Hay un viejo refrán castellano que viene a decir “el casado casa quiere”.  Y como casi todos los refranes es cosa cierta. Y también hay otro refrán seguramente  también debe de tener algo de cierto y que dice “el hombre a quien nadie envidia no es feliz”.

Ambos refranes y otros muchos que ahora no recuerdo, pero seguro que los hay, son aplicables al común de los mortales, pero en este caso creo que son aplicables al Amado Líder camarada Iglesias y a su compañera de vida, y de partido (esto también es lógico, porque escrito está que los que duermen en el mismo colchón son de la misma condición) y de escaño, Irene montero. Ambos al iniciar un proyecto de vida es de lo más lógico que quieran una casa para ellos y para sus futuros hijos.

Y continuando con la misma lógica, lo mas normal es que hayan hecho un calculo de sus posibilidades económicas y hayan buscado que una vivienda que se amolde a sus gustos, sus necesidades y sus posibilidades, también es normal y lógico que muchos que no tienen esos posibles económicos y nadie que se los preste, tengan algo de envidia de esta modélica pareja en lo personal  y en lo político.  Hasta ahí nada que criticar, si tienen dinero o algún que les preste lo normal es que se compren la casa de sus sueños, aunque no sé si sus sueños se quedan ahí o si hubiesen tenido mas dinero se hubiesen comprado una mas grande o mas lujosa o en mejor ubicación. Y el que no pueda que pase envidia, con lo cual la pareja Iglesias- Montero ya tienen casi todos los requisitos para ser felices.

Hasta ahora todo normal y lógico, nada criticable el que dos jóvenes con carrera y posibles se compren lo que les parezca.  Pero el problema no es su casa ni sus caprichos, el problema es que no estamos ante dos jóvenes cualquiera, sino ante dos “personajes” crecidos al calor de los “indignados del 15M”, dos líderes aupados con una hasta ahora perfecta operación de márquetin al más pero estilo capitalista arengando a las masas de posibles votantes a luchar contra todo y contra todos.

En su meteórica carrera no han dudado en arremeter contra todo y contra todos a los que llamaban de forma despectiva “la casta”. Me vienen  a la memoria unas declaraciones del Camarada Iglesias en las que a preguntas de la periodista defendía  su vida en Vallecas y criticaba de forma inmisericorde  diciendo  “A mí me parece más peligroso el rollo de aislar a alguien. Este rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalets, que no saben lo que es coger el transporte público o el precio de un café”.

Y para terminar de arreglar el desaguisado, el Gran Timonel se inventa un referéndum para que sus afiliados legitimen su entrada triunfal en la “casta”. Con lo cual la pareja podrá ser feliz en su nueva morada y comer perdices. Todo perfecto, todo menos la credibilidad del Camarada Iglesias, al que también sería aplicable otro dicho castellano, “has lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

De todo esto, lo único que me preocupa es el daño que la pareja ha hecho a la causa que dicen defender , porque a partir de ahora también le será de aplicación aquello de “si quieres conocer a mi Pablico, dale un empleico”.

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