sánchez ha llegado al Gobierno”. Lo tiene fácil, que encargue una encuesta de su bolsillo (o del de su partido) y así sale de dudas. O mejor aún, podría montar un referéndum para saberlo. Dado que Rivera ya ha demostrado su escasa capacidad para las cosas políticas habría que preguntarle ¿qué porcentaje le parecería bien? Más que nada porque igual se asombraba. Por si acaso, Rivera ya deja claro que da igual lo que piensen los españoles (esos que ve por todos sitios), “ha sido una jugada para llegar al poder a cualquier precio pero en política no todo vale”. Pues parece que hay cosas que sí valen en política, como tener concejales imputados y callarse, o servirse del Ibex-35 para montar un partido y tantas otras cosas que parecen perdonarle a él los medios del establishment. En principio, y esto es algo que le debería quedar grabado en la cabeza a Rivera si es que no tiene algún trastorno, el Gobierno ha llegado legalmente y sin más acuerdos que diálogo y respetar los pactos previos. Algo que no parece muy antidemocrático.

Eso sí, Rivera quiere llegar al gobierno “con las manos libres y sin hipotecas para poder hacer reformas”. En la frase encontramos varias mentiras o imposibilidades. Difícil que llegue al gobierno en breve. Las manos no parece que las tendrá libre porque el sistema que se configura necesita de pactos entre dos o más fuerzas políticas. Y claro decir que llega sin hipotecas quien es el representante de los lobbies, del establishment, del bloque en el poder, del Club Bilderberg y de ni se sabe qué empresarios directos que les han financiado, o bien es querer engañar con una agenda oculta, o bien es que se vive en una realidad paralela. O ambas en el caso de Rivera.

Inés Arrimadas mete la pata.

No piensen que el único que carece de un mínimo cerebral sobre política es Rivera (y eso que lleva años cobrando del erario público), Inés Arrimadas tampoco le va a la zaga en cuñadismo, populismo y monotema. Parece que los cerebros se repartieron similarmente en Ciudadanos y el nivel es el que es. Atentos a la que ha soltado: “El Gobierno de Sánchez es el de la improvisación y el anuncio fácil porque todavía no ha explicado ni su plan ni su programa”. Se lee de forma despistada y hasta puede colar la frase, pero claro el PSOE se presentó a las elecciones con un programa, con el que decían compartir hará cosa de dos años un 70%. ¿Recuerda señora Arrimadas cuando pactaban juntos PSOE y Cs? Y curioso que distinga entre plan y programa, debe ser que están tan obsesionados con la extrema-derecha en Ciudadanos (debe escuchar ciertas radios que producen alteraciones sensoriales y cognitivas) que deben pensar que hay oculto algún tipo de Plan Quinquenal de carácter soviético.

Además, no debe leer la prensa Arrimadas porque quiere saber “qué piensa hacer el Ejecutivo con temas como la inmigración o la sanidad, en caso de que no quiera dar la voz a los españoles por tener un Gobierno con 84 diputados”. Con la migración y la Sanidad parece que ya ha quedado claro qué quiere. De hecho las primeras medidas han ido en ese sentido ¡por si no se ha enterado Arrimadas! Pero la estupidez mental se ve reflejada en la segunda parte de la frase, se pregunta por aquello si no convoca elecciones. Y si las convocase en un año ¿no lo preguntaría señora Arrimadas? Como el tonto y la linde sólo quieren elecciones y el resto les da igual. Buscan cualquier motivo para pedir elecciones (incluso metiendo la pata). Claro porque el problema es que es un gobierno de 84 diputados y no como el que formará Ciudadanos con 60 con suerte. ¿Algo más que destacar? Que la solución a los males laborales la tiene Ciudadanos con su contrato único y que a los nacionalistas no españolistas habría que encerrarlos juntos a todos. Vamos lo habitual en Arrimadas, que cada día que pasa deja de engañar a dos o tres catalanes.

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