La corrupción es un tema de rabiosa actualidad, pero la picaresca está para codificarla, ponerla en su lugar. En LA PISCINA CUBIERTA se nos muestra cómo se mueven los hilos, el ridículo tejemaneje que aportan a nuestra vida cotidiana los malandrines que manejan nuestro dinero. La obra consta de dos partes de una duración de 20 minutos aproximadamente cada una. Ambas se desarrollan en el despacho de un alcalde. Intervienen dos personajes: el alcalde y su secretario particular. La crítica también es un arma para luchar contra la corrupción y desde Aristófanes el teatro es un medio ideal para representar la crítica con humor. En LA PISCINA CUBIERTA se escenifican lo trapicheos de políticos que cada día son noticia de primera plana. El tema es tratado con humor acercándose al esperpento.

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