En cuanto se descuida Albert Rivera le sale el lado más autoritario, el lado «fachilla», el lado populista, el lado iliberal o más cercano a Vox. Nada tiene que envidiar a Viktor Orban, Vladimir Putin o Matteo Salvini por citar unos cuantos iliberales. En cuanto se le hincha la vena del cuello le sale el Alberto Carlos de dentro y se lanza a proponer cuestiones que son contrarias a la propia Constitución. Y eso que dice ser del sector constitucionalista, salvo que se le ha olvidado decir que debe ser la Constitución de otro país y no España. Tan preocupado está porque los neofascistas que sí se presentan así le están quitando voto a espuertas que quiere pasarles por la derecha. Sólo a una mente carente del más mínimo sentido de Estado se le puede ocurrir prohibir la participación de los partidos regionalistas/nacionalistas.

Como ha dejado escrito en Twitter, es más, ha fijado el tuit para que se vea bien, quiere poner un umbral electoral del 3% a nivel estatal para que los partidos de carácter regional o nacionalista tengan representación en el Congreso de los Diputados, ni en la cámara regionalista que es el Senado (aunque aquí habría que ver cómo lo hace para impedir los designados por las cámaras regionales). “En cuanto lleguemos al Gobierno aprobaremos el corte del 3% y en el Congreso sólo estarán los partidos que tienen votos en toda España porque defienden el interés general. Ya basta de que el futuro de nuestro país lo decidan personajes como tú [Arnaldo Otegui] que solo trabajan para destruirlo” ha dicho Rivera. Y puede quedar muy bien en el papel, pero seguro que ni lo ha pensado, ni sabe lo que está diciendo en realidad. Es tan ignaro que no sabe que está destruyendo los valores democráticos que sustentan el marco de la democracia liberal que dice defender.

Que Rivera tiene un cerebro apto para aprenderse discursos y explicarse bien no se va a discutir, pero en cuanto ha de analizar, o pensar, el mundo se le desmorona alrededor. Tampoco es que esté muy bien acompañado, excepto algunas salvedades. Lo primero es que a nivel estatal poner un umbral del 3% cuando las circunscripciones son provinciales tiene difícil encaje constitucional. Se podría modificar la LOREG sí pero seguro los partidos nacionalistas/regionalistas presentarían un recurso al Tribunal Constitucional por aquello de que se cercenaría el sufragio pasivo, esto es, el derecho a poder presentarse defendiendo lo que se estime oportuno (libertad de expresión y pensamiento). Es evidente que Rivera, como el resto del trifachito, quiere cargarse a Bildu, ERC y lo que sea que se llame la gente de Puigdemont. Pero en ese esfuerzo se llevan por delante al resto de formaciones. No es algo que les importe porque en su cabeza no cabe que otras personas quieran defender en el Parlamento español cuestiones más regionales. No les entra porque para ellos España es una, grande y libre (de rojos y regionalistas).

Si tomamos como base las palabras de Rivera se verá que es una total incoherencia lo que dice. Tener votos en toda España no es indicativo de apostar por el bien común. De hecho Ciudadanos no apuesta por el bien común sino el del establishment y se presenta por toda España. Y el PNV ha demostrado sobradamente que ha tenido más sentido de Estado y ha garantizado el bien común siendo sólo vasco. Como ha hecho Compromís en numerosas ocasiones. A ello estos partidos, más CC o En Marea, le suman una preocupación por el terruño, como hacen diversos diputados con sus provincias de origen. Aquí quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Es más en el caso de Ciudadanos, da igual quien hable y desde donde hable, están siempre hablando de Cataluña y parece que el resto del país no existe. El bien común al final no es más que la suma de diversas voluntades que conforman un todo que es más que la suma de sus partes. El bien común se construye, al fin y al cabo, entre todos los que viven en un territorio dado, y vascos, valencianos y canarios son tan españoles como Rivera y su troupe naranja.

También la propuesta de Rivera afecta a la libertad. Que exista y pueda enviar sus representantes a una cámara estatal un partido regionalista es libertad política. Si supera, a veces con creces, el umbral electoral de la circunscripción ¿por qué hay que ponerle otro umbral que limite su libertad del sufragio pasivo? Ciudadanos no sacó ni el 3% en Euskadi la última vez, por ejemplo, pero quiere prohibir a quienes sí lo superaron que tengan representantes. Quiere cercenar la libertad y crear una desigualdad en base al territorio y no a otras cuestiones que podrían afectar a la Justicia. Es una propuesta inmoral y contraria a los valores liberales de esta supuesta democracia.

Y puestos a poner limitaciones ¿por qué dejarlo sólo en el 3% estatal y no situarlo en el 10 o el 20%? O ¿por qué no limitar la participación de aquellos partidos que no obtienen representación en el 90% de las circunscripciones? Así se quitaba a los regionalistas/nacionalistas. ¡Ah! Y también desaparecería Ciudadanos que en la mitad de España no logra representación. No se hace porque eso, en sí, es contrario al espíritu constitucional, atenta contra la igualdad porque hay exclusión intencionada, y no es tomada por consenso sino de parte y para favorecer a unos pocos. No hay ningún bien común. Además de las consecuencias políticas que tendría esa decisión. Seguro habría independencia de Cataluña y Euskadi de forma legitimada interna y externamente.

La verdad es que las propuestas del Rivera interior, ese fachilla, medio falangista, y amante de la democracia orgánica, al final no tienen ni pies ni cabeza y atentan contra los principios mínimos del liberalismo que dice defender. Porque no es liberal. De hecho no sabe ni lo que es porque hasta ni gracia hace cuando bromea que se hacía el dormido para no dar el biberón a su hija. No piensa antes de hablar y proponer estas cuestiones. Seguro que estaba con Girauta tomando copas y les salió aquello, tan cuñado, de “¿A que no te atreves a prohibir al PNV y Compromís?”, “¿Que no? Aguántame el cubata”. Y claro a base de cubatas el trifachito va haciendo propuestas autoritarias, fascistillas, reaccionarias y anticonstitucionales. Entre neandertales, prohibiciones, vuelta a la Reconquista, desconocimiento de la geografía, explotación de los vientres de las mujeres y estupideces varias el trifachito se está coronando como la peor generación de políticos de la Historia. Y Rivera parece que quiere campeonar entre los demás.

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