Ya advertimos en estas mismas páginas que cualquier batalla más allá del debate programático suponía dar votos por la izquierda a Susana Díaz. Explicábamos en ese artículo que la política en Andalucía, a diferencia de otros lares, se maneja con unas pautas de comportamiento distintas. Algo tan líquido como el andalucismo, que puede ser desde orgullo de tierra a un nacionalismo de baja intensidad, es fundamental en el juego político. Blas Infante es un símbolo, una figura arquetípica y mítica que consigue movilizaciones de votantes zurdos. Y es a esos votantes de izquierdas, algunos que ya apoyan, otros que se abstienen y otros que están desencantados de 40 años de socialdemocracia elitista, a los que había que dirigirse en una batalla interna.

Sin embargo, la discusión, al menos por una parte, se ha dirigido a una pelea entre anticapitalistas y Podemos central. Algo de ello existe, no cabe ninguna duda. Desde la actual dirección andaluza se quiere mucha más libertad de movimientos de lo que gusta en la calle Princesa. Y desde Andalucía se dan pasos para ir más allá de Podemos y conforman un movimiento transversal con otras fuerzas de izquierdas. Pero, por lo que expresan en los medios de comunicación y en conversaciones privadas, en Madrid, en el centro no han llegado a comprender lo que significa Podemos Andalucía con Teresa Rodríguez a la cabeza. Para eso hace falta vivir y seguir la política andaluza, algo que Pablo Echenique no hará con toda seguridad. Lo cual no es obligatorio, pero por ello debería confiar más en lo que hacen quienes representan a Podemos en la región.

Carmen Lizárraga ha acertado al decir en un artículo que “cuando Andalucía se transfigura en España se queda un barrio gracioso del sur de Madrid”. Es frente a ese centralismo mental e ideológico al que se enfrenta constantemente Rodríguez, algo que su contrincante Isabel Franco ha obviado durante el proceso de primarias. Ha primado en su discurso la retórica interna y orgánica del peligro de los anticapitalistas que quieren quedarse con Podemos o montar otra organización. Lo primero, en una competencia interna sería lógico. Pablo Iglesias se quedó con Podemos y no ha pasado nada. Venció en unas primarias a sus contrincantes y la democracia le situó como garante de la mayoría del partido. Lo mismo puede decir Rodríguez. Pero es que, además, si decidiesen irse de Podemos y montar Marea Andaluza ¿dónde estaría el peligro? Los que no quisiesen irse seguiría siendo de Podemos y los otros serían otra cosa.

Utilizar este tipo de lenguaje deja a Franco como una mandada de Madrid para “sofocar a los rebeldes”. Unos rebeldes inexistentes porque apoyando a Teresa hay anticapis y personas que no lo son. Además, Franco reconoce implícitamente al avisar del peligro de fuga, que el valor político de Rodríguez es mayor que el de ella o cualquier otro. Un valor político que querrían apartar de la carrera electoral frente a Susana Díaz. Porque es frente a la leona de San Telmo con quien se tienen que jugar las lentejas. Y es Teresa quien le ha puesto más de una vez en un brete a Susana. Tanto como para que la dirigente socialdemócrata la odie visceralmente. Y todo esto no lo han visto en la calle Princesa. Han analizado todo en términos internos de poder y centralismo democrático, no de potencialidades electorales o políticas.

Adelante Andalucía, la plataforma que se ha montado con Izquierda Unida (alabada por Alberto Garzón, algo que debería dar que pensar) y otros movimientos sociales, ha generado ilusión. Ha despertado a un andalucismo de izquierdas que no terminaba de creerse la impostura del susanismo respecto a ese mismo andalucismo. Un movimiento transversal y que recoge el malestar de la ciudadanía sin marcas de nadie, sin dar más importancia a unos u a otros, sino que pone en el centro político una Andalucía de izquierdas que lo mismo lucha contra el señorito de la finca, que contra el cacique Gabriel Amat en Almería, que hace huelgas en las fábricas, o pide a pie de calle una Sanidad digna y que no se forren en Clínicas Pascual. Que lucha tanto contra los EREs como contra una derecha que afila los cuchillos para entrar a saquear lo que queda en Andalucía. Porque Javier Arenas es muy gracioso y chisposo en Madrid, pero en Sevilla ojito.

Nada de esto ha recogido Franco sino que se ha dedicado a cosas internas que a las personas en sí no interesan. No le parece bien que Adelante Andalucía no sea Unidas Podemos-Izquierda Unida-y olé, y sobre esa máxima no es posible acabar con Díaz. O al menos provocar que no pueda sino gobernar junto a la izquierda. Díaz lleva un año donde se ha acogido al andalucismo barato para desmontar a Ciudadanos y Podemos, por tanto atacarla, cuando tiene a todos los medios casi a su servicio, desde parámetros muy nacionales, no le provocarán ni una mella. A Díaz no le molesta lo que digan y hagan desde Madrid, o con sentido estatal, ella siempre estará contra el gobierno, sino que le hace daño quien le ataca desde Andalucía con parámetros andaluces y andalucistas.

Se la juega Podemos en Andalucía. De ser una alternativa puede pasar a ser algo testimonial. No hay que negar que Rodríguez se ha movido de cierta manera que puede haber generado sospechas, pero si podemos defiende una República Federal para España en su conjunto, no tiene que tener miedo a que haya libertad de movimientos en una región, siempre y cuando se sigan los dictados ideológicos que entre todas y todos han acordado. Ahora bien, si hay algo más personal e íntimo entre Teresa y Pablo, mal camino han elegido los dos, o quien quiera seguir ese camino. Ahora es la oportunidad de ganar en Andalucía. Con unas elecciones que huelen a 28 de octubre, cambiar el ritmo y la ilusión generada con Adelante Andalucía sería tirar por tierra el trabajo de cuatro años de lucha a pie de calle como podemos atestiguar día a día.

Teresa Rodríguez puede poner boca abajo las próximas elecciones junto a Antonio Maíllo. Y por un “quítame allá estas pajas” se puede quedar en la nada. Algo que, por otro lado, perjudicaría a Podemos en las elecciones a nivel estatal, en las cuales parece que el PSOE de Sánchez va quitando votantes. Con Rodríguez, mucho más que con Franco, esos votantes que se van podrían volver y aumentar. Como decía Alain Badiou son los acontecimientos los que marcan el camino a seguir para la transformación/revolución. Y hoy en Andalucía el acontecimiento reclama a Rodríguez y Adelante Andalucía para que Díaz agache la cabeza. Así que sí, hoy Podemos Andalucía se la juega.

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