Juan Manuel Moreno Bonilla es un presidente desahogado, un presidente con más cara que espalda. No sólo se apunta todos los tantos de la gestión de su antecesora, porque hacer no ha hecho nada en el tiempo que lleva en el gobierno, sino que además quiere dejar secos los ríos de las demás comunidades autónomas por no gastar un euro él mismo. Ayer se reunió con Fernando López Miras para solicitar un Pacto por el Agua que no es más que seguir tirando del Tajo, hasta secarlo si hace falta, pero no invertir en desaladoras.

No es extraño que esta reunión se produzca justo de estar con el verdadero capo del PP andaluz, Gabriel Amat, a quien fue rendir pleitesías en Roquetas de Mar junto a Rafael Hernando o Fátima Báñez. A la llamada del verdadero factótum, aunque en puertas de ser imputado por haberse llevado cerca de 2.000 millones de euros de las arca públicas según la investigación judicial, allí acudió el presidente de la Junta. Quien, haciendo gala del estilo Ayuso que está triunfando en el PP a nivel estatal, afirmó que el verdadero cambio era el actual alcalde roquetero. Cambio, cambio no parece que sea porque lleva desde 1996 como primer munícipe y ha sido el gran destructor de esa parte de la costa almeriense en la época de bonanza del ladrillo.

Estando en como presidente de la Diputación provincial Amat jamás pidió que se arreglasen las desaladoras o que funcionasen a pleno rendimiento para todo el cultivo del mar de plástico de la zona. Jamás pidió que se pudiese hacer un trasvase de otros ríos andaluces. Jamás le interesó el problema del agua hasta la fecha, que ya no están sus ahijados en el gobierno central. Lo mismo le ocurre a Moreno Bonilla o Hernando, que jamás dijeron nada sobre el agua y las desaladoras tan necesarias en la zona. Y todos callaban porque sus amigos empresarios hortofrutícolas no quieren agua de desaladoras porque es más cara y no podrían ganar tanto dinero como el que ganan. No sólo explotan a los trabajadores, sino que juegan con un recurso hídrico de todos y todas para beneficio empresarial propio.

Ahora quiere Moreno Bonilla secar, como pasó el año pasado, el Tajo. Quiere que también le llegue agua de ese y otros ríos de la comunidad castellano-manchega para seguir nutriendo a sus empresarios amigos y evitar que los neofascistas les sigan ganando terreno en las poblaciones almerienses. Hay que salvar a Amat, antes mediante la intervención del ex-ministro de Justicia Catalá quitándole la imputación y retrasando los procedimientos judiciales, ahora llenando de agua sus huertos. De López Miras es normal y comprensible pues no quieren desaladoras para ahorrarse 10 céntimos por hectómetro cúbico, pero de Moreno Bonilla sólo tiene explicación por el caso Amat.

Y que ahora quieren una guerra del agua al estar Sánchez en el gobierno madrileño y es una forma de hacer oposición sabiendo que no se tiene razón. Pero no conocen al presidente y es capaz de cerrar el trasvase y obligarles a utilizar desaladoras o dejar un modelo de producción que no tiene sentido sin agua propia. En el otro lado Emiliano García Page ya ha dicho que está preparado para la guerra y utilizará todo lo que esté en su mano para defender los intereses hídricos de la ciudadanía castellano-manchega. No puede ser que Murcia esté regando huertos y en Castilla-La Mancha restrinja el uso. Y si ahora se quiere sumar Andalucía, en su vertiente occidental, pues habrá guerra sin duda.

No saben cómo salvar a Amat porque le necesitan aunque estén en el gobierno de la Junta. Sabe demasiado de todos y todas como para dejarle que caiga. De ahí que Hernando, pese a haber sido apartado de todo por el casadismo, siga al lado del capo del PP andaluz. Sabe que sólo Amat le puede proteger ante el sinsorgo Casado, aunque éste igual no se haya percatado realmente del poder que tiene el roquetero. Moreno Bonilla lo sabe y en cuanto el alcalde roquetero silba deja todo lo que está haciendo y acude en su ayuda. Sea para saludarle, sea para comer una paella en la plaza de toros de Roquetas. Un lugar donde pudo ver que ya no llenan como antes de la llegada de los neofascistas. Da igual, Moreno Bonilla necesita a Amat de alcalde aunque esté destrozando Roquetas de Mar porque ya es incapaz de hacer algo, incluso levantar ladrillo.

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