Señor Pablo Manuel Iglesias Turrión, usted acaba de cometer una torpeza que nadie esperaba de una persona tan inteligente. La compra de su nueva casa es una verdadera torpeza política, además de poco ético.

No vamos a entrar en la simpleza de pretender decirle lo que debe o dejar de hacer con su vida y su dinero, con el dinero que ha ganado con su trabajo, con un empleo que está pagado por el pueblo, sólo por el hecho de ser de izquierdas. Es muy simple afirmar que la gente progresista debe vivir en la pobreza, pero, como la mujer del César, «debe parecerlo».

Usted y su pareja pueden hacer un plan de vida con total libertad de elección de dónde vivir y de cuánto se quieren gastar para llevar adelante ese proyecto vital. Sin embargo, el hecho de que se haya comprado una casa más propia de la casta que tanto criticó cuando pretendió asaltar los cielos.

Señor Iglesias, ha dicho que se han comprado el «casoplón» en la Urbanización La Navata de Galapagar porque quieren sacar a los hijos que van a tener del centro mediático y piensan que un buen lugar es vivir en la naturaleza. Eso es lo más lógico del mundo. No obstante, no lo es que hayan elegido, precisamente, una urbanización donde sus habitantes, en su gran mayoría, pertenecen a un estatus social que jamás comulgará con las ideas que defiende su partido. Por ejemplo, en La Navata vive Arturo Pérez-Reverte. Sin entrar en el precio de la casa, los metros cuadrados, la parcela, el equipamiento o la piscina, podían haber elegido otro lugar en el que los argumentos que ha utilizado para defender su decisión hubieran sido exactamente igual de válidos y no habría roto su ética. La Sierra de Madrid tiene muchos pueblos en los que cientos de miles de trabajadores van todos los días a Madrid a sus empleos. Tanto en lo que se ha llamado «la sierra pobre» como en pueblos como Collado Mediano, Cercedilla, Guadarrama, Alpedrete, Navalagamella, Zarzalejo o Robledo de Chavela hubiera encontrado las mismas prestaciones sin traspasar los límites de la ética y sin cometer la torpeza de dar munición a sus adversarios políticos, que tiene muchos.

Ahora sí que le voy a hablar del precio de su nueva casa. El hecho de que alguien como usted que ha echado en cara que otros políticos se gastaran la misma cantidad que usted es una incoherencia de principiante. Nadie se sorprendió cuando Albert Rivera se fue a vivir a Somosaguas. Nadie se sorprende de que José María Aznar viva en Monte Alina. Lo que sí sorprende es que tanto usted como su pareja hayan elegido La Navata. En su comunicado publicado en Facebook han afirmado que han tenido que pedir una hipoteca por la que van a pagar una cantidad aproximada a los 1.600 euros (800 cada uno). Esa cantidad de dinero es lo que cobran miles de familias que creen o creyeron en usted para pasar el mes y con mayores responsabilidades familiares. Su salario, lo que cobra por derechos de autor o por sus programas de televisión le permiten acceder a una hipoteca de 540.000 euros. No obstante, su salario como diputado lo paga el pueblo y lo menos que debería hacer para corresponder a esto es ser coherente con la ideología que defiende: que todo el mundo tenga la posibilidad de acceder a una vivienda como la que se acaba de comprar. Pero la realidad es que ese pensamiento es una utopía, por más que asaltando los cielos o atacando a la casta se piense que se puede lograr.

Afirmar que con los ingresos que tiene puede permitírselo es el mismo mensaje que utiliza esa casta que usted tanto criticó. Cuando una estrella del fútbol se compra un coche de 1,5 millones de euros lo hace porque se lo puede permitir. Cuando un banquero se compra una mansión de 5 millones de euros en las Bahamas es porque se lo puede permitir. No obstante, ellos no han hecho apología de la austeridad, del bien común o del reparto justo de la riqueza. La casta, aunque de manera deshonesta, en estos actos son coherentes con su mediocridad y diabólica conciencia.. Usted no lo ha sido y en un político líder del partido que despertó tantas esperanzas en el pueblo es una torpeza capital. Ahí tiene a Pedro Sánchez y al PSOE que está donde está —haciendo apuestas de dónde dejarán su suelo electoral esta vez— por su incoherencia entre sus actos y los valores que teóricamente defienden.

No le vamos a decir lo que tiene que hacer, pero no puede traicionar sus propios ideales de este modo porque, ¿qué esperanza le queda al pueblo si usted también deserta de la moral, la ética y la defensa de los valores que son la muralla que tienen los ciudadanos y ciudadanas ante la casta, ante las dictaduras privadas? Podrá decir que una casa no implica nada, que seguirá defendiendo su asalto a los cielos. Sin embargo, la incoherencia genera desconfianza y el pueblo español ya está harto de tanto engaño por parte de sus políticos. Las tentaciones de las dictaduras privadas son difíciles de superar, Pablo. Sólo Jesús pudo resistirse a ellas, aunque Saulo murió por predicar la llegada del «salvador». Ojalá, social y políticamente, se repita. Las castas, aunque de manera deshonesta, en estos actos son coherentes con su mediocridad y diabólica conciencia.

Si aún está a tiempo de revertir la situación, hágalo, aunque tenga un sobrecoste económico. Si no es posible, disfrute de su nueva casa con el estigma de haber cometido una torpeza que podrá ser correcta porque el dinero que se ha gastado y el que se va a gastar no será producto de actos corruptos, una torpeza que, sobre todo, será letal porque ha destrozado algo que hacía que su persona y su discurso fuera aceptado por el pueblo: la ética.

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