Fuente: Yolanda Díaz

Muchas personas se preguntarán sobre la paradoja de que el Frente Amplio se presente con cinco mujeres a la cabeza y ni exista nada menos feminista. Ideología de género mucha, pero feminismo nada. Y no, no son cosas similares, ni compatibles. Bien al contrario son antagónicas porque mientras el feminismo lucha contra el patriarcado, la ideología de género (o generismo) es un arma del patriarcado -como bien dice el libro de Kajsa Ekis Ekman que se publica la semana que viene (Sobre la existencia del sexo, Cátedra). Cinco mujeres y nada de feminismo. Vamos como si se hubiesen juntado cinco mujeres de Vox… o casi.

Mujerismo y epicleras

A lo largo de la historia ha habido mujeres que han tomado el mando de sus grupos tribales, de reinos, imperios o estados-nación. Ello no indica que el patriarcado estuviese ausente –todos esos libros de supuesta antropología intentando hacer ver lo que no es son un producto más del engaño-, bien al contrario. En ocasiones esas mujeres estaban al mando no tanto por sus condiciones o acciones propias, que pudo darse algún caso, como por ser la representación de la clase dominante o una fracción de ella. Bien fuese una casta, bien fuese una tribu, bien fuese una tendencia religiosa. Esas mujeres eran conocidas como epicleras. Entre las presentes ayer en Valencia alguna que otra hubo. Gobernar por persona interpuesta que se dice.

También existe, especialmente desde que las mujeres decidieron pedir la igualación con los hombres en derechos y libertades, porque la obligaciones parecen no habérselas quitado, el llamado mujerismo (lean a Amelia Valcárcel para conocer más sobre el tema). O lo que es lo mismo, colocar a mujeres en puestos relevantes institucionales pero sin capacidad de mando, o con esa capacidad limitada. Esto lo hacen todos los partidos políticos, todos. En ambos casos no hay feminismo por mucho que estén mujeres al mando (Margaret Thatcher, Indira Ghandi, Kamala Harris, son ejemplos de todo lo dicho). Es más si se fijan en la derecha, en cuanto una mujer ha decidido tener cierta autonomía, la acosan (y no es la primera vez, a otra le sacaron cremas).

Ideología de género contra las mujeres

Las cinco mujeres que ayer estaban en Valencia dicen ser autónomas, en algún caso lo pueden ser, pero desde luego no son feministas. Las cinco, no una, ni dos, ni tres, sino todas atentan contra los principios básicos del feminismo. Y todo porque las cinco son producto de ese engendro postmoderno que ha derivado en ideología de género. Ese ser mujer sentido. Ese respeto por cualquier forma cultural pese a ser simbólica y prácticamente un atentado contra la autonomía de las mujeres. A ver, llevan dos siglos las feministas intentando quitarse de encima las sotanas como para entregarse al hijab. Y lo peor es que aún tienen a Ione Belarra e Irene Montero en la recámara –llorando ahora, sí-.

Y esto no es lo peor. Ada Colau es partidaria de legalizar el proxenetismo, vamos a los chulos. Mónica Oltra también y además es muy partidaria de la explotación de las mujeres mediante los vientres de alquiler. Mónica García también es partidaria, hasta que se demuestre lo contrario, de que hombres con barba y cipote de aquí a Salamanca sean considerados mujeres porque así lo sienten. Y Yolanda Díaz, ya saben, dice que todo es muy complejo. Normal que un grupo de mujeres les haya gritado “reaccionarias”. Aunque igual se han quedado cortas porque los tradicionalistas y la bandera de San Andrés les pasan por la izquierda.

Miedo en las clases populares

Hasta la fecha no es que se hayan mostrado muy amables y partidarias del feminismo, pero con las clases populares tampoco. Ese pijismo postmodernito y progre de Malasaña es algo que espanta a la clase trabajadora y a buena parte de la clase media. Sienten miedo porque ya se han dado cuenta que hacen un discurso de verbo izquierdista pero a la vuelta de la esquina está la CEOE con la daga preparada. De derogar la reforma laboral a vayan preparando el culo que les van a dar. O de luchar para que no haya desahucios (cuando menos algunos tipos) a echar a la calle a una familia con tres hijos porque no pueden pagar la hipoteca y ellas estar comiendo el tofu ese que anuncia Alberto Garzón.

Como imagen-espectáculo es un buen intento. Los medios posmo-progres babean y tienen orgasmos, los medios de la derecha ya venden (ayer mismo siete u ocho columnas) que acabarán con Pedro Sánchez y las clases populares palpándose el cuerpo para ver si no les han robado la cartera. Porque mucho espectáculo y palabras bonitas, pero hoy como ayer los que están palmando y pagando el roto y el descosido son los mismos. Mucho discurso aparente y engolado pero con las cosas del comer sí que juegan esas cinco… y con las vidas de millones de mujeres.

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