Carles Puigdemont comparece hoy  ante el Tribunal Administrativo de Schleswig-Holstein después de pasar su primera noche en la prisión de Neumünster, situada al Norte de Alemania.

Durante la comparecencia, el juez confirmará la identidad del detenido como mera formalidad, expondrá las razones de su detención y dictaminará si mantiene a Puigdemont bajo custodia policial hasta que se produzca su extradición a España, proceso que podría alargarse hasta 90 días.

El abogado de Carles Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, ya se ha desplazado hasta Alemania donde se ha reunido con los abogados del país germano que se encargarán del caso. La defensa intentará convencer al Tribunal de que el expresident no sea extraditado a España ya que, según ha declarado Alonso-Cuevillas para Radio Euskadi, «para proceder a la entrega, han de existir garantías de que la persona entregada tendrá un juicio justo en el país requerido».

Una operación coordinada

La detención de Carles Puigdemont tenía lugar el domingo a las 11:19 horas en la pequeña localidad alemana de Schuby, cerca de la frontera con Dinamarca. Los servicios secretos españoles y la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania han trabajado de forma conjunta para poner fin al periplo del expresidente catalán.

Después de que el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena reactivase la euroorden de detención que recaía sobre su espalda, Puigdemont, que se encontraba en esos momentos en Finlandia, habría lanzado pistas falsas sobre cuál sería su ruta de vuelta hasta Waterloo (Bélgica). El líder secesionista evitó aeropuertos y estaciones concurridas y comenzó un viaje en una furgoneta Renault Space con matrícula belga que finalmente no logró llegar a su destino. Los agentes alemanes, en contacto continuo con la inteligencia española, ya habían recibido informaciones sobre la ruta de Carles Puigdemont, por lo que esperaron al expresident a 40 kilómetros al sur de Flensburg, en el estado de Schleswig-Holstein, donde finalmente fue interceptado.

Altercados en Barcelona

Como respuesta a la detención de Carles Puigdemont, los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) convocaron una protesta en Barcelona a la que acudieron, según fuentes del Ayuntamiento, alrededor de 1.000 personas.

La marcha recorrió varios de los puntos más emblemáticos de la ciudad hasta llegar a las puertas de la Delegación del Gobierno. Allí se vivieron momentos de tensión que se saldaron con un balance de 4 detenidos y 92 heridos, 23 de ellos Mossos d’Esquadra.

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