Estamos en plena campaña electoral hacia la convocatoria a la que estamos convocados para el 10-N y comprendo a muchos trabajadores que todavía tienen dudas a quién votar o simplemente podrían apostar por la abstención, pero no comparto esta última decisión, porque existen miles de razones para acudir a las urnas; eso lo entendemos bien los que luchamos contra la Dictadura que nos impidió votar durante muchos años.

En la época del final del franquismo y comienzos de la Transición, muchos, que éramos jóvenes, luchamos por las libertades, militando en sindicatos y partidos “clandestinos” hasta conseguir conquistar los Derechos Civiles y Sociales que hoy tenemos.

Algunas personas no les dan la importancia que tienen, incluso siendo muy críticos con el modelo del 78 (que algunos seguimos  siendo), porque tiene enormes deficiencias, pues ésta no es una democracia burguesa homologable al resto de los países europeos del entorno, así pues, la lucha continúa…

Siempre aposté y participé en las acciones sindicales conjuntas entre CCOO y UGT defendiendo la UNIDAD en la acción, pero entiendo y he comprobado durante muchos años que la unidad es difícil y no planteo fusiones orgánicas, sino que defiendo la lucha en corrientes definidas, para apoyarnos en las más afines, con el máximo respeto a todas las demás, desde el progresismo renovador, las izquierdas, hasta grupos revolucionarios.

Las acciones políticas y sindicales entiendo que deben ser pacíficas,  no violentos, encaminadas a actuaciones y proyectos hacia el bien común, evitando ataques personales y descalificaciones que favorecen a las derechas, siendo éstas últimas las que se benefician de nuestro divisionismo izquierdista.

La coalición conocida como “Trifachita” todos entendemos que es un producto  residual del franquismo compuesto por PP, C’s y Vox, los verdaderos adversarios a vencer, para frenarles e impedir que sigan creciendo sus retoños pues a la derecha de Vox todo es violencia   fascista.

Llevo años militando en la corriente crítica del Partido Socialista desde que Felipe ganó el Congreso donde renunció al socialismo marxista y por tanto, está claro que he sido crítico y lo sigo siendo con las alianzas del sector socio/liberal del PSOE.

Cuando se gobernaba con la derecha como C’s en la anterior legislatura de la Junta de Andalucía,  esa colaboración fue vista por nuestros votantes como “contra-natura”. Al final colapsó por la abstención, así que la Dirección del Partido tendría que dejar claro y cumplir luego, con qué tipo de fuerzas prefiere pactar, pero recordando el grito de la militancia: ¡Con Rivera No¡, con el PP tampoco y con Vox mucho menos.

Vimos cómo en las elecciones últimas de Andalucía,  propiciaron una alianza ultraderechista PP, C’s y Vox. No es que esta conjunción de reaccionarios derrotara al PSOE, que fue el partido más votado, sino que perdieron las izquierdas, porque cerca de 2.700.000 votantes se abstuvieron, lo que confirma, que la abstención de la izquierda favorece objetivamente a las Derechas.

He sido crítico con la deriva hacia el centro que vino tomando el PSOE porque de esa forma, las corrientes reformistas dejan de hacer reformas y se convierten en “gestores económico de la clase dominante”, ya que un reformismo socialdemócrata escorado al centro se agota siempre, como ha ocurrido históricamente en toda Europa.

Cuando se produjo la controversia entre la corriente “socio/liberal” (no declarada) apoyada por las baronías y la “corriente socialdemócrata” dirigida por el compañero Pedro Sánchez, participé junto con la corriente Izquierda Socialista en dar la batalla con un apoyo crítico a Sánchez como Secretario General, para poder avanzar hacia la Presidencia del Gobierno, al comprometerse y basarse en la militancia para restaurar la democracia interna saludando positivamente la acción democrática de las bases que apostamos por el giro a la izquierda.

Tanto la Dirección del PSOE como la de Unidas Podemos tienen que reconocer y ajustarse a las preferencias de los votantes y no a sus comportamientos personales, tanto unos como otros, porque esta izquierda que quería tomar el testigo y “asaltar los cielos”, en Andalucía tampoco fue capaz de convencer a esa enorme cantidad de abstencionistas.

Los votantes de izquierdas esperan y confían en los partidos cuando no se alejan de las reivindicaciones de la clase trabajadora y presentan un programa claro con voluntad transformadora y cumplen. Quieren explicaciones claras para salir del conflicto territorial, como el de Cataluña y resolver cuestiones sociales, que son asuntos urgentes que afectan a la población, clase trabajadora y capas medias principalmente, que representan la abrumadora mayoría de la sociedad.

Las soluciones deben plantearse a corto, medio y largo plazo pues el resto de las nacionalidades y regiones requerirán un debate a fondo con la participación de toda la población para un proyecto Federal y Plurinacional, hablándose también con claridad de cómo superar las distorsiones y desigualdades sociales que crecen bajo el capitalismo.

Muchos de los que se pudiesen abstener reflejan la indignación o se sienten traicionados por los dirigentes de izquierdas, rechazando sus rencillas, divisiones y malos modos, tanto en el interno de los partidos, como sobre todo, en el foro público reflejado permanentemente en los Mass Media.

Pienso que las derechas PP, C’s y Vox  no podrán resolver los problemas de la clase trabajadora y los pobres porque son defensores del modelo de las élites neoliberales del capitalismo que se desliza hacia una nueva recesión, actuando al servicio de la Banca y del Ibex 35.

Habría que desinfectar las cloacas del Estado, donde sigue chapoteando el actual modelo semi-democrático de una Monarquía heredada de la Dictadura, sin haber completado a fondo el  procedimiento democrático de la forma de Estado que el pueblo con su voto directo haya podido refrendar libremente.

Las izquierdas han votado siempre mediante el chantaje del miedo al golpe en la Transición, o mediante la imposición de las decisiones que se dictaron bajo aquellas dramáticas condiciones con la rémora del franquismo como espada de Damocles sobre la cabeza del votante.

Por tanto, rechazo la verborrea de las derechas radicalizadas y unificadas en estos momentos de reacción pendular, pero también entiendo que los votantes tengan un cierto recelo al populismo de izquierda si  se plantea un “reformismo socialdemócrata”, sin decir claramente cómo se financiarán esas reformas, si lo harán haciendo que paguen banqueros y multinacionales o lo cargarán de nuevo sobre las espaldas de la clase asalariada y capas medias, lo que sería una falta de coherencia e incumplimiento del giro a la izquierda  que prometen en campaña.

Sin recursos suficientes para desarrollar un plan de salida por la izquierda será imposible reorientar la economía,  dentro del estrecho margen de maniobra que ofrece el capitalismo, máxime si entendemos que la economía está entrando en un nuevo  proceso de desaceleración que nos llevará a un recrudecimiento de la crisis estructural del Capitalismo, de la que no podrán evadirse sin un Cambio profundo del modelo actual.

Pienso que hay que ser más crítico contra el sistema imperialista globalizado, pues con los nuevos adelantos tecnológicos, la robótica y los acelerados crecimientos de la productividad que éstos producen, saturan los mercados, provocan guerras comerciales incruentas que se transforman en cruentas,  porque a su vez, han intentado salir mediante la depauperación de las masas que han sido empobrecidas hasta sus últimas posibilidades y han acumulado deudas impagables, tanto en el plano personal como Estatal.

Condeno y combato este modelo capitalista/imperialista de creciente desigualdad, paro masivo y crónico,  abusiva precariedad similar a la explotación salvaje que no encontrará solución oprimiendo, expoliando y explotando a los pueblos, sometiéndolos a guerras salvajes y posteriormente cerrando fronteras e impidiendo que huyan hacia Europa desde sus países destruidos por la explotación y las guerras buscando una vida mejor.

Criticable es igualmente el “Patrioterismo Hipócrita” de las derechas que ven a “España como su Cortijo Privado”, sin entender que no puede ser una “patria” individual para ellos solos porque ya ni siquiera Europa y EEUU lo son.

Somos realidades plurinacionales y mestizas porque las migraciones vienen siendo constantes desde hace miles de años y requieren soluciones Federales y Plurinacionales mediante el ejercicio de la autodeterminación confirmado en la Carta Internacional de los Derechos Humanos, utilizando el diálogo y la democracia participativa y solidaria para resolver conflictos,  en aplicación del Derecho que debe ser debatido entre todos y sometido al final a la voluntad democrática de la ciudadanía.

Una Democracia cerrada,  sin posibilidad de avanzar en los cambios necesarios, se convierte en una Tiranía,  si impide o niega el derecho del pueblo a cambiar democráticamente el modelo estatal y si la C.E. impide la Democracia, habrá que cambiarla.

Democracia significa someterse al poder soberano de la ciudadanía para que resuelva los conflictos, junto a la práctica de los Derechos Civiles y  luchas sociales,  con el objetivo de marchar hacia un  mayor grado de igualdad, solidaridad y avances sociales entre los pueblos,  resolviendo asimismo los conflictos territoriales.

Necesitamos una democracia participativa y sana, que respete las  reclamaciones de la ciudadanía en lucha por una vida mejor, por la paz,  la pluralidad,  la convivencia solidaria entre personas libres,  batallando globalmente por la Igualdad y los Derechos Humanos, que las grandes potencias y sus gobiernos títeres desatienden negándose a avanzar, impidiendo adoptar la Democracia Participativa que las luchas sociales reivindican.

Debemos ser defensores de una profunda democracia y recordar  aquellas palabras del Abuelo Iglesias cuando  decía: “En momentos clave hay que optar: O con los unos o con los otros. O con la Burguesía, o con la clase trabajadora. No se pueden servir a dos amos a la vez”.

Pensionistas, feministas, ecologistas, asalariados y juventud luchamos por los Derechos en un plano de completa igualdad entre mujeres y varones, sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, poder económico,  puesto de trabajo, lugar de procedencia o cualquier otra condición con la que queramos identificarnos y definirnos libremente.

Considero que toda persona debemos reclamar el mismo derecho a participar en las actividades y luchas sociales, políticas y sindicales, de forma organizada, pacífica y colectivamente en defensa de la democracia,  la libertad y el socialismo o cualquier otro tipo de modelo dentro de la democracia, rechazando las dictaduras y los métodos violentos que esos elementos aplican.

Estamos llamados a las urnas el próximo 10-N, con el objetivo de elegir a nuestros representantes y formar Gobierno. Cabe la posibilidad de que sea de Evolución y progreso, que correspondería a una coalición de izquierdas o de Involución y reacción como plantean las derechas.

Cabe también una tercera opción que sería un gobierno híbrido contra-natura (izquierda y derecha), que significaría una derrota de las izquierdas y así sería visto por los votantes de estos partidos.

La clase dominante se presenta aparentemente dividida en tres fuerzas, PP, C’s y Vox, pero como vimos en Andalucía y se ha repetido en las últimas elecciones en otras zonas, dispuestas a pactar ocurra lo que ocurra, si suman un escaño más que las izquierdas.

Ese grupo “Trifachito” fue el más interesados en apostar por elecciones anticipadas, actuando en bloque contra el PSOE, con la esperanza de que la burguesía pudiese tener tiempo para sacar al PP del hundimiento y batacazo que representaron las últimas elecciones.

Los Poderes Fácticos afines a las derechas con sus estrategas más inteligentes y sus Mass Media, prefieren y hacen todo lo que está en sus manos (y sus  bolsillos), por conseguir resultados favorables al PP e incluso no les importa sacrificar al C’s a costa de que pueda subir Vox, con el objetivo de poder llegar a formar un Gobierno Derechista que representaría una INVOLUCIÓN hacia el franquismo  del que proceden.  Estas son mis razones y a ti lector,  te corresponde decidir si desperdicias tu voto con la abstención o lo empleas inteligentemente.

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