Empiezan a estar bastante molestas las bases del PSOE con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, por sus declaraciones durante los últimos días. Pareciese que se sintiese molesto por algo con el resto de su propio partido; o que le hubiesen puesto algo en la bebida cuando acudió a la cadena de los obispos; o que se haya dado un golpe en la cabeza; o que directamente haya visto la luz, cual Saulo cayendo del caballo, y le haya dicho “Emiliano, tú serás mi guía en la política española”. De otra forma no se entiende, en el caso de Javier Lambán todo es comprensible por ser como es, que mientras todas las baronías apoyan al gobierno, no porque les guste en sí sino por la necesidad que tiene el país de un Gobierno mínimamente estable, él esté dando mucho más que hablar. Tanto como para que los conspiranoicos le hayan situado en el centro de un golpe de Estado de la derecha.

Por mucho que diga y hable, es por todos conocido que el preacuerdo con Unidas Podemos para conformar gobierno no le ha gustado nada. Él es más de varón dandy que de conciencia de clase. Así lo aprendió a los pechos de José Bono (quien curiosamente sí apoya el acuerdo); así se lo han hecho ver desde la prelatura más carca que existe en España (en competencia con la valenciana); y así se maneja en el interior de un PSOE que no reconoce por el giro a la izquierda que llevaron a cabo las bases. Él es más de liberalismo social y de bandera española con crucifijo al lado. A diferencias muchos otros castellano-manchegos que sí les gusta la izquierda socialista de la Justicia Social. De ahí que esta semana, como vienen haciendo desde Ciudadanos, PP y Vox, García-Page utilizando el mismo lenguaje que el trifachito haya defendido la falsa libertad de elección de los padres como vía para defender la educación concertada. Son muchos colegios religiosos los que él tiene así en su región y sabe que los obispos se le pueden poner en contra. Le da igual que el concierto educativo no sea sustitutivo del público, le da igual que el laicismo sea seña de identidad del PSOE, él defiende el crucifijo todo lo que haga falta. El problema no es defender el concierto es hacerlo en los mismos términos en que lo hacen las derechas, lo que deja bien a las claras que igual, sólo igual, quien está equivocado es él y no conoce el sentido del concepto de libertad.

Esto no ha sido lo peor, lo que ya ha llevado a las huestes socialistas a pedir que abandone de una vez el PSOE (cuando deje la presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha como prometió como mucho), son sus palabras sobre la necesidad de incorporar a Inés Arrimadas al PSOE si “Ciudadanos desapareciese”. Al presidente manchego le parece que sería un gran fichaje por sus cualidades y el PSOE no debería permitir que se fuese al PP (o a Vox por el perfil que maneja). En cuanto han leído esto las y los socialistas el fuego interior ha provocado que las órbitas oculares se llenasen de sangre y se hinchasen más de dos venas en la parte parótida. Esto lleva plantearse varias cuestiones interesantes respecto a la forma de ver la política de García-Page y sobre su capacidad intelectual y comprensiva de las acciones de los contrincantes (al menos que se dé cuenta de que está apoyando la conjura contra Pedro Sánchez). Vayamos por partes pero, como gran punto central, debería el barón liberal darse cuenta de que Arrimadas es de ¡¡¡derechas!!!

Arrimadas ¿dónde encajaría en un PSOE feminista abolicionista y contrario a los vientres de alquiler cuando ella defiende la legalización de la prostitución que las mujeres sirvan de vasijas para aquellos que tienen el suficiente dinero para alquilarlas? García-Page parece que no se ha enterado de “esas cosas feministas” que se cuentan y defienden en su propio partido. No basta con que el cuñado le cuente las cosas sino que debería leer un mínimo y escuchar a sus propias compañeras para entender que Arrimadas no es feminista y encajaría mal en ese aspecto dentro del PSOE. Cabe la posibilidad, no lo descarten, de que con el fichaje de Arrimadas quiera destrozar el PSC y que dejen de hablar de una España plurinacional. Igual quiere meterles una bomba de relojería, montando pollos a todas horas, y así acabar con la rama catalana del socialismo español. El problema es que Arrimadas es una niña pija y liberal, mientras que en el PSC son liberales por de la gauche caviar. Es otra forma de concebir la vida. Más chic que el pijerío de estudiante de Administración de Empresas de la onubense. No encajaría, por lo que sólo cabe que García-Page le aguante en Toledo y no intente colocarla en otra federación. Las ideas de manicomio para el loco que las propone.

También puede ser que se sienta muy solo en el PSOE. Que nadie entienda su amor a la bandera, a la nación única e indivisible, al reino de Toledo, a los mazapanes y la caza (por la comida evidentemente). Arrimadas sí le entendería y formarían un tándem perfecto para convertir al PSOE en un Ciudadanos y acabar como ha acabado la formación naranja. Pero eso sí, muy mucho españoles y mucha bandera. Son factibilidades, pero que hable en ciertos términos alguien en el partido que comenzó en España la lucha de clases es para hacérselo mirar. Esto no es lo de Indalecio Prieto de “socialista a fuer de liberal” (que lo decía por la democracia parlamentaria en un sentido muy bernsteiniano), esto es “nacional-liberalismo en un partido socialista” que es algo bien distinto. ¿No tiene alguien que le aconseje y le haga ver que tiene el mismo discurso que las derechas y la patronal? ¿Qué le haga ver que lo que se está jugando se le llevará a él por delante también? Por eso la militancia socialista, cansada de escuchar palabras de derechas en uno de los suyos, y ya que ha hablado de la formación naranja, amable y educadamente le pide que se vaya a Ciudadanos. Otros recuerdan las palabras de Labordeta a la bancada popular que no recogeremos en estas líneas.

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