Toda vez que no merece la pena estarse lamiéndose las heridas constantemente, Íñigo Errejón ya ha comenzado a esbozar su propia apuesta política para el futuro. Una vez que se ha desligado de Podemos, aunque haga el ridículo al decir que no debe estar porque le han echado de un grupo de Telegram, el dirigente de Más Madrid se ha lanzado a avanzar la que será su nueva profesión de fe para consolidar el “espacio del cambio” en esa reducida franja izquierda que parece quedar a la izquierda del PSOE. Animado, sin duda, por los resultados aceptables de su incursión electoral comienzan a vendernos, con palabras cultas, que su discurso ideológico estará centrado en la Justicia Social y el ecologismo. O como ha dicho Hugo Martínez Abarca, uno de los correligionarios de Errejón, un “movimiento cívico-republicano”.

Se abandona el populismo en sí, aunque la transversalidad no, para pasar al republicanismo ecologista. Nada nuevo, como veremos, pero que no deja de ser seguir el manual teórico del buen laclauiano. No ha inventado nada Errejón sino que toma prestada la estrategia de dos profesores, vinculados a Podemos, que teorizaban que después del “momento populista” sólo cabía acudir al “republicanismo”. Si con el populismo no se conseguía que el momento destituyente, o si se conseguía, había que tomar el camino del republicanismo. Tanto José Luis Villacañas como Carlos Fernández Lliria son los padres españoles de la idea. Y Errejón sigue esa estela, como también parece querer hacer Podemos pues ha convocado un curso sobre republicanismo en los Cursos de Veranos de la UCM.

esta nueva izquierda es el discurso de José Luis Rodríguez Zapatero

¿Cuál es el fundamento de ese republicanismo? Acudiendo más a Martha Nussbaum, Amartya Sen o Cornelius Castoriadias y menos a Hanna Arendt o Philippe Petit, establece Errejón que hay que luchar en nuestras sociedades por una Libertad sin miedo, una libertad que genere felicidad en las personas porque no tienen miedo a diversas cuestiones. No es la Libertad como no dominación de Petit, por ejemplo, donde se intentaría establecer principios de Justicia que impidiesen que las posiciones de poder (de cualquier tipo) impidiesen el libre desarrollo de la persona. Una libertad que se fundamente en la Justicia social con la cual no es posible encontrar la igualdad. Aquí tiene que recurrir Errejón, para dotar al republicanismo de algo más, a Chantal Mouffe, una de las grandes influencias del politólogo, para proponer un camino hacia la democracia radical (que aún no se sabe qué es). Una democracia donde no habrá antagonismo entre las posiciones políticas sino agonismo, lo que significa que cada parte dota de legitimidad a la otra para conducir el conflicto dentro de las instituciones. De ahí su “competencia virtuosa”.

La siguiente pata, pues en la Justicia social caben todos los conflictos identitarios habidos y por haber, es el ecologismo. El peligro del cambio climático, el exceso de producción que está devastando los recursos del planeta y el respeto por la naturaleza como filosofía es lo que incorporar Errejón al arsenal discursivo de manual. Si en el resto de la Unión Europea el ecologismo es movilizador, se ha debido preguntar que había que incorporarlo para agudizar sus análisis y penetrar en el campo agonístico con una posición transversal y diferente. Discursivamente impecable, prácticamente veremos, aunque Errejón es de la opinión de que dada la actual correlación de fuerzas siempre habrá que tomar, mientras no se esté en posición hegemónica, la decisión menos mala que “no es siempre la que es preferida”. Republicanismo, democracia radical, libertad sin miedo y el pragmatismo más absoluto es el corpus ideológico de la Nueva Izquierda transformadora.

El problema es que, como dice el título del artículo, esta propuesta programática fue masacrada por las urnas en 2008. Un poco más aderezada y puesta al día, pero esta nueva izquierda es el discurso de José Luis Rodríguez Zapatero que cayó bajo la votación de la modificación del artículo 135 de la Constitución. Republicanismo, feminismo, justicia social (derechos identitarios) y ecologismo defendió Rodríguez. También es cierto que ese discurso tiene efluvios sesesntayochistas también, esos mismos que fundaron la izquierda caviar (y que son pasto para la mala uva que gasta Michel Houllebecq en sus obras) y que son la influencia de buena parte de los “bobos” (Bourgeois Boheme). Un discurso, como suele decir Mouffe, que no camina hacia ningún tipo de revolución transformadora sino que alivie los penares de las personas. O lo que es lo mismo, proseguir en la policía que diría Jacques Rancière frente a hacer política, porque al final todo queda, por mucho republicanismo que vendan, en manos del líder populista y la oligarquía que le acompaña. Porque, en todos esos análisis perfecto siempre se esconde que la política, la vida social en general, siempre genera oligarquía de poder.

lo que está intentando Errejón es hacer un PSOE 3.0

Cómo articulará el movimiento Errejón.

La primera diferencia, porque siempre conservará su toque populista, es que Errejón no quiere una estructura de partido en sí, sino que todo sea un movimiento liviano de estructuras pero en el que se pueda participar para alimentar la cadena de equivalencias (demandas de la sociedad). Todo ello bajo el impulso del “líder” y la oligarquía electa por designios insospechados, la popularidad, la bohemia o simplemente por suma de pequeños jefes regionales. Todo ello con la intención de ampliar el “espacio progresista”. Y se entrecomilla espacio progresista porque no se desea ningún tipo de referencia a la “izquierda” en sí. En el camino hacia el inexistente centro agonístico donde el conflicto se reduce no se puede hablar ligeramente de izquierda. El populismo en su fase republicana no admite ese tipo de etiquetas sino que hay que hablar del movimiento en sí.

No quiere Errejón un movimiento creado por aluvión, como pasó en Podemos, para evitar a personas que se suman con fines espurios o con demandas más allá de lo admisible. Por eso sorprende que algunos medios hablen de que tanteará a Adelante Andalucía en ese sumar organizaciones porque representan justo lo contrario al ideal del errejonismo. Demasiado marxistas y radicales para el gusto del líder supremo. Con Compromís y lo que quede de Las Mareas igual sí puede confluir y con nuevos “traidores” o expulsados de Podemos. Un sumatorio que al final no deja de producir las mismas tensiones regionales que han destrozado Podemos en muchos lugares, pero esta vez todo pasará por el “centralismo democrático”. Curioso que en el Movimiento se utilice esa frase tan leninista, que no es más que un eufemismo para ocultar lo que suele pasar en la mayoría de los partidos, que la cúpula toma todas las decisiones y los demás a asentir y callar. Pero ahora lo quieren vender como un mecanismo de control donde todo el mundo puede hablar y ofrecer sus posturas para acordar un punto común. Vamos un Comité Central de toda la vida pero mucho más fashion y lleno de gentes de clase media alta. Una forma como otra cualquiera para ocultar que mandarán los que están arriba y los demás a callar.

Algo que no se ha visto en los análisis a futuro del errejonismo es un atisbo de realismo. Salvo Madrid capital tampoco es que fuera hayan cosechado apoyos tan grandes como para pensar que hay una posibilidad de que el movimiento errejonista pueda alcanzar algo más. Ha sido una situación muy peculiar en un escenario donde ellos y ellas han contado con todo el apoyo mediático, especialmente del grupo Prisa y de Atresmedia, y los demás han penado por asomar la cabeza. Si a eso se le suma el tirón evidente de Carmena ¿qué les hace pensar que tienen posibilidad de algo más? Por mucho que se unan a Equo o Compromís (que no es que a nivel estatal haya sacado un buen resultado) es factible que no haya espacio, ni político, ni mediático. Saben sus compañeros de filas lo que es penar en la Asamblea de Madrid y por mucho que te llames Errejón esas cosas no suelen interesar. Que mire a Gabilondo para aprender.

Al final parece que lo que está intentando Errejón es hacer un PSOE 3.0 con gente más joven, más aparente y con mayor porte intelectual. Como dice Esteban Hernández unos “bobos” que han abandonado la política transformadora para aceptar los dogmas máximos del sistema. Un circunloquio político pero con mejor pinta y más cerca de los sectores creativos y que son progres por rebeldía o por pena, pero en coche eléctrico de 50.000 euros eso sí. Gentes que no dejan de pensarse como una élite que debería estar gobernando a esas clases populares que no llegan a su capacidad y valor económico, y que quieren que el sistema adopte su moral que se aplicará de forma impecablemente implacable. Un PSOE como el de Rodríguez que cuando tuvo que decidir entre las personas y el sistema no dudó ni un minuto en apostar por el sistema. Al final, y como dijimos hace meses, están creando un movimiento que acabará dentro del PSOE o muy pegado a él. Por eso le gusta tanto a la militancia socialdemócrata, aunque no se percatan que el errejonismo en su competencia agonística parasitará si puede al PSOE hasta devorarlo. No es Podemos su objetivo sino Sánchez y jugando con sus mismas armas de progresía sin transformación social o política. Esta Nueva Izquierda, como todas las nuevas izquierdas que hubo antes a cientos, murió en 1968 (sesentayochismo), en 1979 (eurocomunismo), en 1996 (felipismo), en 2003 (Tercera Vía) o en 2008 (zapaterismo).

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