Una tarde de esas, que hacen decir a los británicos que llueven perros y gatos, no arredró a una numerosa concurrencia para la presentación del libro España, un proyecto de liberación de Manuel Monereo y Héctor Illueca. En La Morada de Madrid lleno para un acto cultural, intelectual, social y, por tanto, político. Un acto donde el libro presentado serviría como línea de argumentación de la España que quieren en Podemos. De esa España, es patria española, que algunos quieren hacer suya, privativa de los menos, y que en la formación morada la quieren de la mayoría. Algunos pueden pensar que ha habido un retorno al populismo, en especial desde la derecha temerosa de que le quiten el significante, pero lo que ayer se pudo comprobar es un Podemos que quiere la patria desde una vertiente republicanista (se habló mucho de derechos), desde una vertiente socialista (se habló de extracción y, por ende, de explotación), desde una vertiente que recupera la 11ª Tesis marxiana de las Tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos sólo han interpretado el mundo, de varias formas; lo que se trata es transformarlo”.

Comenzó rompiendo el hielo, o abriendo fuego porque en este tipo de eventos nunca se sabe Pablo Iglesias, prologuista de la obra. Para él la obra de Monereo e Illueca se sostiene sobre dos pilares: el multilateralismo geopolítico y el ataque neoliberal en Europa. En el primer caso, la obra expone la inexistencia de una sola potencia mundial, el Imperio que dirían Toni Negri y Michael Hardt. Están Rusia o China que ejercen un contrapoder a la, hasta el momento, potencia Estados Unidos. Además, el libro explica claramente, según su punto de vista, cómo la construcción neoliberal de la Unión Europea, con una primacía de Alemania, ha sido y sigue siendo una lucha contra lo social. Contra los derechos que se adquirieron por el colectivo y las luchas anteriores y que ahora se están llevando por delante, con el asentimiento de muchos partidos, las grandes corporaciones. “Han dejado los derechos sociales como algo programático” ha lamentado Iglesias.

Ha querido, empero, el dirigente de Podemos centrarse en la parte propositiva del libro, en la parte de la acción, de la parte de la 11ª Tesis, España y la liberación. En primer lugar, ha querido dejar claro que el significante patria hay que reivindicarlo. Hay que ser patriotas, tanto por convicción (el pueblo es la mayoría), como por estrategia (lo identitario nacional, racial, etc., es mucho más movilizador). El marxismo, hasta que llegaron los austromarxistas, desechaba la nación en favor del proletariado, pero la historia ha demostrado que, fuera de lo económico, hay algún factor político que es medianamente autónomo, como es la patria. Así pues, hay que reivindicar España como un “agregador para la construcción de un movimiento de liberación”.

Porque no se puede permitir que “algunos sinvergüenzas han intentado tapar lo importante, lo social, con banderas”. Esos mismos que se llenan los brazos con pulseras con la bandera de España, esos mismos que hablan de la patria pero que acaban entregando la riqueza de España a unos pocos amigos y empresas, todos esos son antipatriotas. “No podemos permitir que la patria se la queden unos sinvergüenzas” ha clamado Iglesias. De ahí que no haya que tener miedo en reivindicar el patriotismo de todos y todas. El patriotismo de lo social.

La diputada Yolanda Díaz, tras alabar el libro como una obra compacta, ha querido destacar que se ubica en la post-posmodernidad, ya que recobra el elemento de soberanía que el neoliberalismo está quitando. Un libro materialista que demuestra cómo la Unión Europea, guidada por los intereses de Alemania, y entregada a los intereses del neoliberalismo más radical, está robando la soberanía al pueblo. Por ello ha querido dejar en el aire una pregunta clave, a su entender, “¿Cómo gobernar si se ha roto el principio jurídico que sostenía lo colectivo?”. Esto lo ha respondido uno de los autores, Héctor Illueca, haciendo una defensa de los derechos sociales como esa muralla de seguridad frente a los ataques neoliberales. Por ello hay que luchar porque queden incorporados como derechos fundamentales en la Constitución.

Irene Montero ha querido, también defender la acción o “combatir ese discurso de que somos los que mejor diagnosticamos pero que no tenemos proyecto”. El proyecto sí está ahí, en las propuestas (algunas que no ha querido decir “por si nos las roban”), en la apuesta por la patria. Esa patria de las gentes, no de aquellos que llevan a sus hijos a colegios privados, mientras atacan a lo público, porque no se quieren mezclar; ni la de aquellos que van a la sanidad pública porque no quieren soportar los procedimientos y tiempos de la pública; ni la de aquellos que entregan el dinero público a sus amigos empresarios con sobrecostes. Esos “tienen sólo un proyecto del parte”. El suyo. Por eso el libro, ha finalizado Montero, “ayuda a no resignarse”.

Manuel Monereo ha comenzado a pedir que las personas piensen, por hoy es “más necesario que nunca”. “Un pensar propio” que se consigue mediante la lectura de un libro, de la observación de lo que rodea a la persona, de la valentía de pensar. Porque pensando es posible, como afirma la obra presentada, proponer cuestiones revolucionarias. “Defender hoy el autogobierno de los españoles es una idea revolucionaria” ha explicado. La liberación, como dice el título, es necesaria porque en España hay un problema de liberación social y nacional. “Tenemos una soberanía sometida a los oligarcas y los intereses de la Unión Europea”, ha manifestado Monereo. Y ello en un mundo multipolar que, a diferencia de otras épocas históricas, no se ha resuelto mediante un conflicto armado.

Respecto al dilema que puede existir en el movimiento que encarna Podemos, Monereo ha sido claro: “¿Queremos gobernar o no?”. Si queremos gobernar, ha venido a decir, el proyecto tiene que apostar por obtener el gobierno para transformar este país y acabar con las oligarquías. Para ello tiene que haber una nueva clase dirigente comprometida con esa transformación. Porque, no se ha andado con ambages, “hay que gobernar y tener el poder”. ¿Por qué? Como afirmó Illueca, porque el ser humano en su individualidad es incompleto, es incapaz de procurarse el sostén y la vida digna. Por eso el hombre, que tiene inteligencia, establece la cooperación  en busca de esa “buena vida”.

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