En el año 2014 saltó a la luz el escándalo del “caso Lava Jato” (lava coches) del blanqueo de capitales de la empresa estatal Petrobras que, con la mayor capitalización bursátil de toda Latinoamérica, abanderaba el auge de la emergente economía brasileña.

El escándalo «sólo» parecía un caso de blanqueo de capitales del Santander y otras entidades, pero, con el tiempo, se convirtió en el descubrimiento de la mayor red de corrupción de la historia brasileña que involucraba a bancos, políticos —muchos con cargos públicos— y empresarios de Petrobras, Odebrecht y otras empresas de construcción e ingeniería.

El importe del blanqueo de capitales de Petrobras ascendía a 10.000 millones de reales brasileños (4.400 millones de dólares) y se acusó acusa al Santander y otras entidades brasileñas e internacionales de crear cuentas y realizar transferencias a supuestas compañías de importación y exportación que actuaban como fachadas para el lavado de dinero proveniente de los sobreprecios y sobornos, según se colige de los documentos de la investigación judicial centralizada en la ciudad de Curitiba, de la que se encargaron inicialmente seis fiscales, y de la investigación policial con registros bancarios y escuchas telefónicas.

El importe de 4.400 millones de dólares blanqueados, según la policía, incluyen ingresos por evasión fiscal, narcotráfico y dinero presuntamente malversado en los contratos de Petrobras. El capital blanqueado fue a parar a políticos y empresarios que se hacían con “mordidas” en efectivo y regalos por los sobreprecios de los contratos de Petrobras. En la investigación se citan cuentas específicas de las entidades en Brasil y el extranjero.

Carlos Fernando Lima, portavoz del grupo de fiscales asignados al caso manifestó en su día que, por su experiencia, «no hay una operación de lavado de dinero tan grande sin que haya alguien de una institución financiera detrás. Es demasiado como para pasar desapercibido».

El Santander es propietario en Brasil del Banco Real, que le reporta, según las cuentas anuales de 2017, el 26% de los beneficios totales del grupo. Al mismo tiempo la entidad presidida por Ana Patricia Botín viene provisionando desde años atrás más de 2.500 millones de euros en Brasil por litigios, en su mayoría fiscales. Las provisiones en Brasil superan las de toda la Unión Europea. Son sintomáticas las dotaciones por pleitos laborales que superan los 600 millones de euros, máxime cuando el Santander ha sido recientemente sancionado por la inspección de trabajo brasileña por causar depresiones y ansiedad a sus empleados.

De igual forma, la depreciación del real del 20% ha causado trastornos al Santander que le han obligado a la utilización de artificios contables para poder dar resultados positivos el pasado ejercicio 2017, tal y como informamos en Diario16 al analizar las cuentas y la auditoría de PwC del año pasado.

Entre los efectos directos o indirectos del caso Lava Jato de Petrobras están, hasta la fecha, más de 130 condenas con un total de más de 1.360 años de cárcel contra más de 80 imputados entre senadores, diputados, ministros, empresarios, etc.

Las magnitudes del escándalo ascienden a más de 4.400 millones de dólares blanqueados y 8.000 millones desviados en sobornos a todo el espectro político de Brasil, más de 25.000 millones adjudicados en contratos irregulares, un agujero en Petrobras de más de 13.200 millones de dólares, una sanción de casi 1.800 millones de dólares a la petrolera brasileña por la SEC americana, etc.

La cuestión actual es la lucha existente en Brasil entre los políticos de todo el arco parlamentario que quieren que se eche tierra sobre el asunto y los que quieren que se termine por conocer toda la verdad entre los que se encuentra el encargado de la causa el juez Sergio Moro.

¿Cuál será el alcance final que tendrá la investigación del blanqueo de capitales para el Santander? ¿Se quedará este caso en “agua de borrajas” si finalmente vence en las elecciones el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro? ¿Tiene miedo el Santander de que venza el candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad,  se termine de destapar todo el escándalo y se instauren medidas contra la banca? Son preguntas que surgen sobre todo cuando es un hecho el apoyo de las élites religiosas, financieras y empresariales al hombre que ganó en la primera vuelta de las elecciones. Próximamente, hablaremos de Bolsonaro y la entidad presidida de Ana Patricia Botín.

El Santander y el blanqueo de capitales de las dictaduras

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