La gestión de Ana Patricia Botín está muy en tela de juicio por las estrategias implementadas desde que ella accedió a la presidencia del banco tras la muerte de Emilio Botín. Su equipo más cercano está aplicando una serie de métodos que rozan continuamente los límites de la legalidad y la ética profesional. Esta forma de proceder en nombre del Santander está provocando un daño a la imagen del banco al punto que los máximos accionistas no están dispuestos a seguir permitiéndolo. Según información de diferentes fuentes recogidas por nuestro corresponsal en Norteamérica, accionistas importantes de la entidad cántabra han comenzado a plantearse muy seriamente la posibilidad de provocar un cambio en la presidencia, tanto por los resultados operativos como por la imagen de falta de ética que los últimos movimientos corporativos están transmitiendo al mercado en general.

Un porcentaje muy elevado de los beneficios declarados por el Santander presuntamente provienen de operaciones ejecutadas bajo importantes sospechas jurídicas. Movimientos como los realizados con el Royal Bank of Scotland, en el que se ha intentado en varias ocasiones inyectar capital para la compra de oficinas pero que aún no se ha llevado a efecto a pesar de que el dinero para dicha compra esté disponible o que el propio RBS participara en la compra de la entidad brasileña Banespa con la compra de acciones por valor de 300 millones de libras, una operación que, por cierto, se realizó mientras Miguel Zorita era presidente de Deloitte, la auditora del Santander.

Otra operación en la que se actuó al límite de la ética y de la legalidad fue en Abengoa, donde, para conseguir hacerse con el control de la multinacional sevillana, engañaron al Consejo de Administración para que cesaran a Felipe Benjumea con falsas promesas de apoyo en una ampliación de capital que no cumplieron tras producirse ese cese.

En este medio hemos informado también de la estrategia ejercida por el Santander en Duro Felguera con la imposición de un personaje tan oscuro y «peligroso» en sus comportamientos empresariales como Miguel Zorita.

Finalmente, el mayor «pelotazo económico» que ha dado la entidad presidida por Ana Patricia Botín ha sido el de la adquisición por un euro del Banco Popular a través de una operación que está en los tribunales europeos y españoles porque, tal y como hemos ido informando en Diario16, se realizaron movimientos y se ocultaron datos tanto al Consejo de Administración como a las autoridades españolas de control financiero que tuvieron como consecuencia la ruina de más de 305.000 familias y por la que el Santander ya ha obtenido pingües beneficios que seguirán aumentando de forma «escandalosa» a corto, medio y largo plazo, y con ellos arreglar un grave problema de liquidez y solvencia que venía arrastrando la entidad cántabra desde los últimos años agravados desde la presidencia de la hija de Don Emilio Botín.

Por estas razones y por otras muchas, según información obtenida por Diario16 en Norteamérica, los principales accionistas estadounidenses del Santander se están planteando ejecutar las estrategias necesarias para sustituir a Ana Patricia Botín. Estos accionistas —bancos custodios, fondos de inversión, gestores de cartera—, no pueden permitir que su imagen quede deteriorada por los movimientos ajenos a las normas bancarias habituales en un banco comercial puesto en práctica en los últimos años tanto por la presidencia como por sus ejecutivos más afines, ya que estos comportamientos están poniendo públicamente en peligro el prestigio y la imagen del Grupo Banco Santander.

Por otro lado, hoy se celebrará una reunión fundamental de directivos del Santander con la Representación Legal de los Trabajadores para tratar el tema de la fusión. Casualmente, un día antes de este encuentro se produce una filtración desde medios judiciales por la que se deja caer que la solicitud de concurso necesario que daría un vuelco a toda la operación del Popular e, incluso, podría paralizarla, no tendría ninguna posibilidad de prosperar por un aspecto procedimental. Será casualidad, o no, pero cada vez que hay algún movimiento importante de tomas de decisión con el fin de aligerar la «diabólica» operación Popular-Santander siempre aparece una decisión o una filtración judicial que favorece al Santander.

¿Casualidad o estrategia?

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