Dicen las estadísticas que en China han aumentado los divorcios por culpa del confinamiento que han sufrido a causa de la pandemia del COVID-19. En cuanto ha llegado a España las reacciones han sido igualmente fulminantes, con alguna situación que permite sacar una sonrisa. Que los maltratadores estén permanentemente con sus víctimas es terrible y por ello ha aumentado el número de llamadas para realizar consultas sobre malos tratos. Un hecho sumamente grave que no se ha tenido en cuenta en el Gobierno, en buena medida por la improvisación y la rapidez de instaurar el estado de alarma. Pero más allá de algo tan grave y que hay que señalar se producen situaciones que parecen sacadas de un meme o un chiste de los miles que hoy pasan de teléfono en teléfono sobre la insoportable convivencia en matrimonios al verse constantemente.

Los hechos que van a ser narrados a continuación han sucedido estos días atrás en un hospital de la provincia de Ciudad Real (no se nombra por cuestiones de privacidad y la imagen del artículo no es indicativa). Una pareja de personas mayores se encontraba con los síntomas propios del coronavirus. Tras verificar que ambos daban positivo en los test (esos que sí llegan a algunos sitios y otros no) el equipo médico decidió que lo mejor era que compartiesen habitación. Entendían los médicos que lo mejor para pasar este trance tan molesto era compartir habitación y que así tuviesen con quien hablar e, incluso, se pudiesen ayudar para ir al baño u otras situaciones de la vida en un hospital. Mucho mejor estar con tu marido o tu esposa que con un extraño que igual está peor. Viéndolo desde el lado más humano, ahora que muchas personas no pueden despedirse con una simple caricia de las personas más queridas que fallecen, la posibilidad de estar los dos juntos permitiría hacerse compañía antes de tomar la barca de Caronte.

Ni un día aguantaron juntos. Han sido las broncas tan enormes y los reproches tan agudos que al final el personal sanitario decidió separarlos y mandarles a habitaciones distintas. Reproches sobre quién contagió a quien y los típicos de personas que llevan muchos años casados y que al verse más se acentúan provocaron que les tuviese que separar para que el propio personal sanitario no tuviese que aguantar voces y peleas constantes. Ni con coronavirus se soportaron estar en un hospital ingresados.

No es broma y puede resultar hasta chusco y gracioso pero la realidad, como siempre, supera a la ficción. Lo que dejará detrás esta pandemia se verá en meses de divorcios o de recién nacidos, pero está claro que cuando no se llevan bien no se aguantan ni en un hospital con un virus que podría llegar a quitarles la vida. Una anécdota curiosa que seguro será similar a lo que pasa en cientos de casas. En algunas con terribles malos tratos, en otras con separaciones. En estos tiempos de preocupación, impotencia y confinamiento también hay cabida para las anécdotas graciosas o curiosas. Igual con este artículo han sacado una sonrisa y con eso ya se ha conseguido algo.

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