Con respecto a nuestras reiteradas informaciones sobre lo ocurrido en la compra del Banco Popular por el Banco Santander por un euro en Diario16 partimos simplemente de una realidad que conocemos, de unos hechos ciertos y de otros que para nosotros están pensados, reflexionados y, contrastados con mucha información recibida de fuentes diferentes, todas con mucho, mucho sentido y que, como consecuencia, nos sentimos con la obligación de publicar con la mayor ética humana y profesionalmente posible.

Me refiero a todo lo que ya hemos publicado muchas veces. Siempre que hablamos de este tema nuestra posición es muy clara: hay hechos que conocemos, hay documentación muy contundente y hay elementos, datos, evidencias que han de ser publicadas para nuestros lectores y que, por respeto y coherencia hacia esta cabecera histórica, que ha marcado un hito en el periodismo en este país, debemos seguir trabajando desde las pruebas que ya poseemos.

Respecto al valor del Banco, sabemos por fuentes muy solventes que están convencidos que ha habido un asalto para tomar el control, un intento de vaciamiento y finalmente una confiscación. Existen 300.000 accionistas muy perjudicados en lo económico, en lo físico y en lo moral, sobre todo en lo moral. Afortunadamente, gracias al trabajo de l@s profesionales de este medio, Diario16, hay cada vez más gente que conoce lo que ha ocurrido.

Buscamos con todos nuestras fuerzas y medios que eso se repare, en toda su amplitud, pero, fundamentalmente, que los accionistas reciban lo que se merecen y que se reconozca el valor del Banco, que, incluso para Saracho cuando publicó los resultados del primer trimestre, superaba los ¡¡11 mil millones de euros de patrimonio!! Sea ese el valor o el de los recursos propios de primera categoría, unos ocho mil millones (10 mil millones a día de hoy), por lo que los accionistas tienen que ser reparados patrimonialmente. Estaremos siempre trabajando con el fin de conseguir ese objetivo.

Precisamente por ese objetivo Diario16 y su empresa editora M.E.G. están dedicando todos sus esfuerzos y su patrimonio…, y casi, por qué no decirlo, la vida. Viene al caso comentar que ETA ya me amenazó con quitarme la vida y tuve que llevar una escolta de dos agentes de seguridad, coche incluido, del Ministerio del Interior. Gracias ministro Acebes, seguramente que evitaron el objetivo de la banda terrorista. Yo estaba amenazado por hacer periodismo, por contar lo que a otros les hubiera gustado que callara. Durante diez años me mantuvieron esa escolta y fue al ministro Rubalcaba al que, a través de un escrito personal seguramente registrado en el Ministerio del Interior y del que mantengo copia, le pedí que se me retirara dicha escolta por coherencia con la negociación de los acuerdos de paz y también por los recortes sociales que la crisis económica imponía al pueblo español, incluso cuando los bancos comenzaron los desahucios a los que con anterioridad ellos mismos habían confundido Eso también es solidaridad. El ministro agradeció el gesto, un gesto coherente con nuestro estilo de hacer periodismo. Durante esa época formé parte incluso en la lista a la alcaldía de Mondragón como independiente del Partido Socialista. La «lista de los locos» la llamaron por la situación de terror que ETA sometía a Euskadi. De nuevo un gesto, un gesto de coherencia de nuestro compromiso de hacer periodismo. A una persona así no se la puede doblegar fácilmente o amordazar con la retirada de los acuerdos de publicidad porque la coherencia, la libertad, la dignidad, la ética y la responsabilidad van más allá de aspectos que otros creen imprescindibles o únicos para entender la vida.

Creo en los principios, en la ética en los negocios. La ética no está reñida con el beneficio, señores del Santander. Lo único que está reñido con la ética son algunas formas de conseguirlo.

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