La visita del autoproclamado presidente de Venezuela ha dejado la imagen de una derecha unida en virtud de un lazo imperial contra el sátrapa Nicolás Maduro. Todo lo que se haga en pos de extender la democracia será bienvenido, salvo que se utilice esa democracia para saquear los recursos naturales de esos países por parte de EEUU y la clase capitalista de los mismos. Instaurar una democracia en América Latina nunca ha significado que esos países entrasen por la senda del desarrollo tal y como se conoce en Europa, sino que ha sido el vehículo para lavar la imagen de gobiernos que siempre han estado al servicio de la potencia imperial del norte. Da igual donde miren, siempre al servicio de los intereses materiales y extractivos de EEUU. Y la verdad es que, tras la pátina democrática, a los gestores de Washington poco o nada les ha importado que haya redistribución de la riqueza o una corrupción generalizada, sino tener el patio tranquilo y tener fuentes de materias primas a su libre disposición.

El problema ha venido cuando un grupo de dirigentes de América Latina han coincido en el tiempo con políticas más sociales y más nacionales. Esto quiere decir que han defendido el libre mercado de sus materias primas pero al mejor postor y al que más beneficios sociales o monetarios dejase en el país. Han intentado, guste más o menos, establecer Estados medianamente fuertes y no todos esos Estados fallidos que gustaban tanto a la CIA para poder hacer y deshacer. Esto ha molestado bastante a los señores del norte que han hecho todo lo posible para acabar con ese tipo de políticos, algunos de ellos con una marca autoritaria clara. Han acabado con Correa en Ecuador o con Morales en Bolivia y ahora intentan acabar con Maduro en Venezuela. Para ello han gastado ingentes cantidades de dólares a través de la agencia USAID, controlada por ex-mandatarios como Álvaro Uribe (colombiano más conocido por sus vínculos paramilitares y los crímenes cometidos bajo su mandato) y (¡Oh, sorpresa!) José María Aznar, con Mario Vargas Llosa actuando como pelele intelectual en Sudamérica. Lean a Atilio Borón si quieren saber más sobre las distintas componendas de USAID y sus golpes blandos o recuerden lo que ya se publicó aquí sobre los títeres políticos.

Una vez hecha la panorámica de lo que sucede en Sudamérica, ya pueden entender por qué Santiago Abascal y Pablo Casado se han dado codazos para hacerse fotos con Juan Guaidó, no sólo defienden los intereses de Estados Unidos y Donald Trump, sino que siguen las pautas marcadas por Aznar en relación a la geopolítica americana, de la que saca pingües beneficios por cierto, como ya demostró al hacerle la hoja de ruta a Albert Rivera cuando era visto como la esperanza blanca de la derecha. En esto, como en muchas otras cuestiones subjetivas o materiales, la derecha es una e indivisible y siempre con la mano negra del ex-presidente sobrevolando. Por eso había que ofrecer un recibimiento como si fuese jefe de Estado en visita oficial al pelele de Trump. No vean la calificación de pelele como un descalificativo sino que es la mejor forma de ejemplificar la forma de actuación de una persona a la que han dado a gestionar fondos estadounidenses de los que, por cierto, han desaparecido cerca de 180 millones de dólares de USAID que pidió la National Endowment for Democracy (NDE, que es donde está Aznar).

Sí, parece que como tantos políticos sudamericanos, incluyendo muchos altos cargos del gobierno de Maduro, el señor Guaidó tiene la extraña habilidad para hacer desaparecer el dinero que debía ir destinado a paliar los problemas de los venezolanos que han tenido que salir hacia Colombia huyendo de Maduro. Ese dinero que debía servir para que esas personas tuviesen la posibilidad de una vida digna en el país vecino parece ser que no ha llegado a su destino sino que se ha despistado por el camino. Al menos es lo que afirman desde el gobierno venezolano, en concreto su ministro Jorge Rodríguez. Para este desvío de fondos se ha servido de antiguos mandos del gobierno chavista que, tras robarse lo que no está escrito, salieron huyendo del país entregándose con armas y bagajes a EEUU para que no les deportaran. Una vida de lujo viajando por todo el mundo sin fondos oficiales resulta sospechosa, pero siempre hay una derecha para legitimar lo que haga falta. Total en España eso de desviar fondos a los partidos lo llevan haciendo toda la vida.

A esto hay que sumar algo que se esconde en todos los medios de comunicación de la caverna, los vínculos de todo tipo de Guaidó con el clan narcotraficante y paramilitar de Los Rastrojos. Y no es que lo diga el gobierno venezolano o la agencia Sputnik, si les parecen un tanto parciales, es que una revista de derechas como la colombiana Semana ha hablado de ello sin ningún tipo de problema. Un grupo narcotraficante que ha ayudado, porque así lo han reconocido, a hacer incursiones entre Venezuela y Colombia. Tanto hablar la derecha de los gobiernos de izquierdas como narcogobiernos, con el fin de desprestigiarlos en España porque en América Latina se sabe si lo son o no, y resulta que su amigo al que reciben con honores de jefe de Estado está vinculado a uno de los cárteles de la droga y paramilitares más famosos de Colombia. Y hablar de paramilitares en Colombia no es mirar a la izquierda, como pueden intentar hacernos ver la carcunda, sino a la derecha más radical de todo el continente, el uribismo que está ahora en el poder.

Este es el amigo del trifachito español. Alguien que debería haber convocado ya elecciones generales en Venezuela, que para eso le eligieron y se llama presidente encargado, y ha decidido que mejor lo deja para otro momento, mientras se pega la vida padre por todo el mundo haciendo que es el presidente de verdad, con su respectiva caja o cuenta corriente llenándose. Eso sí, dice vivir en una dictadura que le permite entrar y salir del país como y cuando quiere. De hecho, se han inventado una visita oficial a España induciendo a un posible caso de prevaricación (por una miserable llave de oro y demás fastos) al alcalde Martínez Almeida y la presidenta madrileña Díaz Ayuso. La oficialidad o no de una visita la establece el Gobierno estatal y la llave de oro sólo se entrega cuando el visitante lo hace de forma oficial, no la tournée de este hombre para vender la moto luego a los venezolanos dispersos. Por cierto, que estos grupos dicen que España está como Venezuela a la llegada de Hugo Chaves a los medios de derechas. Una mentira sin lugar a dudas porque la situación venezolana con golpes de Estado no se parece en nada. Lo que sí se parecen son las personas de derechas a uno y otro lado del océano. Da igual por abajo o en la élite, mentiras y corrupción.

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