Hacía frío aunque no había llegado el invierno plenamente cuando, después de que los españoles hubiesen aprobado en referéndum la Ley para la Reforma Política, se concentraban unos miles de socialistas en Madrid para celebrar su primer congreso en España tras la Guerra Civil. El 27° Congreso del PSOE, cuyo lema era Socialismo es Libertad, reunía a numerosos dirigentes europeos (Palme, Mitterrand, Brandt…) y marcaba la estrategia del partido para el proceso constituyente que se aventuraba. Era un partido de clase, marxista, federalista y, no podía obviarse, republicano. Aunque Alfonso Guerra y sus gentes de seguridad parasen a una persona que iba con una bandera republicana en mitad del hotel donde se celebraba el evento, todos los congresistas entonaron el “España mañana será republicana”. No había dudas de los principios en 1976. Después González se llevó por delante el marxismo, el federalismo y hasta el socialismo, pero ese sentir republicano siempre existió. Decían, los hoy viejos del lugar, que el PSOE era juancarlista pero no monárquico. Otros que realmente se era accidentalista y daba igual la forma de gobierno siempre que hubiese socialismo (¿Una monarquía socialista con Carlos Hugo de Borbón y su socialismo autogestionario?).

Hoy en día los dirigentes del PSOE se muestran muy republicanos en foros, en recuerdos, en debates, pero cuando se choca con la dura realidad se rajan. La República como principio sale por la ventana. La tradición del socialismo clásico que estableció la conjunción socialista-republicana desde principios del siglo XX hasta la derrota ante el fascismo se alardea pero no se respeta, ni se siente. Como muestra la imagen que acompaña este artículo donde Santos Cerdán, el jefe de guardia en Ferraz, aparece ante el muro donde fusilaron a las 13 rosas con una bandera republicana detrás. ¿Por qué critican a Casado por hacerse fotos con migrantes si ellos y ellas se las hacen con símbolos que les importan poco? En el caso de Cerdán, además, hay ciertas contradicciones curiosas porque, por un lado, tiene maniatada a la corriente de Izquierda Socialista para que no digan nada salvo lo que quiera Sánchez, y por otro lado niega la investigación del asesinato de Germán Rodríguez en los sanfermines de 1978.

Adriana Lastra ha dedicado una canción pero también calla cuando aparecen los tejemanejes del Borbón y su fortuna conseguida aprovechando su posición y escondida en paraísos fiscales. Una forma de pisar los principios y la memoria de esos y esas que, cada dos por tres sacan a pasear, para parecer muy de izquierdas y servir al bloque en el poder. Recurren a toda la mitología memorística y republicana, pero a la hora de la verdad apoyan al establishment sin reservas. No se atreven con los poderosos. Recurren a todos los mitologemas no porque enlacen con principios sino con mercadería electoral. Si el alcalde del PSOE de Valdepeñas pone una medalla a una virgen será porque así consigue votos y si pisa los principios no pasa nada. Tienen otros que sacar el próximo día. Pero el uso del mito izquierdista y sus mitologemas correspondientes acaban por chocar con una realidad, son monárquicos. Cuando hablan de igualdad y piensan que sus hijos e hijas nunca serán jefes/jefas de Estado en España ¿qué les pasa por el cuerpo? No, no lo piensan porque esta Ejecutiva piensa poco en los principios y mucho en marketing electoral. Y si hay que sacar a Franco del Valle por ganar un millón de votos se saca “cuando toque”, eso sí, a Felipe de Borbón no me lo toquen.

Pedro Sánchez, mete la pata por duplicado esta semana.

En el tuit que antecede estas palabras pueden ver el homenaje del secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a las 13 rosas. Y si se fijan un poco más se darán cuenta que la foto es de una actrices, concretamente las que llevaron a las pantallas la historia de las asesinadas por el fascismo. Con la cantidad de asesores y asesoras que tiene en Moncloa ¿no ha habido alguien que se haya percatado? No hay que forzar mucho los ojos para ver a Marta Etura, Pilar López de Ayala, Verónica Sánchez (en la esquina derecha según se mira la fotografía), o Nadia de Santiago. Hay que ser muy torpes, y el primero el presidente, por no darse ni cuenta. Aunque claro, él está más preocupado por la seguridad durante sus vacaciones.

Esta es una metedura de pata que podría pasar desapercibida completamente si no fuera porque durante la semana ha mandado los pocos principios socialistas que podían quedarle a su gobierno al limbo. Con suerte se puede decir que el Gobierno bonito es un cúmulo de tecnócratas con orientación socialdemócrata. Y como buenos socialdemócratas y social-liberales son posibilistas y voluntaristas. Si da votos lo republicano allí que van corriendo a rascar. Si hay que recordar a las 13 rosas para parecer que soy un rojo pero luego me bajo los pantalones frente al establishment se hace, “que me lo ha dicho Iván Redondo” debe ser la situación. ¿Si no se cree en lo que homenajeas para qué haces el paripé? Porque las 13 rosas murieron defendiendo la República (y por ellas hubiese sido socialista y autogestionaria), no la monarquía producto del régimen franquista.

Debe pensar Sánchez que le iba mejor cuando no daba ruedas de prensa porque el error con la defensa de los Borbones, cuando el sobrino y primo es presidente de la Fundación Francisco Franco (es bisnieto claro), le va a costar un montón de chanzas y enfados dentro de su propio partido. Salvo los creyentes, fanáticos y adoradores del dirigente máximo, en el PSOE esa defensa de la honradez de Juan Carlos de Borbón (“también, también, también”) no ha sentado precisamente bien. La cortesanía mostrada, junto con la ineptitud intelectual al decir que se había renovado y modernizado la monarquía por el cambio de persona, ha caído como un jarro de agua fría en muchos y muchas socialistas que son realmente republicanos. Porque una cosa es que piensen que hoy no se pueda cambiar así como así, pero no les gusta que les digan que mañana tampoco podrán. Y más cuando están saliendo todas las trapacerías de esa monarquía que Sánchez defiende.

El uso del mito como fórmula movilizadora surte muchísimo efecto, no tanto como el efecto Tezanos, pero tiene un reverso tenebroso. Igual que la defensa de una Alemania imperial y gloriosa puede llevar al campo de exterminio, el recurrir a lo republicano para defender lo monárquico puede llevar que no consigas los votos esperados y se te quede cara de panoli en el mejor de los casos. Porque en la derecha se suele pasar, pero en la izquierda te lo recuerdan toda la vida. Y no basta con sacar un cadáver de un mausoleo, hay que apoyar las comisiones de investigación del ex-jefe del Estado porque lo que se resiente no es el puesto de Sánchez, sino la democracia en general. Pero se es republicano en la cúpula del PSOE porque hay que justificarse de alguna forma para seguir en el carguito, no vaya a ser que descubran que no tienen ideología y tengan que trabajar.

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