Es tanta su pureza ideológica que la idea absoluta hegeliana parece una excrecencia idealista a su lado. Cuando ayer millones de socialistas, comunistas, republicanos y gente de bien estaban prestos a disfrutar de la destrucción del último símbolo de la dictadura fascista; cuando los familiares de los represaliados, de los asesinados, de los encarcelados, de los apalizados por Billy el niño; cuando, en resumen, millones de españoles estaban en un estado de alegría sólo comparable al de hace casi 44 años, aparece la “verdadera izquierda” a intentar amargar la fiesta de los demócratas. No les había gustado que se procediese a la exhumación del “enano sanguinario del Pardo”, como le calificó un histórico militante comunista (que hoy hubiese disfrutado con el hecho), de hecho lo calificaban de electoralista y de tardío, como contamos ayer mismo. Por lo que había que chafar la fiesta a los que querían disfrutarla lanzando a toda el clan de escribientes, voceros y altos dignatarios de la ínsula de Barataria morada.

Sin duda el excesivo tiempo de retransmisión del hecho en sí es criticable. Con haber mostrado solamente la salida del féretro y su salida en helicóptero igual habría bastado para la alegría de todas esas personas que llevaban años, que parecían siglos, esperando el momento de quitar el símbolo a la dictadura fascista. Pero si lo hubiesen hecho así, la verdadera izquierda se habría molestado y habría dicho que se coartaba la libertad de información. Nunca están contentos con algo salvo que lo hagan ellas y ellos y entonces, como por arte de magia, todos es perfecto y puro. Es lo que tiene vivir en la pureza siempre, que no te permite ver la realidad y disfrutar de las cosas buenas de la vida. Les hace parecer enfurruñados siempre. Ariscos, amargados, malhumorados o resentidos son términos que se  pueden aplicar a la verdadera izquierda en su conjunto. Es tal su visión, distorsionada por el idealismo e infantilismo de su visión del mundo, que han llegado a afirmar que la exhumación era un funeral de Estado; que el gobierno de Pedro Sánchez se había plegado a los deseos de los fascistas porque son colaboradores necesarios; que la policía no pegaba palos a los fascistas congregados en Mingorrubio…

Al igual que los pocos cadáveres, que se han ido sacando de las fosas comunes en que los golpistas de 1936 fueron enterrando a los que no pensaban como ellos, los cuales han tenido inhumaciones acordes con los deseos de los familiares, unos portados en hombros por camaradas, compañeros o familiares con banderas del PCE, PSOE o de la II República; los familiares del dictador han hecho lo mismo. Antonio Maestre protestaba porque iba con la laureada de San Fernando que se había concedido a sí mismo, o sea que es poseedor de la misma. Otros porque iba con una corona de flores y la bandera de España (la de la URSS seguro que no se la pondrían). Otros que si la ministra estaba allí, cuando al ser una exhumación por decreto ley estaba allí como notaria mayor del Estado para dar fe del cumplimiento del acto. Otros que si se gritaba “¡viva Franco!” (“¡viva Mao!” seguro que no iban a decir) cuando estaban sacando a Franco (muchos no entenderán esta frase). Y así toda la entente mediática de la verdadera izquierda, desde Ana Pardo de Vera, hasta Cristina Fallarás, pasando por todos los trolles del ámbito morado de la política española como Protestona, Gerardo Tece o Ancleto Panceto. Como no son ellas y ellos los que han tenido la oportunidad de llevar a cabo el acto les molesta. En su imaginación pura, donde nunca hay errores sino que la culpa es de los demás siempre, hubiese sido de otra forma.

Como ha dicho Gaspar Llamazares son incapaces de disfrutar de los pequeños triunfos, actuando siempre contra el resto de la izquierda. Ayer se pudo ver que gentes de la verdadera izquierda llamaban fascistas a comunista de largas batallas por alegrarse de la salida del mausoleo fascista. Se pudo ver cómo en un momento, así lo hizo Pablo Iglesias, pasaban de criticar a alegrarse (hay que rascar algún voto) y volver a enfurruñarse. Comportamientos rayanos en lo psicótico en muchas ocasiones, especialmente Albano Dante Fachín, el hispano-argentino, que parece no haber entendido nada, ni saber realmente cómo son las cosas en España más allá de su pureza mental. Como pueden ver en el tuit de abajo, este hombre saca la imagen de un helicóptero del reino de España que transporta el ataúd. Dice que es funeral de Estado por eso. Si alguien le calificase de indigente moral seguramente se acercaría a la realidad. En España, los helicópteros militares (sin camuflaje) del reino de España (porque por desgracia vivimos en una monarquía) llevan que son del reino de España, como en Argentina ponen que son de la república argentina. Igual es incapaz de entender esta frase porque es independentista y confunde las cosas. Pero, para llevar en España desde 1992, no ha asimilado los conceptos. Les pasa a muchos y muchas.

Tal y como se ha desarrollado la exhumación, en contra de lo que piensan los puros y puras, se les ha dado una lección de saber estar y no comportarse como ellos. Desde el respeto a la voluntad de la familia (que si quiere hacerle un responso está en su derecho), la soledad de la sacada en hombros, el desprecio institucional del nihilismo del momento es la perfecta contraposición de lo que hacen los fascistas cuando tienen el poder. Ellos y ellas no permitieron jamás que se vaciasen las cunetas y las fosas comunes, jamás permitieron que las personas de izquierdas que eran católicas tuviesen cristiana sepultura (de hecho sus hijos putativos siguen impidiéndolo)…, pero los demócratas les dan una lección de dignidad en su soledad del acto en sí. A casi todas las personas les hubiese gustado volar Cuelgamuros, sin duda, pero se les ha respetado su voluntad (salvo poner la “bandera del pollo”), que es algo que les habrá molestado. Pero la verdadera izquierda no sabe disfrutar de escucharles que el gobierno no es demócrata; no disfrutan de la rabia de Santiago Abascal; no disfrutan de lo estúpidas que han sido las manifestaciones (minúsculas) de apoyo; no disfrutan de nada que no sea la pureza que tienen en su cabeza. Dicen que los extremos se tocan, y ayer casi parece que sí porque los “puros” estaban tan cabreados como los fascistas.

Ahora toca sacar con dignidad los más de 115.000 cadáveres que están en cunetas y fosas comunes. Toca impulsar la transformación de las estructuras y aparatos de Estado para profundizar en la democracia. Toca hacer muchas cosas, lo primero ganar las elecciones a la derecha, pero ayer millones de personas disfrutaron de un pequeño triunfo que intentaron chafar los puros y perfectos… gruñones. Como decía Labordeta: “¡Anda usted a la mierda!”.

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