Las derechas antes que defensoras de sus supuestas naciones son defensoras realmente los dineros de la burguesía y cierta pequeña burguesía. Lo material siempre por delante de lo subjetivo. Lo tienen claro desde que comienzan a balbucear en el kínder. Y así ocurre realmente cuando la imagen de su patria, esa con la que se pegan golpes de pecho y cuya bandera sacan a pasear constantemente, confronta con las necesidades de la clase dominante, la propia o la global. Esto ha ocurrido en Bolivia con la contraria a la legislación internacional intromisión del gobierno boliviano en las actividades de la legación diplomática española. Como sabrán se ha impedido entrar, en coches de la embajada española y por ello sujetos a inmunidad diplomática, a varios funcionarios españoles en la embajada mexicana. Desde el Gobierno boliviano, que como saben está designado por dios (no se sabe cuál, pero por dios), se afirma que es por el miedo de Podemos a no se sabe qué invenciones de la presidenta Jeanine Áñez, una indígena (visto desde una concepción occidental de la raza, no vean una cuestión racista en ello sino irónica) que dice ser blanca y muestra su racismo contra los indígenas, y que no es más que una muestra real de desprecio de clase.

No le ha faltado tiempo a la derecha española en ponerse a las órdenes de la presidencia de Bolivia (que ahora se entiende el país como tierra conquistada por el capitalismo, como se verá) y lanzar toda una serie de improperios contra el Gobierno español. Resulta que un gobierno, que no ha sido elegido por el pueblo, que debería estar convocando elecciones y no ejecutando a opositores y metiendo en prisión a todas aquellas personas que les caen mal, saltándose la Convención de Viena, ataca al pueblo español y las derechas no se sienten humilladas. La patria, en principio, se defiende esté quien esté en el Gobierno. No se es menos patriota por no estar en el Gobierno, siempre y cuando se sea patriota y no un embaucador o embaucadora. La bandera la tienen para enseñarla en actos públicos y para que se la coman los pobres que van dejando a su paso, porque la realidad es que para ellos el dinero es lo importante.

Como no podía ser de otra forma, en máximo patriota, el macho man de lo español, Santiago Abascal ha sido el primero en lanzarse contra el gobierno español para criticarlo. Desde Vox no se sienten afectados, ni sienten herido su honor patrio, por la ofensa diplomática sino que culpan a Pedro Sánchez de todo, eso sí, comprando los argumentos imaginarios de la presidenta Añéz. Así Vox pedirá que el Gobierno explique relaciones con narcos y terroristas encerrados en la embajada mexicana. ¿Las pruebas? Ni existen pero son narcos y terroristas, como en el 11-M era ETA la causante de los atentados. La caza de brujas que está llevando el gobierno boliviano para acabar con todas aquellas personas que pudieran gobernar y seguir con la senda socialdemócrata de los gobiernos de anteriores es apoyada por Abascal. No es un problema de haber metido la mano en la caja, ni de trampas electorales (Morales se proclamó presidente sin tener los resultados finales y se comprometió a nuevas elecciones por haberse producido un empate. Lo curioso es que le acusan de algo que está permitido en España, presentarse todas las veces que se quiera a las elecciones) sino de hacerse con las materias primas bolivianas que ahora estaban en manos del Estado.

Tras saltar Vox ¿qué partido no se ha podido estar callado? En efecto, Ciudadanos. Por medio de la portavoz del día, Begoña Villacís, también han tenido que criticar al Gobierno ya que entienden “los recelos del gobierno boliviano con Sánchez dada su afinidad con los populismos latinoamericanos”. ¿Cuándo ha dado muestras el Gobierno de esa afinidad? Nunca, pero Villacís inventa que “el presidente en funciones ha comprado completamente la tesis de Podemos y no reconoce a la actual presidencia interina, a pesar de que esta ha sido admitida por la Unión Europea”. Otra mentira más pues nadie ha dicho nada sobre la presidenta transitoria hasta nuevas elecciones. Lo que hace Villacís, más bien, es comprar la usurpación del poder que están haciendo en Bolivia para eliminar a cualquier fuerza de izquierdas, mediante el asesinato, la violencia, la mentira o el ultraje. Como es un tema que a los españoles ni fu, ni fa, pues bastante tienen con lo que hay aquí, cuela como algo malo que está haciendo el Gobierno español. Pero, siendo un incidente internacional que daña a España ¿por qué Villacís no defiende la patria? Porque defiende los intereses imperiales de la misma forma que Vox.

En ambos casos demuestran que la subjetividad de la patria y la bandera es para consumo de las masas, para engañarles con un pathos españolista pero en la realidad están defendiendo los intereses de Estados Unidos y de las empresas tecnológicas que necesitan los ricos recursos naturales bolivianos a coste de usurpación para su producción. No defienden a España porque defienden el capitalismo. Ni defienden los derechos humanos, ni la democracia ante las acciones dictatoriales de Añéz. Ni un solo comentario en favor de España sino todo lo contrario. De repente asimilan Podemos al incidente y por ello todas las cláusulas democráticas desaparecen de escena. ¿Recuerdan el extraño incidente Cañamero? Allí bien que defendieron todos la patria (hoy le han colocado en el Ayuntamiento de Madrid), pero hoy no porque la patria para ellos es de usar y tirar. Lo que les importa siempre es la cuestión material; la cuestión de explotar a los países latinoamericanos; la cuestión de enriquecerse unos pocos gracias a la explotación; la cuestión de utilizar la bandera y el pathos nacionalista para esconder las verdaderas intenciones: privatizar España. No son patriotas son de derechas con todo lo que significa, lo primero servir al Imperio y al capital (que a veces son lo mismo y otras no), luego, si eso, al resto de la población. La patria no es nada frente al capital. Lo subjetivo desaparece frente a lo material… a ver si se enteran en la izqueirda.

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