Una mujer musulmana en la India podía ser repudiada por su esposo sólo con que este pronunciara tres veces la palabra “talaq”, según la tradición del “talaq-e-bidat”. En esta situación se vio una mujer india llamada Sharaya Bano que fue repudiada por su esposo y acudió a la Justicia para reclamar que esa práctica vulneraba el principio de igualdad porque si eso le ocurría a una mujer cristiana o hindú el divorcio no sería aceptado. Sin embargo, en una parte de la población musulmana el “talaq-e-bidat” se sigue practicando. Ni siquiera es necesario que el hombre pronuncie estas palabras. Lo puede hacer a través de una carta, lo que se llama “talaqnama”, o, como está ocurriendo con las nuevas tecnologías, a través de un mensaje de cualquier aplicación de mensajería, de un SMS o de un correo electrónico. Una vez que la mujer recibe ese mensaje o el marido pronuncia las tres palabras, el divorcio es automático e irreversible. Hasta ahora, la Ley Personal Musulmana, aprobada en 1937 en la India, permitía esta práctica machista.

La situación para las mujeres musulmanas era un infierno puesto que los hombres aprovechaban esta posibilidad para amenazarlas y extorsionarlas, ya que en algunas regiones de la India una mujer divorciada es una mujer inútil. En el caso de Sharaya Bano esta extorsión se produjo casi desde el mismo momento en que se casó puesto que, ante la imposibilidad de quedarse embarazada, el marido la amenazaba constantemente con el “talaq”. Por otro lado, según declaró ella a los medios indios, la familia del hombre le exigía cosas materiales como dinero o coches en concepto de dote. Si algo no complacía al marido, la amenazaba con pronunciar las palabras fatídicas. El tema del embarazo se complicaba puesto que tuvo varios abortos que afectaban seriamente a su salud y que aumentaba el riesgo de muerte cada vez que se quedaba embarazada. Bano le pidió permiso al marido para hacerse una ligadura de trompas, pero él se negó porque iba en contra del Islam. Fue mientras se recuperaba de un aborto cuando recibió el “talaqnama”.

Ahí fue cuando Sharaya Bano decidió acudir a los tribunales porque, según ella, el “talaq-e-bidat” atenta contra los derechos de la mujer, sobre todo la interpretación que se hace en la India de esta práctica que aparece recogida en el Corán, ya que en otros países donde está vigente no se aplica de manera automática e inmediata como ocurre en el subcontinente.

El caso llegó al Tribunal Supremo y le dio la razón a Bano declarando el “talaq-e-bidat” inconstitucional porque atenta contra el concepto de igualdad y, según la sentencia, contra la propia religión musulmana. El Tribunal Supremo indio recuerda, además, que son 22 los países de mayoría musulmana tienen prohibida esta práctica.

El talaq era una práctica que destrozaba la vida de las mujeres ya que muchas de ellas fueron expulsadas de su hogar sin tener un lugar donde ir, sin recursos económicos y, en la gran mayoría de los casos, sin poder ver a sus hijos. Se han dado casos en que las mujeres repudiadas, además, han recibido palizas o han sido asesinadas para que no pudieran impedir que el hombre se casara de nuevo.

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