No hay un enfado general con el secretario general, pero los foros de debate socialista muestran claramente que la militancia que llevó al poder a Pedro Sánchez se muestra vigilante. Saben que la implosión catalana puede haber trastocado ciertos planes, pero la paciencia tampoco es infinita respecto al prometido giro a la izquierda. Y eso se deja ver en las manifestaciones de numerosos militantes del PSOE en las redes sociales. Apoyo sí, pero no a cualquier precio.

De hecho durante las Asambleas Abiertas, que carecen de decisión y de elementos propositivos, son muchos los militantes que expresan al secretario general cuestiones diferentes al tema de la pensiones. Un tema que es preocupante pero que no se entiende como la máxima lucha que debe ofrecer el PSOE a la sociedad. Así es normal escuchar a hombres y mujeres pedir a Sánchez que sea más duro con Rajoy, que una a la izquierda, que proponga una moción de censura o que no se arrime a la derecha para nada. En general quieren al presidente del Gobierno fuera, cuanto antes.

Desde la Ejecutiva Federal se muestran contentos con la respuesta que están teniendo las Asambleas Abiertas y ven en ellas una fórmula de acercamiento a la sociedad. Así lo ha afirmado Adriana Lastra: “Tenemos que recuperar la calle, volver a entablar conexión con colectivos sociales, la que en algún momento se perdió con la sociedad organizada”. Aunque la realidad es que desde la propia ejecutiva reconocen que están siendo menos populosas de lo que esperaban. También lamentan que, salvo los medios regionales, están teniendo poca repercusión en los medios estatales. Entienden que algún fallo de comunicación existe, como diversos medios les han intentado hacer ver.

La moción de censura a Rajoy.

Especialmente ha dolido entre la militancia del No es No que Pedro Sánchez aún no haya convocado la esperada y anunciada moción de censura contra el presidente del Gobierno. Esto es lo que más duele porque otras cuestiones pueden valorarse de distinto modo y forma de debate interno. Pero que Rajoy siga al frente del ejecutivo español hace rechinar muchos dientes entre la militancia. Aceptan el retraso pero les duele que aún no se haya producido un gesto al menos por parte del PSOE.

En efecto, la militancia puede entender que, con la situación que existe dentro del Parlamento, la moción sea complicada de ganar. Pero no ayudan demasiado las palabras de Sánchez afirmando que hoy en día no es posible como dijo en Leganés. La buena militancia que le llevó a la cumbre frente a las baronías entiende eso, pero quiere un gesto. Algo que les haga sentir que sí, que su secretario general va a cumplir la palabra dada en las primarias. Y eso se lo demandan cuando pueden a la vista del panorama político actual.

Un gobierno corrompido hasta el tuétano y perdiendo apoyo de la coalición dominante o establishment no debería seguir al frente del gobierno de España. Eso piensa la mayoría de la militancia socialista, incluidos los susanistas, y eso le reclama a Sánchez. Pero como afirman desde la propia Ejecutiva los números no dan porque se excluye a secesionistas al PNV, el cual parece más contento sacándole el jugo financiero al PP, que en contra del presidente. Y, salvo que en Ciudadanos tengan claro que superan (como afirman las encuestas mediáticas) al PP, no darán ningún paso que desestabilice a Rajoy. Les viene bien que esté al frente del mismo para conseguir más votos de la derecha. Y si pueden del propio PSOE.

La no-unidad de la izquierda.

En este aspecto el debate en la militancia está más dividido entre aquellos que quieren que el PSOE apueste por la unión con Podemos, Izquierda Unida y otros partidos de izquierdas regionales, y entre aquellos que tienen bastante odio a la formación morada. Desde el PSOE madrileño proponen atraer a la parte de Izquierda Unida que fue expulsada por Garzón. Quieren hacer un esfuerzo por la izquierda, pero claro no deben recordar que estaban todas esas personas apoyando a ciertos candidatos que estaban muy implicados en Caja Madrid y otras corruptelas. Por ello, en Madrid, la militancia brama en favor de elegir a personas de las bases, que las hay muy preparadas, y menos pactos entre élites. Y más cuando existen sospechas razonables y tampoco es que sumen mucho al socialismo. Como confiesa un ex-dirigente regional “aparateros ya tenemos nosotros unos cuantos para que vengan de fuera más”.

También los hay que apoyan la postura de Pedro Sánchez de autoconstituirse como único partido de izquierdas y atacar a Pablo Iglesias y Podemos por no entrar en el juego del PSOE. Hay mucha rabia, por los insultos sufridos (y que aún se reciben) por parte de las bases podemitas. Y ello anima a apoyar la actitud del secretario general. El retorno de la casa común de la izquierda que ya proponía en su momento Alfonso Guerra. No es que la militancia socialista sufra de una incapacidad mental que les imposibilite ver a algún partido más como parte de la izquierda, no es eso. Pero son completamente conscientes que no apoyaron a Sánchez por intentar el sorpasso, o la prepotencia que ha mostrado Iglesias con los socialistas.

Militancia vigilante.

Pero ¡cuidado! Esto no significa que no tengan en cuenta cada una de las medidas y propuestas que se ponen en la mesa y así valorar si son de izquierdas o no. Como ha sucedido con el impuesto a la banca, mal explicado en primer término, por cierto, que ha tenido un rechazo entre la propia militancia al ver que acabaría repercutiendo en la propia ciudadanía. Les ha gustado que se atrevan a pelear contra el poder financiero, pero con cabeza también lo piden. Aunque mantienen la vigilancia.

No les ha gustado que los barones sigan en sus puestos y desde la Ejecutiva no se haya movido un dedo en favor de los candidatos alternativos. Especialmente, que no hayan querido presentar batalla a Susana Díaz, aunque se perdiera, dolió y mucho. Y se sigue sin comprender cómo desde Ferraz permiten todas las manifestaciones contrarias a la opinión de la Ejecutiva y de las resoluciones del 39° Congreso de la andaluza.

Claro que la militancia tampoco conoce los problemas internos que existen dentro de la propia ejecutiva respecto al giro a la izquierda o el seguir jugando en el alambre para que no se escapen muchos votos por el centro. Lo sucedido en Cataluña les ha llenado de pánico a muchos y muchas dentro de la Ejecutiva. Frente a ellos, hay un grupo que apuesta por más “caña” de izquierdas. Por marcar más las diferencias y salir del ensimismamiento en el que se está. El peligro naranja parece que preocupa más en Sánchez y sus arúspices, que un posible rearme por la izquierda. Se vuelve al lenguaje de centro que ya fracasó en las dos elecciones generales.

La defensa de la soberanía nacional o la clase media-trabajadora, las mismas palabras que utilizan en Ciudadanos, indican que Sánchez está más preocupado por el centro que por la izquierda. Y esto comienza a enfadar a la militancia. Cada día, como un goteo persistente, se van dando de baja cientos de militantes que apoyaron a Sánchez y, hoy en día, se encuentran decepcionados. Para ellos y ellas nada ha cambiado, especialmente a nivel regional, provincial y local. Piensan que apoyaron a Sánchez para girar a la izquierda y no lo ven claro. Otros y otras siguen confiando en su secretario general pero no a cualquier precio.

Sánchez, que hará las paces con Díaz el martes en Sevilla, debería pensar que a día de hoy el problema no lo tiene con los barones del partido, sino con el mismo partido. Las bases le apoyan pero vigilando que se cumpla lo que prometió. Pero con una Ejecutiva tan diversa, muchas de las personas ellas vistas como aparateras, y que tan poco transmite a la ciudadanía, empiezan las dudas. Pedro Sánchez haría bien en mirar más a la militancia “de verdad” no con esas Asambleas Abiertas, sino hablando con las personas en sí. Hoy su problema está en el establishment que quiere apartarlo para dejar más hueco electoral a Ciudadanos y en las bases, que si no cumple, serán las que acaben por echarle.

PS. Y hacer un partido de Plataformas controladas desde Ferraz no acerca a la militancia. ¡Ojo!

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