El viernes pasado en la rueda de precampaña electoral que está realizando Susana Díaz por Andalucía, la presidenta de la Junta de Andalucía visitó la fábrica que tiene Consentino en Almería. Allí Díaz, tras hacerse las pertinentes fotos (ninguna en el taller, por cierto), declaró que es un grupo empresarial gracias a que apuesta por la formación, la innovación y la responsabilidad social. Algo que muchos trabajadores y empleadores de la firma de encimeras seguramente no defiendan. En su fábrica cambió el proceso de corte de las encimeras de cuarzo de sílice, esas mismas tan bonitas que tienen aquellas personas que pueden permitírselo, cuando un trabajador le denunció por haberle provocado silicosis.

Es desde 2012 que los sindicatos se han puesto manos a la obra para denunciar que son cientos los afectados por este riesgo a la salud laboral que provocó Consentino con sus encimeras. Porque no es que él cambiase el proceso, es que no advirtió a los talleres de cortado de mármol que el proceso de corte de “sus” encimeras conllevaba un cambio en la eliminación de residuos. El equipo del epidemiólogo doctor Andrés Rabadán emitió un informe que exponía con total claridad dónde estaba el problema, ya que había “un evidente incumplimiento de todas las partes interesadas (fabricantes, servicios de prevención de riesgos laborales, mutuas de accidentes de trabajo y empresarios), tanto en la implementación de medidas de protección en el lugar de trabajo como en la vigilancia de la salud”. Porque, esa es otra, las mutuas se han venido lavando las manos en toda esta cuestión al no considerar la enfermedad como laboral.

Y ¿por qué no se denuncia más de lo que se ha hecho hasta el momento? Porque piensan que sin Consentino la comarca de Macael perdería un activo económico y muchos puestos de trabajo. Eso en Almería podría entenderse pero es que la no información ha provocado que numerosos talleres de Cádiz dedicados al corte se hayan visto afectados. Estamos, según los estudios científicos, ante un mineral que, tras ser inhalado, causa heridas internas en los pulmones que pueden llegar a ser mortales. Micropartículas como cuchillos que rajan por dentro los tejidos más sensibles del sistema respiratorio humano. Algo que Consentino, según los denunciantes, no contó en su momento.

Es una enfermedad, la silicosis del mármol, que está siendo silenciada, especialmente en Andalucía. La Junta realizó algunas inspecciones, como se contó en estas mismas páginas, y desde el PSOE en 2016 se pidió que la silicosis de grado 1 fuera considerada enfermedad laboral. Se desconoce si desde la Junta de Andalucía han transmitido a la ministra Magdalena Valerio esta cuestión, pero el problema en la región es grave ya que es una enfermedad que mata muchísimo más rápida que la silicosis que sufrían los mineros. De hecho, si en la mina aparecía a los 20 años de media, en el mármol aparece a los dos o tres, con un alto grado degenerativo que acaba con la vida de los trabajadores en poco tiempo y sin casi posibilidad de trasplante de pulmón.

Está bien que haga campaña Díaz y visite las empresas importantes de la región, pero no estaría de más que se tapase un poco o evitase dar loas a quienes han provocado una epidemia tan terrible a personas que están desamparadas por las administraciones públicas. Ya que afirma ser de un partido de izquierdas y como Consentino con su “innovación” ha generado algo terrible para los trabajadores, igual un poco de condescendencia con las personas a las que dice representar no hubiese estado mal.

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