El artículo que escribo hoy va con la intención de polemizar en el debate de la precampaña electoral de Andalucía y por tanto con el  propósito que pudiese ser leído, comentado y criticado por el mayor número de futuros votantes, como les ocurre a todos los que exponen su pensamiento a la luz pública, aunque no pido en concreto todavía el voto para ningunas de las candidatas o candidatos,  dado que aún no estamos en plena campaña, sino en el debate previo, por lo que dejo a criterio del lector que adivine por dónde van mis preferencias aunque a pocas personas les interesará.

Reconozco que es más que probable que ni Susana Díaz (PSOE), ni Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía), ni Juan Marín (Cs), ni Moreno Bonilla (PP), e incluso ninguno de los demás candidatos que se presenten para dirigir la Junta de Andalucía,  lleguen a leer lo que escribo porque es imposible que puedan conocer  todo lo que se dice de ellos en la enorme cantidad de material que se publica en los medios de comunicación de masas, prensa, radio, TV y redes sociales.

Inmersos en la precampaña de las elecciones en Andalucía, la tarea de las izquierdas, según mi opinión, los pensionistas, clase trabajadora, juventud, junto a sectores feministas, ecologistas y demás fuerzas que representan el progreso es de forma inmediata y urgente impedir que ganen las Derechas apoderadas por PP, C’s y Vox que se disputan la herencia de la negra reacción franquista, el conservadurismo, el retroceso y los recortes que venían aplicando cuando el PP gobernaba.

Pienso que debemos rechazar cualquier obstáculo que pueda ser colocado ante esta tarea y toda nuestra energía tiene que dedicarse a analizar, debatir y comprender el panorama político, social y económico al que nos enfrentamos, participando activamente en este ejercicio democrático que se nos abre. Porque es importante entender que la lucha contra la extrema derecha emergente, tanto aquí como en toda Europa e incluso en América, donde el neofascista de Bolsonaro (PSL), que pasa por la Derecha a Trump, ha ganado las elecciones del 28/10 en Brasil por un 55,18 % de los votos, derrotando a Haddad (PT) que queda con un 44,82 % por lo que esos procesos no terminarán ni allí ni aquí el día de las votaciones del 2/12, sino que en realidad, se agravarán en el próximo periodo.

Nos enfrentamos a un año electoral intenso y,  por tanto, las luchas continuarán, porque hemos entrado en una nueva época de agonía lenta del capitalismo y para que nuestra victoria sea definitiva es fundamental entender los errores de las izquierdas para luchar por corregirlos, pues será una de las principales condiciones para superar estos límites y avanzar hacia la victoria en las siguientes confrontaciones.

Hemos visto en toda Europa que los gobiernos socialdemócratas no han roto con la esencia de las políticas “neoliberales” de recortes y por tanto han ido fracasando en cada uno de los países, excepto en honrosas excepciones como Portugal, Grecia y pocos más, aunque después claudican ante las presiones, pero ahora entramos en un nuevo escenario económico, con una anunciada desaceleración, que nos coloca ante un reto de cambiar esas políticas de recortes y austeridad que el capitalismo impone tras sus crisis cíclicas estructurales, que han  sido las causas principales del estancamiento, el empobrecimiento y el desmantelamiento del llamado Estado de Bienestar.

Esos procesos de sumisión se dieron en un contexto donde hubo una adaptación profunda al sistema político de la burguesía que ha venido practicando métodos obscuros, corruptos y de saqueos a las arcas del Estado para hacer una política y una legislación sumamente favorable a la clase dominante, principalmente a sus banqueros corruptos,  pero muy perniciosa para la clase trabajadora y capas medias. Por eso es preciso derrotarlas impidiendo que retorne la radicalizada derecha.

En Europa estamos viendo que la alianza de la socialdemocracia con partidos corruptos de derechas ha sido la causa de su desgaste,  pues la podredumbre del sistema ha contagiado, se ha extendido y ha involucrado a parte del estamento político, atrapando en sus redes a parte de la socialdemocracia,  agravado por la prolongada crisis internacional y sus contradicciones inherentes al capitalismo mafioso ante el que han sucumbido, como son la brutal concentración de la propiedad privada y las fronteras nacionales.

Esa fantasía de la burguesía de seguir utilizando a la socialdemocracia permanentemente como muleta para salvar a sus banqueros y perpetuar sus ganancias se agravó de forma trágica con la sentencia de la Gurtel que condenaba al PP, terminando con la ilusión de Rajoy de salir indemne del trance y perdió la Moción de Censura, que los ha dejado noqueados y en descomposición.

Esa situación, junto al colapso del bipartidismo, la crisis territorial catalana, los inicios de las luchas sociales y otras adversidades que se otean en el horizonte, hacen confirmar lo que dicen algunos analistas y politólogos que se ha roto el Pacto del 78, visiblemente interpretado por el encontronazo entre Casado y Pedro Sánchez en el Parlamento, cuando el vocero del PP acusó al Presidente del Gobierno de “ser responsable y participe del golpe de Estado que se está perpetrando en España”. Eso representa una ruptura clara entre ambas fuerzas dinamitando las relaciones entre Pedro y Casado aunque se quiera matizar y aminorar entre “lo personal y lo político”.

Por otra parte, las masas del movimiento obrero empiezan a  impacientarse y calentarse saltando a las luchas, porque quieren que se pase ya de las promesas a los hechos concretos. Aunque existe una polarización a Derecha e Izquierda, las movilizaciones expresan un proceso de reorganización y fortalecimiento de las izquierdas, aunque todavía algo lento, confuso y contradictorio.

A pesar de ese incipiente resurgir de las organizaciones de Derechas, bastante bien publicitadas con un cierto método de propaganda por los Mass Media (algunos fingidamente en contra pero dedicándoles espacios desaforados) que es favorable a la clase dominante, el conjunto de las izquierdas sigue representando una abrumadora mayoría de la sociedad, porque existe una clara indignación popular que exigen eliminar la contra-reforma laboral,  los recortes que llevó a cabo Rajoy y demás legislación reaccionaria.

Los trabajadores empiezan a ser cada vez más críticos incluso con sus direcciones sindicales y también políticas, para que se liberen de la “hipoteca de los pactos sociales sin contenidos” y se pongan al frente de las luchas para exigir las reivindicaciones sociales de forma unida y organizada, pues el pacto social está muerto y se necesita su renovación y actualización.

La clase menos favorecida ha sufrido la amarga experiencia del terrible gobierno del PP en el último periodo, con el paro masivo, empeoramiento de las condiciones de trabajo y de vida familiar, el incremento de la represión sindical y social, el aumento desaforado de la desigualdad y el castigo injusto a los sectores más pobres de la sociedad.

El  brutal ataque a los Derechos Sociales y sindicales ha restringido de forma severa el proceso de reorganización de la lucha sindical, afectando también al político, al crearse una cierta confusión y apatía que se reflejaba en la abstención en anteriores convocatorias electorales que posiblemente cambie en las próximas confrontaciones, expresando un mayor grado de participación en las urnas y en las calles.

La presión del voto útil acababa desviando gran parte de los votos potenciales de las izquierdas, porque existía un “bipartidismo imperfecto” como el vivido durante años, pero ahora se ha dado  una mayor pluralidad y el teórico centro ha desaparecido. Vemos el ejemplo de Andalucía, donde se enfrentan cuatro fuerzas principales PP y C’s como representantes históricos de las derechas, que han girado hacia su extremo neofranquista intentando tapar el hueco que pudiera quedar para el nuevo adversario Vox.

Por la otra parte, el PSOE dirigido por Susana Díaz  y Andalucía Adelante que lidera Teresa Rodriguez, que se disputan ambas fuerzas el voto de izquierdas, deberían aplicar una táctica común de no agresión tácita, porque el objetivo que esperan los votantes de izquierdas es derrotar ampliamente a esas derechas reaccionarias que tan amargos recuerdos represivos nos dejaron.

La constante histórica que representa el voto de la izquierda al mantenerse durante años el PSOE en la Junta de Andalucía es una confirmación de que este pueblo trabajador, maltratado y sufridor podrá dar de nuevo la oportunidad para un giro más a la izquierda, como demuestran las encuestas del C.I.S de Octubre de 2018. A la pregunta: ¿Cómo se definiría usted en política?: Un 58,6 % de izquierdas. Un 30,7% de Derechas. Un 10,7 % Apolítico o N/c.

El carácter tan reaccionario de las candidaturas de C’s y PP es cada vez más profundo,  con su competencia atroz de las “tres facciones” en disputa que es posible y probable que las izquierdas les hagan morder el polvo en las urnas una vez más a esos impresentables, que siguen sin condenar clara  y expresamente el golpe de Estado de Franco, demostrado con su abstención en el Parlamento ante la propuesta de exhumación de la momia y sus discursos guerracivilistas.

Según mi punto de vista, en Andalucía se podría iniciar la creación de las bases para una alternativa de izquierdas que fortalezca el proceso iniciado entre PSOE y Podemos a escala Federal que potencie una posible alianza de las fuerzas de progreso e iniciar una Segunda Transición al Socialismo, siempre y cuando Susana entienda la necesidad de evitar el pactos “contra natura”.

Esa es una de las principales tareas que pesa sobre los hombros de las direcciones de izquierdas, en Andalucía, que podríamos interpretar como unas primarias de las municipales, europeas y generales del próximo año, explicando sus programas, sus métodos, sus estrategias y tácticas que debieran representar un giro a la izquierda con claridad.

En la campaña que comenzará en unos días debe quedar claro, qué partidos defienden a los capitalistas y cuales a la clase trabajadora y a los sectores más oprimidos y explotados, porque son momentos de lucha y compromiso y no de desesperación, desalientos y abstenciones. Es el momento de actuar en las urnas, pero también de tomar las calles y plazas cuando el momento lo requiera.

Debemos estar alertas y tomar posiciones, encuadrándonos cada trabajador en el sindicato, partido u organización que sea más próxima a sus su ideología o punto de vista,  para reconquistar los espacios que nos han arrebatado las derechas durante los años duros de la reacción del PP.

Pero también y principalmente es responsabilidad de las Direcciones de los partidos de izquierdas en liza, convencer a los votantes, ganar sus mentes con argumentos y razonamientos programáticos, para entrar de lleno en la batalla por la Democracia, la Libertad, la Ética y la Justicia social.

Debemos explorar la senda que nos permita  construir las bases de una confluencia de  las izquierdas que nos haga avanzar en base al socialismo científico hacia la conquista de una vida mejor para toda la sociedad, pero empezando por los más desfavorecidos, recordando una y mil veces que: “solo el pueblo podrá salvar al pueblo” porque el capitalismo no nos ofrecerá ningún futuro.

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