No hay día en que Pablo Casado no mienta y esto tiene repercusión en las encuestas. Da igual que sean ciertos trackings (encuestas diarias para que nos entiendas), que sea el CIS, o que sean las encuestas semanales de diversos medios de comunicación, en todas el PP sigue bajando escandalosamente cada día que pasa. No hay casos de corrupción nuevos que puedan afectar al PP; no hay escándalos sexuales que alteren el día a día; no hay, en definitiva, nada que pueda se exógeno a la campaña o al candidato, por lo que la culpa recae en la persona. Esa sonrisa forzada y el mero voluntarismo del candidato no contrapesan la realidad tal cual es, aunque dentro de su formación vivan en un mundo paralelo que les impide verla. Casado es un lastre para el PP se mire como se mire.

Si analizamos los datos de las distintas muestras, la mayor desafección se produce entre los votantes peperos. Unos cuantos se han marchado a Vox, otros pocos a Ciudadanos, pero la mayoría siente vergüenza en votar a semejante botarate político, por eso afirman que seguramente se abstengan u opten por alguno de los demás partidos que les ofrece ahora la derecha. Si se fijan en los datos se observa claramente que el PP a día de hoy, y entendemos que con una proyección del voto indeciso mayor de lo que afirman los datos reales, estaría 15 puntos porcentuales por debajo de lo que consiguió el “cobarde” M. Rajoy en 2016. Y en casi la mitad de los diputados que se obtuvieron entonces. Lo curioso del caso es que esta bajada se ha producido, en su gran mayoría, estando Pablo Casado al frente del PP. No ha sabido captar el voto de las personas que abandonaban Ciudadanos y, por otro lado, los neofascistas le están haciendo una verdadera sangría. Curiosamente algunos prebostes de las encuestas entienden que igual se están quedando cortos con este último partido. Es posible que el voto indeciso que se atribuye al PP pudiera ser de otros.

Sólo una encuesta, realizada por una empresa que nunca acierta y que publica La Razón, les alivia del golpazo que está produciendo Casado a su partido. Los fichajes realizados no mejoran el nivel y los candidatos a otros puestos cada día que hablan provocan una bajada de intención de voto. Juan José Cortés ha afirmado, de forma miserable, que Pedro Sánchez come con pederastas, algo que por muchas risas que haya provocado en el desierto auditorio, no gusta al votante del PP. Primero porque es mentira y segundo porque es indecente. Si piensan que así consiguen votos, como rememorar a ETA, se equivocan en el equipo de campaña de Casado. Si es que tiene equipo, no vaya a ser que sean colegas de farra del candidato. Todo ello provoca que, entre sus propios votantes, el asco y la indiferencia se acreciente optando por la abstención, el voto en blanco u otras opciones.

Ayer mismo, Casado, haciendo uso de su mitomanía (que como hemos dicho en diversos artículos es mentir y creerse la mentira constantemente), dijo que la inmigración ilegal había crecido con Sánchez un 173%. Mentira fácil de comprobar, porque hasta un medio cavernario, panfletista y cloaquero como el de Inda decía que era un 40%. Según Casado habría entrado en España casi 200.000 inmigrantes ilegales y eso se nota se mire como se mire en tan sólo diez meses. Una gran mentira, como todo lo que suele decir, que genera en las cabezas de las personas un amplio rechazo. Pensar, como suelen pensar en el PP, que la ciudadanía es una turbamulta que se alimenta con forraje barato es no conocer el país. Bastante más cultura y capacidad analítica tienen los votantes de la derecha que sus dirigentes actuales. Se piensan que con cuatro frases fáciles e impactantes ya tienen todo conseguido y no es así, el votante medio español tiene carrera universitaria (lo que casado y su cuadra no demuestran), profesiones cualificadas y suele estar bien informado. Pero como en el PP no sólo son seres nescientes, sino que piensan que los demás también lo son y por ello su propio electorado les da la espalda.

Se está hundiendo el PP a marchas forzadas por su dirigente máximo y por carecer de un programa realizable. Piensan que todas las personas no recuerdan que hace un año eran quienes estaban en el poder y amordazaban, destruían los lazos con Cataluña, precarizaban, quitaban dinero de la Sanidad, reducían las pensiones, pero eso sí se gastaban miles de millones en armamento. En esta sociedad de las prisas, las personas pueden tener memoria corta pero tienen la suficiente para recordar que Sánchez no lleva gobernando años, ni décadas, como parece insinuar Casado. Que la mayoría de los males que asolan a la economía española son por culpa del PP, especialmente si no hubiesen robado tanto por toda España.

Y claro para resolver el problema nos quiere colar a Adolfo S. Illana, más conocido por el “Neandertal”, con su concordia que consiste en catalogar al PSOE de partido radical y peligroso para la democracia. O a Isabel Díaz Ayuso que quiere dar derechos políticos a no-nacidos, obviando que los derechos del embrión se refieren a lo expresado en el Derecho Civil (herencias básicamente), no en el Administrativo como es becas y demás. Aunque capaz es de reconocerle derechos laborales para ser explotado desde el nacimiento, déjenla pensar un poco. O la gran propuesta de un Ministerio de Familia a la antigua usanza y que carece por completo de sentido si va a quitar más de 18.000 millones de impuestos y va a recortar la propia administración. Las personas normales, aunque sean de derechas, no son tan estúpidas, aunque en el PP lo piensen, para hacer los diversos cálculos. No son los conservadores muy amigos de tocar lo que funciona, pero son implacables con los botarates mentirosos. Y por ahí es por donde se le van los votos a Casado. Por eso el PP se hunde y deberían estar rezando para que pase rápida la campaña porque se les va a hacer muy larga y cada día palmar 15.000 votos les puede llevar a la Alianza Popular de 1977. Al fin y al cabo les gusta mucho esa época.

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