Como se pregunta en el titular ¿a alguien le ha sorprendido la declaración de Antonio Caño, ex-director de El país? ¿Sí? Pues o no está en el mundo, o no ha leído el periódico, o es un analfabeto funcional. Porque otra cosa no, pero en esa época El país fue muy claro en editoriales y columnas de opinión. Y el tiempo les ha dado la razón en parte.

Caño ha dejado escrito en la red Twitter lo siguiente: “Hace cuatro años intentamos evitar desde El País el pacto de Sánchez con populistas y separatistas porque creíamos que eso era malo para la izquierda y para España. No nos creyeron”. Y bastante lo intentaron, sacando toda la artillería intelectual de la que eran capaces para deslegitimar ese pacto que tan perjudicial está siendo para el PSOE, especialmente. No había día en que desde los editoriales no se indicase que acostarse con Unidas Podemos iba a traer inestabilidad y peleas; o que tragar con los secesionistas iba a suponer un problema para el gobierno y el Estado.

Por tanto no ha dicho nada que no se supiese, salvo que usted viva en un mundo paralelo o sea tan sanchista que sólo se informe por los grupos internos del PSOE. Como ha explicado posteriormente, los medios pueden tomar la línea editorial que desee, explicarla y defenderla. Esto es así para todos los medios y los que digan que son prístinos mienten. También Pedro J. Ramírez, ejerciendo de la voz de su ama, defendió una coalición Ciudadanos-PSOE cuando sumaban 180 diputados y a nadie le extrañó. Una coalición que estaba dispuesto a firmar el propio Pedro Sánchez –no se dejen engañar-. Luego se puede tener mala leche y titular como Infolibre: “El exdirector de ‘El País’ Antonio Caño admite un plan para «evitar» que se formara el gobierno de coalición”.

No hubo un plan sino un intento de influir en los socialistas –que siempre han sido lectores del periódico de Prisa-, especialmente en los que más vínculos tienen con el periódico (por columnas de opinión, desayunos y libros) para hacer recapacitar a Sánchez. Generar un estado de opinión de corte socialista para imposibilitar ese acuerdo. Un acuerdo, cabe recordar, que Sánchez negó siempre (no podía dormir con Podemos en el gobierno) y hasta prometió no traspasar las líneas rojas del pacto con secesionistas y Bildu. Por tanto Caño no estaba haciendo sino lo que dijo Sánchez que no haría. Su línea editorial, esa que ahora han cambiado contratando al ex-vicepresidente segundo, para aparentar ser más progres, en el sentido malo de la palabra.

Nada nuevo bajo el sol mediático. O ¿es que los medios podemitas no están todos los días señalando al PSOE como el gran traidor, el colaborador de las élites, apoyando la prostitución, los vientres de alquiler, el borrado de las mujeres y señalando a las socialistas que defienden lo contrario? ¿Eso no es un plan? ¿Eso no es una campaña orquestada? Siguen su línea editorial, pero como no lo dicen abiertamente parece que molesta menos. Que Odón Elorza salga a quejarse es de chiste, con la de cosas que le han tapado esos mismos medios, debería intentar no ejercer ese fariseísmo. Todos lo hacen y salvo que Marhuenda e Inda queden en un baño privado para tocarse el uno al otro y conchabarse, no parece que exista una conspiración. Ni de El país, ni de La razón.

Visto lo visto ¿no tenía razón Caño? El daño al PSOE es más que evidente en todas las elecciones que se han producido (bajada en todas las regiones, en algunas con humillación de ser tercera fuerza, salvo en Cataluña y por el golpetazo de Ciudadanos). A Sánchez le ponen pegas más allá de la Unión Europea, incluyendo gobiernos Latinoamericanos. Ahora intenta resarcirse con la cumbre de la OTAN. Pero lo peor del gobierno son las peleas constantes entre las dos partes de la coalición. En realidad, más por una parte que por la otra.

Ni la salida de Pablo Iglesias, tras comerse un mojón en la Comunidad de Madrid, ha hecho decaer el enfrentamiento. No falta el día en que cualquiera de las ministras de Unidas Podemos no estén diciendo que las cosas sociales (aunque no sean de su competencia) son gracias a ellas. No falta el día en que la mininistra Idoia Belarra, que se debe aburrir mucho, no critique a la ministra de Defensa o vaya de lista señalando que hay una huelga del metal en la que hay que tomar en consideración lo que dicen los trabajadores, justo cuando la ministra Reyes Maroto está solventando el problema (como ha sucedido con Siro). Ahora se intentará colgar la medalla. ¿Qué gobierno puede resistir frente a la opinión pública si el primer enemigo lo tiene dentro? Si fuesen comunistas de verdad (como eran antes en IU) habrían dimitido de no estar de acuerdo o serían más leales a la coalición.

Y qué decir del superdoctor y mesías de las izquierdas mundiales, único ser en el mundo que tiene todo el conocimiento, que no hay día en que no atice al Gobierno, parte PSOE claro, y marque la agenda de Podemos. Ahora ya le cae mal a la que ÉL mismo puso de sucesora. ¿Será que quiere poner a la madre de sus hijos en otra muestra más de nepotismo y de carencia de cualquier ética? Parece que Caño por ese lado tenía razón en su preocupación. Al fin y al cabo, los socialistas no son más que fascistas moderados según toda la morralla podemita de las redes sociales. Y las feministas del PSOE unas cisfascistas. Y las feministas que ya no apoyan a ninguno de los partidos unas neorrancias hijas de José Antonio. Y así hasta la derrota final de todo el Gobierno. Igual Caño, y muchos otros que ya lo dijeron en ese momento, tenía razón.

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