Nuevamente Portugal se convierte en ejemplo a seguir por España, tal y como ocurrió en el año 1974 con la Revolución de los Claveles, a la hora de devolver al pueblo lo que las políticas autoritarias de la derecha le arrebataron. El gobierno de progreso de Antonio Costa ha implementado una acertada combinación de políticas económicas y sociales y, sobre todo, ha generado un diálogo social constructivo entre el Ejecutivo, la patronal y los sindicatos que ayudó a Portugal a recuperarse de la crisis económica y financiera de 2008 e impulsó el crecimiento de la economía y del empleo. Así queda reflejado en un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El informe constata que Portugal encontró una salida a la crisis gracias a la combinación de políticas económicas y sociales que contribuyeron a mejorar el clima empresarial, la eficacia del sector público, la educación y la formación, y la integración en las cadenas mundiales de producción. Estos factores –algunos de los cuales estaban presentes antes de la crisis– prepararon el terreno para una recuperación sólida.

La experiencia positiva en Portugal contradice la idea tradicional que sostiene que es posible acelerar la recuperación económica y recobrar la competitividad internacional simplemente con reducción de los costos del trabajo y con más flexibilización del mercado laboral.

El empleo en Portugal, que a finales de 2017 era de 4,8 millones, se ha recuperado parcialmente de la pérdida de más de 600.000 puestos de trabajo producto de la crisis. Con alrededor de 351.800 personas en busca de empleo (6,7 por ciento) en el segundo trimestre de 2018, el nivel de desempleo se equiparó al del período anterior a la crisis. En 2013, la cantidad de desempleados alcanzó la cifra de 927.700 frente a solo 455.200 en 2008.

Portugal constituye una base sólida para fundamentar las futuras decisiones políticas las cuales podrían convertirse en un punto de referencia para otros países como, por ejemplo, España tras el cambio de Gobierno y la priorización de las políticas sociales frente a los factores macroeconómicos. El director general de la OIT, Guy Ryder, citó a Portugal como «un excelente ejemplo de un país que supera las políticas de austeridad, y al mismo tiempo mantiene un compromiso real para alcanzar la consolidación fiscal que se necesita».

El diálogo social entre el gobierno de Antonio Costa y los interlocutores sociales del país fue un elemento clave para alcanzar los resultados obtenidos. Sin embargo, las decisiones tomadas unilateralmente o contra los intereses de los sindicatos y/o empleadores suscitaron resistencia y conflictos, tal y como ocurrió en países como España o Francia con las imposiciones de reformas laborales que iban en contra de los intereses y los derechos de la clase trabajadora.

No obstante, a pesar de la recuperación económica y del empleo, persisten las preocupaciones sobre la calidad de los empleos y la necesidad de fortalecer aún más la base productiva a fin de aumentar la resiliencia frente a perturbaciones externas, dos objetivos que no son incompatibles.

La segmentación del mercado laboral «ha dado lugar a una elevada tasa de contratos temporales involuntarios lo que plantea problemas tanto de equidad como de eficiencia. Se necesitan políticas para hacer frente a estos problemas, en particular en lo que se refiere a la poca cantidad de trabajadores que pasan del empleo temporal al empleo permanente y a las disparidades en las condiciones de trabajo entre los diferentes tipos de contrato», afirma el estudio de la OIT.

Para llegar a la recuperación justa e igualitaria es muy importante el compromiso asumido por el Gobierno de Portugal de seguir haciendo frente al problema de la segmentación del mercado de trabajo como un paso en la dirección correcta. La voluntad del gobierno de Antonio Costa y de los interlocutores sociales de trabajar conjuntamente para resolver esta cuestión se ve reflejada en el acuerdo tripartito alcanzado en junio de este año.

El estudio además pone de manifiesto los cambios recientes en el sistema de negociación colectiva del país, e indica que el objetivo del acuerdo y de la legislación subsiguiente para descentralizar la negociación colectiva del nivel sectorial al de empresa no fue alcanzado. Por otro lado, la extensión de los convenios colectivos fue esencial para promover la negociación colectiva, reducir las desigualdades y fomentar la inclusión. Por lo tanto, el estudio recomienda mantener este sistema de extensiones.

El informe observa, sin embargo, que los salarios de los trabajadores menos remunerados aumentaron gracias a la política de salario mínimo aplicada por Portugal en estos últimos años, lo que contribuyó a la reducción de la desigualdad salarial.

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